Desde la perspectiva del
desarrollo sostenible de la Amazonía, la Zonificación debe trascender
los límites de la concepción tradicional de este proceso. Una visión
sectorial, agraria, economicista o urbanista, por ejemplo, puede
inducirnos un esquema parcial del uso de la tierra, marginado otras
alternativas, como por ejemplo la conservación de la diversidad biológica,
el ecoturismo, la piscicultura, u otra de acuerdo al potencial de la zona.
La visión sectorial limita y no garantiza su contribución al desarrollo
sostenible de la Amazonía. En tal sentido, la
Zonificación en la Amazonía debe incluir todas las variables físicas,
biológicas y socioeconómicas, en el marco de una concepción holística
y sistémica de la realidad. En el proceso de zonificación se establecieron tres etapas (Figura 1): una primera fue identificar unidades relativamente homogéneas desde el punto de vista ecológico (comprende las variables físicas y biológicas) y socioeconómico, con el propósito de facilitar su posterior evaluación para diferentes alternativas de uso sostenible del territorio y de sus recursos naturales. A estas unidades relativamente homogéneas se les denominó Unidades Ecológicas Económicas (UEE). Cada UEE significa, en términos prácticos, una porción del territorio que presenta tanto las mismas características físicas y biológicas como socioeconómicas, que lo hacen diferente, en algún aspecto, al resto del territorio. La segunda etapa fue evaluar cada Unidad Ecológica Económica (UEE) con diversos criterios, con el propósito de encontrar los usos más apropiados de acuerdo a sus potencialidades y limitaciones. Los criterios utilizados fueron los siguientes:
Figura
1: Esquema metodológico para ZEE del área de influencia
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