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CAPITULO XVI
OBSERVACIONES SOBRE LA ZOOLOGIA DE LA REGION AMAZONICA

A. MAMIFEROS

A pesar de la exuberancia de la vegetación, que cabría suponer que proporciona sustento, directa o indirectamente, a todo tipo de vida animal, el valle del Amazonas es notablemente deficiente en animales grandes, y por lo que respecta a los mamíferos tiene en general un número menor, tanto de especies como de individuos al de cualquier otra parte del mundo de igual extensión, a excepción de Australia. Tres especies pequeñas de ciervo, que sólo se encuentran raramente, son los únicos representantes de los vastos rebaños de incontables especies de ciervos, antílopes y búfalos que tanto abundan en Africa y en Asia, y de las cabras y ovejas salvajes de Europa y Norteamérica. Sólo el tapir ocupa el lugar de los elefantes y los rinocerontes del viejo mundo. Dos o tres especies de felinos grandes, y dos especies de jabalíes, con el capybára*, y el páca (Hydrochoerus hydrochaeris y Agouti paca), comprenden casi toda la caza mayor; y estos se hallan muy esparcidos en una gran extensión de terreno, no encontrándose nunca en tan gran número como los animales que los representan en otras zonas del mundo.

Esas criaturas singulares, los perezosos, los armadillos o los osos hormigueros, se hallan muy generalmente distribuidas, pero sólo se encuentran individualmente y muy alejados unos de otros. Los pequeños agutis (Dasyprocta sp. (N. del T.)) son quizá bastante más abundantes; pero posiblemente los únicos animales que se encuentran en gran número son los monos, numerosos tanto en especies como en individuos, y los únicos mamíferos que dan algún grado de vida a esas selvas impenetrables que parecen peculiarmente adaptadas para su desarrollo y multiplicación.

Encontré veintiuna especie de estos animales, pero no tuve oportunidad de examinarlas todas. Existen más; pero es necesario residir algunos años en cada lugar para encontrarse con todos los tipos diferentes de monos. Incluyo una lista de las especies con los lugares en que se encuentran.

MONOS QUE SE ENCUENTRAN EN EL AMAZONAS Y EN EL RIO NEGRO

1. Mycetes seniculus (1), Geoff.; en el Río Negro y la orilla septentrional del Amazonas.
2. Mycetes caraya (2), Gray; en el Alto Amazonas.
3. Mycetes beelzebub (3), Br. Mus.; Pará.
4. Lagothrix humboldtii (4), Geoff.; Alto Amazonas y oeste del Río Negro.
5. Ateles paniscus, Geoff.; Guayana, orilla norte del Amazonas y este del Río Negro.
6. Cebus apella, Erxl. (?); Amazonas y Río Negro.
7. Cebus gracilis, Spix; Río Negro y Alto Amazonas.
8. Callithrix sciureus (5), Geoff.; todo el valle amazónico.
9. Callithrix torquatus (6) (amictus, Geoff.); Alto Río Negro.
10. Callithrix personatus (7), Geoff.; orilla sur del Alto Amazonas.
11. Nyctipithecus trivirgatus (8),Humb.; Alto Río Negro.
12. Nyctipithecus felinus, Spix; Alto Amazonas.
13. Pithecia irrorata (hirsuta, Spix); orilla sur del Alto Amazonas.
14. Pithecia____________, norte del Alto Amazonas.
15. Brachiurus satanas, Br. Mus.; Guayana, orilla este de Río Negro.
16. Brachiurus oakary, Spix; Alto Río Negro.
17. Brachiurus rubicundus (9), Isid.; Alto Amazonas.
18. Brachiurus_____________, lado sur del Alto Amazonas.
19. Jacchus bicolor (10), Spix; norte del Amazonas y Río Negro.
20. Jacchus tamarin (1 l), Br. Mus.; Pará.
21. Jacchus n.s., Alto Río Negro.

(1) Actualmente Alovatta seniculus (mono aullador o "coto mono").
(2) Alovatta caraya.
(3) Ateles beelzebub (mono araña o "maquisapa")
(4) Lagothrix lagotricha (mono "choro").
(5) Saimiri sciureus (mono "Fraile").
(6) Callicebus torquatus.
(7) Callicebus personatus.
(8) Aotus trivirgatus. (N. del T.)
(9) Cacajao calvus var. rubicundus.
(10) Callithrix jacchus.
(11) Desmodus sp. (N. del T.)

 

De los anteriores, los siete primeros tienen colas prensiles, carácter que sólo se encuentra entre los monos de América. Los aulladores, que constituyen el género Mycetes, son los más grandes y poderosos. Tienen un vaso óseo situado debajo de la barbilla y un fuerte aparato muscular en la garganta, que les ayuda a producir el potente sonido ululante del que deriva su nombre, dando la impresión de que un gran número de animales estuvieran gritando en concierto. Sin embargo no es así; sólo un macho adulto produce el gemido, que suele oírse generalmente por la noche o cuando se aproxima la lluvia.

La lista anexa de los otros grandes mamíferos de la región amazónica servirá para confirmar la afirmación de la extrema pobreza de estas regiones en esa clase de animales. Debido a la pérdida de mis notas y ejemplares, muchos de los nombres específicos son dudosos: los marco con los signos ¿-?
Phyllostorna hastatum. Es un murciélago común en el Amazonas, y creo que el único que hace un gran daño a los caballos y ganado al succionar su sangre; también ataca al hombre si tiene la oportunidad. Las especies de murciélagos chupadores de sangre parecen ser numerosas en el interior. No habitan en las casas, como muchos de los murciélagos frugívoros, sino que entran en ella al anochecer por cualquier abertura que puedan encontrar. Generalmente atacan la punta del dedo gordo del pie, o a veces cualquier otra parte del cuerpo que se pueda ver expuesta. Yo he sido mordido dos veces, una en el dedo gordo del pie, y la otra en la punta de la nariz; en ningún caso sentí nada, despertando cuando la operación había terminado: es totalmente desconocido todavía el modo en que lo hacen. La herida es un agujero redondo y pequeño, cuya hemorragia es muy difícil de detener. No puede ser un mordisco, pues eso despertaría al durmiente; parece ser más probable que sea una sucesión de suaves arañazos con el borde afilado de sus dientes, desgarrando gradualmente la piel, o una trituración con la punta de la lengua hasta que se produce el mismo efecto. A mi hermano le mordieron con frecuencia, y opinaba que el murciélago aplicaba uno de sus largos colmillos a la zona, y volaba alrededor de éste como un eje, hasta que el diente, actuando como una lezna, taladraba un pequeño agujero; al mismo tiempo, las alas del murciélago sirven para abanicar al paciente y producirle un sueño más profundo. El despertó varias veces mientras el murciélago estaba mordiéndole, y aunque el animal escapó inmediatamente, tuvo la impresión de que la operación se había realizado de la manera antes descrita. Muchas personas se ven particularmente molestadas por los murciélagos, mientras que otras se ven libres de sus ataques. Un viejo mulato de Guia, en el alto Río Negro, era mordido casi todas las noches, y aunque con frecuencia había media docena más de personas en la habitación, era el objetivo favorito de las atenciones de los animales. En una ocasión vino hasta nosotros con semblante dolido y nos dijo que pensaba que los murciélagos querían comerle completamente, pues tras haber cubierto las manos y los pies, habían bajado por detrás de la hamaca, de red abierta, y atacando la parte más prominente de su persona, ¡le habían mordido a través de un agujero en sus pantalones! No pudimos evitar reímos ante la catástrofe, pero para él no era asunto de risa.

El Señor Brandão, de Manaquery, me dijo que tuvo una vez en su casa a una joven india que se veía muy sometida a los ataques de los murciélagos. Al final estaba tan debilitada por la pérdida de sangre que se temió por su vida si los murciélagos seguían atacándola; fue necesario enviarla a un lugar distante en donde no abundaban estos animales sedientos de sangre.

La herida que hacen es muy difícil de curar, especialmente si está en el lugar usual, la punta del dedo gordo del pie, siendo imposible ponerse el zapato durante uno o dos días, con lo que se llega a la conclusión de que, tras la primera vez en la que puede atraer la curiosidad del hecho, el que a uno te muerda un murciélago es algo muy desagradable. Sin embargo, raramente entran en una habitación iluminada, y por esta razón es casi universal la costumbre de dejar encendida una lámpara toda la noche.

Tapirus americanus (Tapirus terrestris actualmente. (N.del T.)),. El tapir es común en toda la zona amazónica, pero no abunda en ningún lugar concreto. Se alimenta de hojas y de muchos tipos diferentes de frutas, haciendo a veces un gran daño a los campos de mandioca de los indios. Su carne es muy buena, se considera un alimento saludable, y se dice incluso que es un remedio para las fiebres intermitentes. Es un animal muy tímido, que deambula principalmente por la noche. Cuando un indio descubre un lugar en el que se alimenta, construye una plataforma entre los árboles, a unos ocho pies de altura, y se queda allí desde poco después del anochecer armado con una escopeta o con el arco y las flechas. Aunque es un animal pesado, el tapir camina con la ligereza de un gato y sólo se puede oír que se aproxima por el suave crujido de los arbustos; el más ligero sonido u olor lo alarma, por lo que el indio se queda quieto como si estuviera muerto durante horas, hasta que el animal se aproxima lo suficiente para dispararle, o hasta que al oler a su enemigo se va en otra dirección. He acompañado algunas veces a los indios en estas expediciones, pero siempre sin éxito.

Coassus nemorivagus.

C. rufus.- Son los pequeños ciervos blancos y rojizos de los bosques, que se encuentran en todas partes del Amazonas. Tienen unos cuernos muy pequeños y sin ramificaciones.

¿Mazama campestris? (Las dos especies de ciervo de la Selva Baja reconocidas actualmente son Mazama americana ("venado rojo") y Mazama guazoubira ("venado gris")).- El "Viado galera" o ciervo de cuernos del Río Branco, pertenece probablemente a esta especie. Tiene cuernos pequeños y ramificados y habita en las llanuras abiertas, nunca en la espesura del bosque.

Dicotyles taiaçu (Probablemente el Tayassu tajacu actual ("sajino", en Perú)). El jabalí más pequeño. El taititú de los indios.

¿D. labiatus? (Tayassu pecari ("pecari" o "huangana")).- La especie más grande, llamada "taiaçu" por los nativos.

Parece existir también una tercera especie, del mismo tamaño que el último.

¿Arctopithecus flaccidus? (Probablemente Género Bradypus) Preguiça real. M, (Lingoa Geral). El perezoso grande.

Bradypus torquatus. Ai, (Lingoa Geral).- No son infrecuentes estas y otras especies de perezosos. Se alimentan exclusivamente de hojas, prefiriendo las del Cecropias. Son atacados con frecuencia por el águila harpía; y también los comen los indios.

Myrmecophaga jubatta (Myrmecophaga tridactyla. (N. del T.)). Tamanduá assu, (Lingoa Geral). "El oso hormiguero grande". Este animal es raro pero está muy distribuido. Cuando llueve, pone su larga y poblada cola sobre el lomo y se queda quieto; los indios, cuando encuentran uno, mueven las hojas, con lo que el piensa que está lloviendo y se tapa con la cola, de modo que los indios tienen la oportunidad de matarle de un golpe en la cabeza con un palo. Se alimentan de termitas grandes, u hormigas blancas, desgarrando con sus poderosas garras la tierra y la madera podrida en las que hacen sus nidos. Los indios afirman categóricamente que a veces mata al jaguar, abrazándolo y clavándole sus enormes garras, hasta que mutuamente se destruyen uno a otro. También afirman que estos animales son todos hembras, y creen que el macho es el "curupíra", o demonio de los bosques: probablemente este error se debe a la organización peculiar del animal. Vive siempre sobre suelo firme.

¿Tamandua tetradactylus? (Tamandua tetradactyla).- El oso hormiguero pequeño de cola prensil. Este animal es totalmente arbóreo, alimentándose de las termitas de los árboles; no hace nidos y duerme en la orquilla de un árbol con la cabeza doblada bajo el cuerpo.

Cyclothurus didactylus (Cyclops didactylus) Tamanduái, (Lingoa Geral).- El oso hormiguero pequeño de pelo sedoso, es arbóreo y bastante abundante. Hay otra especie mucho más pequeña y blanca como el algodón; pero es rara y nunca lo encontré.

¿Priodonta gigas? (Priodontes maximus) Tatuassú, (Lingoa Geral).- El armadillo grande. Bastante escaso.

¿Tatusia septemcinctus? Tatu, (Lingoa Geral).- Esta, y otras especies muy pequeñas son las que más abundan en la región Amazónica, pero es muy difícil conseguirlas sino se cazan con perros. Son comestibles todos los tipos, y su carne es muy blanca y delicada.

Didelphis_____________. Zarigüeya. Mucúra (Lingoa Geral).- Hay varias especies. Frecuentan la vecindad de las casas y atacan a las aves de corral. Llevan a las crías en una bolsa abdominal, como los canguros, y llevan su pequeña cola prensil enrollada en tomo a la de la madre.

Hydrochaerus capybara. (Hydrochoerus hydrocaeris ("Capibara" o "ronsoco", en Perú). (N. del T.)) Capywára, (Lingoa Geral).- Este animal se encuentra en las orillas de todos los ríos. Se alimenta de hierba, se mete en el agua y bucea. cuando se le persigue. A veces se come, pero no se considera muy bueno.

Coelogenis paca. (Actualmente Agouti paca. ("majaz" en Perú)) Paca, (Lingoa Geral).- Este animal es bastante abundante. Es nocturno y muy estimado por su carne, la mejor que se encuentra en el país, pues es grasa, delicada y muy tierna.

Dasyprocta nigricans, Natt. Aguti negro. Cotía, (Lingoa Geral). Esta especie se encuentra en el Río Negro.

¿D. punctata? Aguti amarillo.- Probablemente la especie común en el Amazonas.

¿D. agouti? Cotiwya, (Lingoa Geral).- Una especie más pequeña y muy ampliamente distribuida. Comestible, aunque la carne es bastante seca e insípida.

Cercolabes prehensilis. (Coendou prehensilis) El puercoespín brasileño. Este animal es escaso. Los indios lo comen.

Echimys____________-. En el Alto Río Negro hay varias especies de este animal curioso, espinoso y parecido a la rata.

Cercoleptes caudivolvus (Probablemente Potos flavus, llamado "choshna" en Perú.) El kincajú.- Es un animal nocturno que habita en las orillas del Alto Amazonas.

¿Nasua olivacea? (Nasua nasua. ("Achuni", en Perú)) Coatí.- Hay dos especies, el "Coatí' y el "Coatí mondi" de los indios, encontrándose ambas en el Amazonas.

¿Lontra brasiliensis? (Pteronura brasiliensis.), La nutria brasileña, abundante en el Río Negro.

Galera barbara. (Probablemente Eira barbara, llamado "manco" o "wamingo" en Perú. (N. del T.)) Irára, (Lingoa Geral).- Dientes: I. (6/6), C.(1-1/1-1), M.(4-4/4-4). Es un animal curioso algo semejante a los osos. Vive en los árboles y come miel, de donde viene probablemente su nombre indio, pues irá, en Lingoa Geral, significa miel.

¿Vulpes_________________? Un perro salvaje, o zorro de los bosques; caza en pequeñas manadas; es fácilmente domesticable, pero muy escaso.

Leopardus concolor. El puma. En Lingoa Geral se llama sasurána "el falso ciervo", por su color.

L. onça (Actualmente Felis onça (jaguar), Felis pardalis (ocelote), Felis concolor (puma), Felis wiedii ("huamburusho" o "maraguay"). (N. del T.)). El jaguar. Jauarité (Lingoa Geral); "el perro grande".

L. onça, var. nigra. El jaguar negro. Jauarité pixuna (Lingoa Geral). Tigre (entre los españoles).

L. pictus y L. griseus. (*) Gatos-tigre. Maracajá, (Lingoa Geral).

El jaguar, o la onça, parece acercarse mucho por su fiereza y fuerza al tigre de la India. Estos animales matan o hieren todos los años a muchas personas. Cuando pueden obtener otro alimento, es raro que ataquen al hombre. Los indios afirman sin embargo que a menudo se enfrentan a un hombre audazmente, saltando hasta que están a poca distancia de él, y entonces, si el hombre se da la vuelta, le atacan; los cazadores a veces se encuentran con ellos así, cara a cara, y los matan con un machete. También los matan con arco y flechas, para lo cual utilizan una vieja hoja de cuchillo como punta de la flecha; dicen que es necesario lanzar la flecha con no demasiada fuerza, pues de lo contrario traspasaría el cuerpo del animal completamente y no lo heriría tanto como si quedara la flecha en la herida. Por la misma razón, al disparar con una escopeta utilizan bastos cilindros de plomo en lugar de balas, pues hacen una herida más grande y menos regular, no traspasando con tanta facilidad su cuerpo. Oí un caso de un jaguar que había entrado en la casa de un indio y lo había atacado cuando estaba en su hamaca.

Dicen los indios que el jaguar es el animal más astuto del bosque: puede imitar la voz de casi todas las aves y animales con tanta exactitud que los atrae hacia sí: pesca en los ríos, golpeando el agua con la cola para imitar el ruido que produce la fruta al caer, y cuando el pez se aproxima lo atrapa con sus garras. Caza y come tortugas, y yo mismo he encontrado conchas sin romper que había limpiado completamente con las patas; incluso ataca al manatí en su propio elemento, habiéndome asegurado un testigo que había visto cómo el jaguar sacaba del agua a este voluminoso animal, que pesa tanto como un buey grande.

Un joven comerciante portugués me dijo que había visto a una onja alimentándose de un caimán adulto vivo, desgarrando y comiendo su cola (muchas personas me han asegurado que esto sucede a menudo). Al dejarlo y retirarse una yarda o dos, el caimán empezaba a dirigirse hacia el agua, y entonces la onja saltaba sobre él y comenzaba de nuevo a comerle la cola, mientras el caimán se quedaba absolutamente inmóvil. A veces hemos observado a un gato jugando con una lagartija, ambos comportándose exactamente del mismo modo; la lagartija sólo intenta moverse cuando el gato la deja por un momento; entonces el gato salta inmediatamente de nuevo sobre ella; mis informantes me aseguraron que habían visto al jaguar tratar al caimán exactamente del mismo modo.

A la onça le gustan particularmente los perros, y se los lleva con preferencia a cualquier otro animal. Cuando una onça ha estado cometiendo depredaciones es común atar a un perro a un árbol por la noche, pues sus aullidos atraen a la onça, que viene a cogerlo, pudiendo matarla entonces una persona que se halle oculta con ese fin.

Es creencia general entre los indios y habitantes blancos del Brasil que la onça tiene poder de fascinación. Se cuentan muchos relatos para probarlo; entre otros, una persona me dijo que había visto una onça bajo un árbol alto mirando hacia él: en la copa había un guariba, o mono aullador, mirando a la onça, saltando de un lado a otro y gimiendo lastimeramente, la onça estaba quieta, el mono iba bajando más y más por las ramas, lanzando todavía sus gritos, hasta que finalmente cayó a los pies mismos de la onça, que lo apresó y lo devoró. Personas que los han presenciado relatan muchos incidentes de este tipo; pero es difícil decidir si son exagerados o totalmente imaginarios. Lo que es cierto es que las personas que mejor conocen los hábitos del animal creen en ellos.

Hay varios tipos de gatos-tigre, más pequeños, pero no puedo determinar las especies por haber perdido mi colección de pieles. Se considera que el puma es mucho menos fiero que el jaguar, y los habitantes le temen muy poco. Hay diversas variedades de jaguar que los indios diferencian con distintos nombres. La, variedad negra es más rara que las otras, y generalmente se piensa que es un animal totalmente distinto; en algunos lugares es desconocida, mientras que en otros abunda tanto como la variedad ocelada.

Numerosos roedores pequeños -ardillas, ratas, etc, completan los mamíferos terrestres de la región Amazónica.

Las aguas del Amazonas, incluso hasta la base de los Andes, están habitadas por varías especies de auténticos Cetacea, de los que sin embargo sólo tenemos escasa información.

Dos especies de delfines, si no más, son comunes en todas las zonas del Amazonas, y en casi todos sus tributarios. Se encuentran más arriba de las cataratas del Río Negro y en el Cassiquiare y el alto Orinoco. Varían de tamaño y color, y dos de ellos tienen nombres indios: Piraiowára (pez-perro), y Tucuxí.

D'Orbigny menciona que los habitantes de Bolivia los matan para elaborar aceite. En el bajo Amazonas y el Río Negro apenas se apresa ninguno, y no pude obtener ningún ejemplar. La especie descrita por D'Orbigny probablemente es distinta, pues menciona que tienen veinte pies de longitud, cuando ninguno de los que yo he visto sobrepasaría los seis o siete pies.

Hay también en el Amazonas Cetacea herbívoros; los brasileños los llaman peixe boi, o pez vaca (Manatí: (Trichechus inunguis actualmente). (N. del T.)), y los indios juarouá.

Todavía no se sabe con certeza si el pez vaca del Amazonas es el Manatus de las Antillas y las costas de Guayana o se trata de una especie distinta. Todas las descripciones del Manatus americanus mencionan que tiene doce o quince pies de longitud por término medio, y que a veces llega a veinte. Los del Amazonas parecen tener un promedio de siete u ocho pies tan sólo; de los cinco o seis ejemplares que yo vi, ninguno sobrepasaba esa longitud; el teniente Smyth vio uno del mismo tamaño en el alto Ucayali; y Condamine describe que el que él vio no sería más grande.

Los habitantes del Amazonas hablan de tres tipos, a los que consideran diferentes, uno más pequeño y otro más grande que los del tipo común, diferenciándose también por la forma de la cola y las aletas y por el color.

Siempre se dice que la especie de las Antillas tiene uñas externas en el borde de la aleta, o extremidad delantera. Nunca lo he visto en la especie amazónica; aunque al cortar el borde de la aleta para sacar enteros los huesos tendría que haber observado esas uñas, si hubieran sido tan prominentes como usualmente se describen; tampoco el teniente Smyth las menciona, y no podría haber dejado de observar un carácter externo tan singular.

En consecuencia, me veo obligado a pensar que en el Amazonas hay una o dos especies distintas. Habiendo preparado cuidadosamente la piel y el esqueleto de un macho (que se perdió en el viaje de regreso con el resto de mis colecciones), no lo describí tan minuciosamente como lo habría hecho en otro caso, pero tengo algunas notas referentes a ejemplares machos y hembras que incluyo a continuación:

Manatus del Amazonas.
Peixe boi, de los portugueses.
Vaca marina de los españoles.
Juarouá, según la Lingoa Geral de los indios.

Las hembras tienen dos mamas, una junto a la parte trasera de la base de cada aleta. El hocico es romo, carnoso, cubierto de numerosas cerdas rígidas; las ventanas de la nariz son de forma lunada y se hallan en su parte alta. Los labios son gruesos, carnosos y con pelos, y la lengua áspera. La piel es de color plomizo, con algunas marcas de color blanco-rosado en el vientre; otros tienen todo el cuello y la parte anterior e inferior del cuerpo de color crema, y otra zona del mismo color en la parte inferior de la cola. La piel es enteramente lisa, asemejándose en su aspecto al caucho indio, con pelos cortos esparcidos por ella, separados entre sí una pulgada; en el lomo tiene una pulgada de espesor, y un cuarto de pulgada en el vientre; debajo de la piel hay una capa de grasa de una pulgada o más de grosor que envuelve todo el cuerpo, proporcionando de cinco a diez galones de aceite.

La longitud total de los animales adultos es de siete pies. Los intestinos son muy voluminosos. Los pulmones tienen dos pies de longitud, y seis o siete pulgadas de anchura, son muy celulares y cuando se llenan de aire se asemejan mucho a un cinturón de aire de Macintosh. Las costillas son casi semicirculares, arqueándose hacia atrás desde la columna, formando por el interior una cresta o quilla, y en la parte del lomo la carne tiene una gran profundidad. Los huesos son extremadamente duros y pesados, resultando muy difícil romperlos. Su estiércol se asemeja al del caballo.

El manatí se alimenta de hierba de los márgenes de los ríos y lagos. Se caza con arpón, o con redes fuertes colocadas en la desembocadura de algún lago, cuando llega allí por la noche para alimentarse.

Aunque tiene unos ojos muy pequeños, y diminutos agujeros como orejas, sus sentidos son muy agudos; dicen los pescadores que no hay ningún animal que pueda oír, ver y oler mejor, por lo que se necesita de una gran habilidad y precaución, para capturarlo. Cuando se los caza, se los mata metiéndoles un tapón de madera por las ventanas de la nariz. El indio llena su canoa de agua y la hunde bajo el cuerpo; entonces achica el agua y rema hasta casa con una carga que en tierra firme es necesaria una docena de hombres para moverla. La carne es muy buena, y tanto por ella como por su aceite este animal es muy buscado. Sube por la mayoría de los tributarios del Amazonas, pero no pasa por las cataratas o rápidos.

B. AVES

Las aves de la región Amazónica son tan maravillosas y sorprendentes que es imposible aquí mencionar mas que algunas de las más interesantes y hermosas, para dar una idea general de la ornitología de la zona.

Entre las aves de presa, las más visibles son el buitre real (Sarcorhamphus papa) (Sarcoramphus papa) y el águila harpía (Thrasaëtos harpya) (Harpia hapyja), las cuales se encuentran en toda la zona del bajo Amazonas. Hay también una gran variedad de águilas, halcones, milanos y búhos, y probablemente se pueden encontrar entre veinte y treinta especies en la zona que rodea a Pará.

Dos hermosas águilas, la Spizaëtus ornatus y la Morphnus guianensis, habitan en el Alto Amazonas.

Entre las aves de percha más pequeñas, atraen inmediatamente los gritos del tirano de pecho amarillo, posado sobre árboles muertos en terrenos abiertos. En el bosque se escucha a menudo las curiosas notas del alcaudón de los arbustos (Thamnophilinae), y los gritos vociferantes y siempre repetitivos del papamoscas tirano grande de color gris (Lipaugus simplex).

En los alrededores de Pará se encuentran algunas hermosas y pequeñas tanagras, pero la exquisita tanagra de siete colores (Calospiza tatao)(Probablemente se refiera a la Tangara chilensis), y el no menos bello escarlata y negro (Rhamphocelis nigrogularis)( Ramphocelus nigrogularis) no se encuentran hasta que se llega al Río Negro y al Alto Amazonas.

Las cotingas constituyen una de las más espléndidas familias de aves, y en el Amazonas están algunas de las mejores especies, como la Cotinga cayana, C. coerulea, Phoenicurus carnifex, y la P. militaris, que se encuentran en Pará, y la C. Pompadoura y la P. nigrogularis en el Alto Amazonas y el Río Negro.

Son numerosas las oropéndolas de nido colgante, especies del género Cassicus, y por su brillante plumaje de color amarillo o rojo y negro, y sus curiosos nidos pendulares, dan carácter a la ornitología del país.

Los pájaros carpinteros, los martín-pescadores y los jacamares y quetzales, de espléndidos colores metálicos, son numerosos tanto en especies como en individuos. Pero de todas las familias de aves que habitan en este país, los loros y los tucanes son quizá los más característicos; abundan en especies y en individuos; y se ven con mayor frecuencia que cualquier otra ave.

Desde Pará hasta el Río Negro, encontré dieciseis especies de tucanes, siendo el más curioso y bello de todos ellos el Pteroglossus beauharnasii, o "tucaneta de cresta rizada", cuya brillante cresta de rizos espinosos negros es única entre las aves.

En cuanto a loros y periquitos, encontré al menos treinta especies distintas, variando en tamaño desde el pequeño Psittaculus passerinus, apenas más grande que un gorrión, hasta los magníficos guacamayos de color carmesí. Subiendo por el Amazonas se ven grandes bandadas de loros todas las mañanas y noches cruzando el río para ir a sus lugares de alimentación o de descanso; por muchos que haya, vuelan constantemente en parejas, lo mismo que los guacamayos; mientras que los ruidosos y diminutos periquitos se asocian indiscriminadamente en bandadas y vuelan de un árbol a otro con una rapidez que pocos pájaros pueden superar.

Aunque los colibríes se ven casi totalmente limitados a la América tropical, parecen abundar más en las zonas montañosas, y los de las selvas bajas del Amazonas son comparativamente menos y poco visibles. El número total de especies que vi en el bajo Amazonas y el Río Negro no excede de veinte, y pocos de ellos son muy hermosos. Sin embargo, el hermoso y pequeño Lophornis gouldi, que se encuentra raramente en Pará, y el magnífico Topaza pyra, nada infrecuente en el alto Río Negro, son excepciones y pueden compararse con cualquier especie de esta maravillosa familia.

Probablemente, ningún país del mundo contiene una variedad mayor de aves que el valle del Amazonas. Aunque no las coleccioné asiduamente, obtuve más de quinientas especies, un número mayor al que se puede encontrar en toda Europa; y no vacilo al decir que cualquier coleccionista que trabaje asiduamente durante cinco o seis años podría obtener casi un millar de tipos diferentes.

C. REPTILES Y PECES

Como en todos los países tropicales, los reptiles abundan en la región Amazónica, que contiene a muchos de los de mayor tamaño y estructura más singular. Abundan particularmente los lagartos y serpientes, y entre las últimas hay varias especies muy venenosas; pero las más notables son la boa y la anaconda, las cuales alcanzan un enorme tamaño. La primera habita en tierra, y aunque a menudo es muy grande los relatos más auténticos y dignos de confianza sobre serpientes monstruosas se refieren a la última, la Eunectes murinus de los naturalistas, que vive en el agua o cerca de ella. Los indios son conscientes de la distinción genérica de esas criaturas, pues llaman "Jiboa" a la primera, y "Sucurujú" a la última.

Los ejemplares más grandes que vi no tenían mas de quince o veinte pies de largo, pero escuché varios relatos de serpientes que habían sido muertas y que al medirlas daban una longitud de treinta y dos pies. Las han visto mucho más grandes, pero como puede suponerse son difíciles de matar o capturar, por su tenacidad y sus hábitos acuáticos. Es un hecho demostrado que devoran vacas y caballos, y la creencia general en el país es de que tienen a veces entre sesenta y ochenta pies de longitud (Como son pocos los europeos que han visto estas grandes serpientes y la existencia misma de una lo bastante grande para tragarse un caballo o un buey a duras penas puede creerse, incluyo el relato siguiente de un observador científico competente, el bien conocido botánico y viajero Dr. Gardner. En su obra "Travels in Brazil", en la pág. 356, dice:

"En los pantanos de este valle, en la provincia de Goyaz, cerca de Arrayas, se encuentra a menudo la boa constrictora de considerable tamaño; no es infrecuente en toda la provincia, sobre todo en los márgenes cubiertos de bosques, de lagos, pantanos y corrientes. Algunas veces alcanzan la enorme longitud de cuarenta pies: la mayor que vi en mi vida estaba en este lugar, pero muerta. Unas semanas antes de nuestra llegada a Safe, no se podía encontrar al caballo favorito del Señor Lagoriva, que había sido llevado a pastar cerca de la casa, aunque se le buscó afanosamente por toda la fazenda. Poco después de esto, uno de sus vaqueiros, al recorrer el bosque junto a un pequeño río, vio una enorme boa suspendida de la horquilla de un árbol que colgaba sobre el agua; estaba muerta, pero era evidente que había flotado viva río abajo en una inundación reciente, y al hallarse en estado inerte no se había podido liberar de la horquilla antes de que bajaran las aguas. Fue arrastrada a campo abierto por dos caballos, y midió treinta y siete pies; al abrirla, se encontraron los huesos de un caballo bastante rotos, y la carne en estado medio digerido, encontrándose completos los huesos de la cabeza; llegamos así a la conclusión de que la boa había devorado el caballo entero".)

En el Amazonas y en todas sus corrientes tributarias abundan tres o cuatro especies distintas de caimanes. Los nativos se comen los más pequeños, y a cambio los más grandes suelen devorar a los hombres. En casi todos los pueblos puede verse alguna persona mutilada por estos animales, que matan a muchos niños todos los años. Los huevos de todas las especies son comestibles aunque tienen un fuerte olor a almizcle. La especie más grande (Jacare nigra)( Melanosuchus niger, actualmente) alcanza una longitud de quince, o más raramente de veinte pies.

Los reptiles más útiles o interesantes del Amazonas son, sin embargo, las diversas especies de tortugas de agua dulce, que suministran abundante cantidad de alimentos sanos, y con cuyos huevos se hace un aceite excelente. La más grande y abundante de éstas es la tataruga, o gran tortuga del Amazonas, la jurará de los indios. Alcanza una longitud de tres pies, y tiene una concha ovalada y aplanada, completamente lisa .y de color oscuro; abunda en todas las partes del Amazonas, y en la mayoría de los lugares es un alimento común de sus habitantes.

En el mes de septiembre, en cuanto empiezan a quedar descubiertos los arenales de las riberas, la hembra deposita los huevos haciendo agujeros de considerable profundidad, cubriéndolos cuidadosamente, alisando y apisonando la arena, y caminando luego por allí en diversas direcciones para ocultar el lugar. Las hay en tal número que en algunas playas son casi una masa de huevos debajo de la superficie y ahí es donde van los indios para hacer el aceite. Se llena una canoa con ellos y luego se rompen y baten juntos. El aceite sube a la superficie y es separado y hervido, para guardarlo a continuación y usarlo en la cocina y la iluminación. Se destruyen así anualmente millones de huevos, por lo que las tortugas han empezado ya a ser escasas. Hay algunas playas extensas que producen dos mil ollas de aceite al ano; cada olla contiene cinco galones, y se necesita para llenarla unos dos mil quinientos huevos, lo que nos da una cantidad de cinco millones de huevos destruidos en un solo lugar.

Pero de los que quedan, sólo una parte muy pequeña pueden llegar a la madurez. Cuando las jóvenes tortugas, salen del huevo y corren hacia el agua, muchos enemigos la están esperando. Los caimanes grandes abren sus mandíbulas y se las tragan a cientos; los jaguares del bosque salen a alimentarse con ellas; asisten al festín las águilas, los ratoneros y los grandes ibis del bosque; y cuando han escapado a todos ellos, numerosos y voraces peces las atrapan en la corriente.

Los indios capturan las tortugas adultas con azuelo, redes o flechas. Este último método es el más ingenioso y requiere la máxima habilidad. La tortuga nunca muestra el lomo por encima del agua, subiendo sólo para respirar, lo que hace sacando las ventanas de la nariz imperceptiblemente por encima de la superficie; la aguda vista del indio se da cuenta de esto incluso a una considerable distancia; pero una flecha lanzada oblicuamente resbalaría en la concha lisa y plana, por lo que la lanza hacia arriba, al aire, con tal precisión que la flecha cae verticalmente sobre la concha, penetrándola y fijándose con seguridad en el lomo de la tortuga. La punta de la flecha va ajustada de forma inestable al astil, y está conectada con él por una cuerda fina y larga, enrollada cuidadosamente en él; cuando la tortuga bucea, se separa la punta del astil, y éste forma una especie de flotador o de boya, que el indio coge, y tirando de la cuerda sube su presa hasta la canoa. Casi todas las tortugas que se venden en las ciudades se han conseguido de este modo, y puede verse generalmente en la concha el pequeño agujero vertical y cuadrado que ha causado la punta de la flecha.

Además de la gran tataruga (Podocnemis expansa), hay otras clases más pequeñas que también se utilizan como alimento. La tracaxa, (Emys tracaxa, Spix) (Podocnemis unifilis, probablemente. (N. del T.)) y el cabeçudo (E. macrocephala, Spix) han sido descritas por los naturalistas franceses Duméril y Bibron como una sola especie bajo el nombre de Peltocephalus tracaxa; pero son muy distintas, y aunque sus caracteres no sean quizá fáciles de definir, nunca podrán ser confundidas por quien las haya examinado cuando están vivas. Además se encuentran en regiones diferentes. La tracaxa abunda en el Amazonas, en el Orinoco y en el Guaviare, en todos los ríos de aguas blancas, y son muy escasas en el Río Negro. El cabeçudo es muy abundante en el Río Negro y en el Atabapo, pero no se encuentra ni en el Guaviare ni en el Amazonas, pues parecen estar limitadas a las corrientes de aguas negras. Yo obtuve diez tipos distintos de tortugas de río, o Chelydidae, y en la región adyacente hay también otros dos o tres tipos de tortugas de tierra.

Como cabría esperar en el mayor río del mundo, hay una gran abundancia y variedad de peces. Proporcionan a los indios la mayor parte de su alimentación de origen animal, y son abundantísimos en todas las épocas, resultando más fáciles de obtener que las aves o la caza del bosque.

Durante mi estancia en el Río Negro, dibujé y describí cuidadosamente todas las especies que encontré; y cuando me fui seguía encontrando especies nuevas todos los días. Los peces de aletas blandas son con mucho los más numerosos, y comprenden algunos de los mejores tipos de alimento. De los Siluridae obtuve cincuenta y una especies, de los Serrasalmo veinticuatro, de los Chalceus veintiséis, de los Gymnotus diez y de los peces de aletas espinosas (Acanthópterygia) cuarenta y dos. Sólo en el Río Negro encontré doscientas cinco especies, y estoy convencido de que son apenas una pequeña proporción de las que allí existen. Por ser un río de aguas negras, la mayor parte de sus peces son distintos de los que se encuentran en el Amazonas. En realidad, en todo río pequeño y en diferentes partes del mismo río se encuentran peces distintos. La mayor parte de los que habitan el alto Río Negro no se hallan cerca de su desembocadura, donde hay otros muchos igualmente desconocidos en las aguas más limpias, más oscuras, y probablemente más frías, de sus ramales altos. Por el número de nuevos peces que encontraba constantemente en cada nuevo lugar y en cada cesta de pescador, podemos calcular que existen por lo menos quinientas especies en el Río Negro y en sus corrientes tributarias. El número de especies de todo el valle del Amazonas es imposible de calcular con alguna precisión.

D. INSECTOS

Para describir las incontables tribus de insectos que pululan las densas selvas del Amazonas se necesitarían muchos volúmenes. En ningún otro país del mundo hay más variedad y belleza; en ninguna parte hay especies de mayor tamaño o de colores más brillantes. Se encuentra aquí el extraordinario escarabajo arlequín, los gigantescos Prioni y Dynastes; pero éstos son las excepciones a la gran masa de Coleoptera, que aunque de variedad inmensa son de pequeño tamaño y de poco colorido, ofreciendo un gran contraste con las especies generalmente vistosas y de gran tamaño del Africa tropical, la India y Australia. En los otros órdenes se mantiene la misma regla, salvo en los Hymenoptera, que incluyen muchas especies gigantescas y hermosas. En lo que las selvas amazónicas no tienen rival es en las maravillosas mariposas, tanto si consideramos la ilimitada variedad de especies, su gran tamaño o sus brillantes colores. Sudamérica es la zona más rica del mundo en este grupo de insectos, y el Amazonas parece ser la parte más rica de Sudamérica. Este continente se distingue de los demás por tener una extensa y peculiar familia, las Heliconiidae, de la que no se encuentra una sola especie ni en Europa, Asia, Africa ni incluso en Norteamérica, (exceptuando México). Otra familia aún más extensa de mariposas pequeñas exquisitamente bellas, las Erycinidae, es también casi peculiar del continente, pues sólo se encuentran algunas especies en el Asia y el Africa tropicales. El Amazonas es particularmente rico en estas peculiares familias, por lo que podemos considerarlo el cuartel general de las Lepidóptera sudamericanas.

Pará mismo, por su variedad de especies, es posiblemente el mejor lugar para las Lepidóptera diurnas; a un día de camino de la ciudad se pueden obtener seiscientos tipos distintos. En Santarem aumenté mi colección a setecientas especies, en Barra a ochocientas, y hubiera podido traer a casa conmigo novecientas especies si hubiesen llegado a salvo mis colecciones. Mr. Bates, que prestaba una atención más exclusiva a los insectos, afirma haber obtenido ya mil doscientas especies: una colección maravillosa para ser hecha por una sola persona en un país sin variación de clima o de rasgos físicos y en el que ninguna zona tiene una elevación superior a quinientos pies por encima del nivel del mar.

E. DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LOS ANIMALES

No hay ninguna parte de la historia natural que resulte más interesante o instructiva que el estudio de la distribución geográfica de los animales.

Es un hecho bien sabido que países que poseen un clima y un suelo muy similares pueden diferir casi totalmente por sus productos. Asia, Europa y Norteamérica apenas tienen un solo animal en común en la zona templada; y Sudamérica contrasta igualmente con la costa opuesta de Africa; mientras que Australia se diferencia casi totalmente en sus productos de las zonas del mismo paralelo de latitud de Sudáfrica y Sudamérica. En todos estos casos, hay una gran extensión de mar que separa los continentes, y pocos animales pueden atravesarla; por tanto, suponiendo que los productos animales hayan sido originalmente distintos, no podían haberse mezclado más tarde.

En cada uno de estos países, encontramos zonas más pequeñas bien delimitadas que parecen depender del clima. Hablando en términos generales, las zonas tropicales y templadas de América y de Africa tienen cada una animales distintos.

Un conocimiento más minucioso de los animales de cualquier país nos descubre que éstos se subdividen en grupos locales todavía más pequeños, y que casi todas las regiones tienen animales peculiares que no se encuentran en ningún otro lugar. Las grandes cadenas montañosas separan zonas con grupos muy distintos de animales. Los del Este y el Oeste de los Andes difieren mucho. También las Montañas Rocosas separan dos zonas zoológicas distintas; California y Oregón por un lado, poseen plantas, aves e insectos que no se encuentran en ninguna parte del Este de la cadena montañosa norteamericana.

Pero debe haber otros muchos tipos de límites además de éstos, los cuales, independientemente del clima, limitan la distribución de animales. Lugares no separados por más de cincuenta o cien millas cuentan cada uno de ellos con especies de insectos y aves que no hay en el otro. Debe haber algún límite que determine el alcance de cada especie; alguna peculiaridad externa que trace la línea que cada una de ellas no cruza.

Estos límites no forman siempre una barrera para el avance del animal, pues hay muchas aves que tienen un área de distribución limitado en un país en donde no hay nada que les impida ir volando en cualquier dirección como el caso del ruiseñor, totalmente desconocido en algunos de nuestros condados occidentales. Generalmente, los ríos no determinan la distribución de las especies, pues cuando son pequeños, son pocos los animales que no pueden pasarlos; pero en el caso de los ríos muy grandes la situación es muy distinta, y muchas veces, según se cree, trazan los límites que determinan el alcance de muchos animales en todos los órdenes.

Personalmente he comprobado que así sucede con respecto al Amazonas y sus tributarios mayores, y mencionaré aquí los hechos que lo demuestran.

En el lado norte del Amazonas y el este del Río Negro se encuentran las tres especies siguientes de mono, Ateles paniscus, Brachiurus satanas y Jacchus bicolor. Estos se encuentran muy cerca de los márgenes del Río Negro y el Amazonas, pero nunca en las orillas opuestas de estos ríos; tampoco puedo averiguar si alguno de ellos se ha encontrado alguna vez en alguna otra zona de Sudamérica, aparte de Cayena o Guayana, y la zona oriental de Venezuela, provincia limitada en el sur y el oeste por el Amazonas y el Río Negro.

La especie Pithecia, número 14 de mi lista, se encuentra en el lado occidental del Río Negro a lo largo de varios cientos de millas, desde su desembocadura hasta el río Curicuriarí, pero nunca en el lado oriental, ni se le conoce en el lado meridional del Alto Amazonas, donde es sustituida por una especie afín, la P. irrorata (P. hirsuta, Spix), que aunque es allí abundante no se encuentra nunca en la orilla septentrional. Pienso que estos hechos demuestran suficientemente que estos ríos limitan exactamente el alcance de algunas especies, y en los casos mencionados la evidencia es más satisfactoria, pues los monos son animales muy bien conocidos por los cazadores nativos que los cazan mucho para alimento, y los buscan en todos sus refugios, siendo los lugares de localización de especies distintas un tema de conversación frecuente entre los cazadores, por lo que resulta imposible que cualquier especie bien conocida pueda existir en una zona particular sin que lo sepan los hombres cuyas vidas se ocupan en relacionarse con los distintos habitantes de los bosques.

En el lado Sur del Bajo Amazonas, en las cercanías de Pará, hay dos monos, Mycetes beeIzebub y Jacchus tamarín, que no cruzan el río hacia el norte. Nunca he oído que los monos nadaran en algún río por lo que este tipo de límite ha de ser más definido en su caso que en el de otros cuadrúpedos, la mayoría de los cuales se introducen fácilmente en el agua.

Hacia sus fuentes, los ríos no constituyen un límite entre las distintas especies; pero los que se encuentren allí, aunque se hallen a ambos lados de la corriente, no suelen extenderse hacía la desembocadura.

Así, en el Alto Río Negro y sus afluentes se encuentran el Callithrix torquatus, Nyctipithecus trivirgatus, y Jacchus (número 21), ninguno de los cuales habita el Bajo Río Negro o el Bajo Amazonas; probablemente están confinados a las zonas graníticas que se extienden desde Guayana, atravesando las fuentes del Río Negro, hasta los Andes.

Entre las aves, no cabe esperar que encontremos muchas pruebas de ríos que limiten su alcance; pero hay un caso muy notable de un género cuyas tres especies conocidas están separadas por ríos, a saber, las tres especies del género Psophia, P. crepitans (Linn.), P. viridis (Spix), y P. leucoptera (Spix). El P. crepitans es el trompetero común de Guayana; se extiende hacia el interior por todo el país, más allá de las fuentes del Río Negro y el Orinoco, hacia los Andes, y baja por el Amazonas, tanto al Oeste como al Este del Río Negro, pero no se encuentra nunca en el lado Sur del Amazonas.

El P. viridis se encuentra en los bosques de Pará, en Villa Nova, en la orilla sur del Amazonas, y por arriba hasta el Madeira, donde se encuentra en Borba, en la orilla oriental.

El P. leucoptera; una bellísima especie de dorso blanco, se encuentra también en la orilla sur del Amazonas, en Sao Paulo, en Ega, en Coarí, y frente a la desembocadura del Río Negro, pero no al este del Madeira, en donde se inicia la especie de dorso verde. Estas aves son las grandes favoritas en las casas de los brasileños y a veces suelen encontrarse las tres especies domesticadas en Barra, adonde las suelen llevar comerciantes de las distintas zonas donde se encuentran. Habitan las densas selvas y apenas vuelan; ahí encontramos la razón de que los ríos dividen tan abruptamente las especies, pues si se hubiera extendido cada una desde direcciones distintas podrían haberse entremezclado. No es muy improbable que si dos especies brasileñas se extienden hasta las fuentes del Madeira se encuentren habitando la misma zona.

En cuanto a los insectos y las aves de percha más pequeñas, que sin duda han proporcionado muchos datos interesantes que corroboran los ya mencionados, nada tengo que decir, pues mi extensa colección de ejemplares del Río Negro y el Alto Amazonas, etiquetado sólo para mi propio uso, se ha perdido; y evidentemente, en una cuestión como ésta, la determinación exacta de la especie lo es todo.

Las dos hermosas mariposas, Callithea sapphira y C. Leprieuri, la primera de las cuales la encontré en Brasil y la última en Guayana, las capturé yo mismo en orillas opuestas del Amazonas, a pocas millas de distancia una de otra, pero ninguna de ellas en los dos lados del río.

Mr. Bates ha descubierto desde entonces otra especie, a la que ha dado su nombre, en el lado sur del Amazonas; y una cuarta, distinta de las anteriores, la encontré yo mismo en la parte alta de uno de los tributarios de la zona noroccidental del Río Negro, por lo que parece probable que distintas especies de este género habiten las orillas opuestas del Amazonas.

El gallito de las rocas, Rupicola crocea, es un ejemplo de ave cuyo alcance está definido por la formación geol6gica y por el carácter físico de la zona. Su área de distribución se extiende en una línea curva a lo largo del centro de la zona montañosa de Guayana, cruzando las fuentes del río Negro y el Orinoco, hasta llegar a los Andes; se ve así totalmente limitado a la formación granítica, y a la parte de ésta en donde hay numerosas cimas y rocas en donde las aves pueden hacer sus nidos.

Se desconoce si llega realmente hasta los Andes, o si se encuentra en alguna zona junto con la especie afín R. Peruviana (Actualmente se admite sólo una especie, R. peruviana, con dos variedades. (N. del T.)), pero la información personal que Obtuve en las zonas que habitan demuestra que está confinada a la estrecha franja que he mencionado, entre la latitud 1° sur y 6° norte, y desde las montañas de Cayena hasta los Andes, al sur de Bogotá.

Hay otra ave que parece limitada por la formación geológica. El loro común de dorso rojo, Psittacus festivus, se encuentra en todo el Bajo Amazonas, pero al ascender por el Río Negro tiene su límite septentrional hacia Santa Isabel, o en donde la zona aluvial termina y comienza el granito; también se extiende por arriba hasta el Japura, pero no traspasa el Uaupés, que está en la zona granítica.

El hermoso guacamayo azul (Ara hyacinthina) habita las fronteras de la zona de colinas al sur del Amazonas, desde la costa Atlántica hasta, probablemente, el Madeira. Por abajo de Santarem, se encuentra a veces cerca de las orillas del Amazonas, pero se dice que nunca cruza ese río. Tiene su cuartel general en el curso alto de los ríos Tocantíns, Xingú y Tapajóz.

Otro ejemplo de ave que no cruza el Amazonas y puedo mencionar es el del hermoso araçari de cresta rizada (Pteroglossus beauharnaisii), que se encuentra en el lado sur del Alto Amazonas, frente al Río Negro, y en Coarí y en Ega, pero no se ha visto nunca en el lado norte. También el Jacamara verde de Guayana (Galbula viridis) se encuentra todo a lo largo de la orilla norte del Amazonas, pero no en el sur, en donde es sustituido por el G. eyanocollis y el G. maculicauda, los cuales se hallan ambos en la vecindad de Pará.

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