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INTRODUCCION

MARIANA MOULD DE PEASE

Los diversos y múltiples intereses que convergen en el río Amazonas desde hace quinientos años, ciertamente han considerado distintas perspectivas a lo largo del tiempo para lograr su internacionalización.

Conocido a partir de 1500, cuando Vicente Yáñez Pinzón vio por primera vez su desembocadura, pero no se atrevió a remontarlo, identificándolo sólo como "el río que le dicen la Mar Dulce ", fue recién navegado en 1542 cuando Francisco de Orellana y sus huestes se convirtieron en los primeros blancos en surcar las aguas del Amazonas. Desde entonces, la fascinación de estos por la región ha sido permanente. Sea por motivaciones humanistas, religiosas, sociales o científicas, hombres y mujeres occidentales han dejado valiosos testimonios escritos sobre el mundo amazónico. Destaca entre ellos el informe que los tenientes de la Marina de los Estados Unidos de América William Lewis Herndon y Lardner Gibbon presentaron al Congreso de su país en 1852, dentro de un proyecto destinado a iniciar y fomentar las relaciones comerciales y empresariales en la región.

A mediados del siglo XIX, los países europeos buscaban nuevas formas para conservar sus imperios coloniales. Francia instalaba a Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México. Portugal había encontrado una manera peculiar de prolongar su presencia en tierras americanas al fundar un Imperio en el Brasil con un miembro de su propia familia real (18221889). España enviaba a la América del Sur una escuadra llamada eufemísticamente "Expedición científica", en un último intento por recuperar sus antiguas colonias.

Durante las guerras napoleónicas, Inglaterra se enfrentaba a los emergentes Estados Unidos de América, que aspiraban a incorporar al Canadá a la Unión; la primera hacía un último esfuerzo por reprimir a su antigua colonia. De otro lado, para los canadienses era una guerra de defensa contra la invasión estadounidense y un intento de recuperar las tierras del Oeste. Cada uno de los países involucrados en este conflicto iba, a lo largo del siglo XIX, a definir y proyectar su variante de la cultura anglosajona que adoptaba como propia y, además, a aprender a conciliar sus intereses comunes.

Los Estados Unidos de América, un recién llegado entre los países con hegemonía mundial, ensayaba con dinamismo especial nuevas fórmulas de expansionismo. Respecto a su relación con el resto de América, interesa destacar la actitud y el proceder estadounidense ante el territorio al Oeste, que formaba parte de México, pero que tenía escasa población de origen hispano mexicano. Mediante una política de largo alcance, que conciliaba el expansionismo territorial con los mecanismos de anglosajonización , se concretó la anexión de Texas, California, Nuevo México y Arizona. Josefina Zoraida Vázquez y Lorenzo Meyer observan:

Ya partir de esta premisa nos ofrecen una visión mexicana de las relaciones entre los dos países, donde ambas culturas limitan (Vázquez y Meyer 1982: 45).

Por entonces, los Estados Unidos de América proponían también la exploración de estos territorios recién adquiridos. Entre sus proyectos resultan pertinentes la expedición de los capitanes Meriwether Lewis y William Clark quienes, con un puñado de hombres y una indígena, emprendieron en 1805 el reconocimiento del territorio comprendido entre el río Missouri, a través de las Montañas Rocosas, y el Océano Pacífico para incorporarlo al comercio. Ambos oficiales llevaron alternativamente el diario de la expedición, en el cual narraron los peligros y las maravillas que encontraban a su paso por regiones desconocidas, de vastas montañas y rugientes ríos, pobladas las tierras de osos y búfalos. Describieron sus padecimientos por el frío, la humedad y el hambre. Llevaron un detallado registro de los usos Y las costumbres de los pueblos indios que conocieron, ya fueran amigables,u hostiles (Bakeless, ed. 1964). Ciertamente, su relato les dio un espacio propio en la historia estadounidense y despertó la curiosidad de sus connacionales por las tierras ignotas y los habitantes oriundos de América.

Para el mismo periodo se puede mencionar otras expediciones, como la dirigida por el Teniente Zabulon N. Pike, para explorar las nacientes del río Mississippi, en 18051806, y luego su expedición más conocida al suroeste en 180él807. En 18191820, el Mayor Stephen H. Long exploró las Grandes Planicies, los dos Arkansas y Red; posteriormente, en 1823, remontó el río St. Peter en Minnessota, para explorar la región, localizó el grado 49 de latitud N., y tomó posesión de todo el territorio por debajo de éste. Dos años más tarde, en 1825, una expedición comandada por el General Henry Atchinson se abrió paso hasta el río Yellowstone; y en 1842 John C. Fremont dirigió la primera de las tres expediciones oficiales al Lejano Oeste.

A estas expediciones de exploración siguieron las caravanas de pioneros, integradas tanto por estadounidenses como por inmigrantes europeos que tenían en común el deseo de obtener tierra propia para dedicarse a la agricultura. De esta manera, estos hombres y mujeres fueron consolidando la asimilación territorial de estas regiones a la Unión Americana, desarrollando el comercio, y logrando posteriormente su incorporación política. En este proceso, la cultura anglosajona se enriqueció en su vertiente estadounidense, pero también marginó permanentemente a la población nativa, que se resistió agresivamente a ceder sus tierras, siendo confinada finalmente en reservaciones.

El caso que ejemplifica mejor la política de expansión comercial sin incorporación política o asimilación territorial, es el tratado que los Estados Unidos de América firmó con el Japón en 1854, mediante el cual los buques estadounidenses podían ingresar para reabastecerse a dos puertos japoneses hasta entonces cerrados a todo contacto occidental. Esto fue posible porque el año anterior el Comodoro M. C. Perry había ingresado a la bahía de Edo (actualmente de Tokio) con la escuadra estadounidense para, amenazadoramente, "demandar" como un derecho, no solicitar como un favor, aquellos actos de cortesía que son debidos

Entre un país civilizado y otro... " (Encyclopedia Britannica, 1968. T. 17. 540). Para celebrar el contrato, Perry regaló a los japoneses instrumentos telegráficos, telescopios, armamento moderno, y otros objetos que evidenciaban los logros tecnológicos y científicos de Occidente. Ciertamente, mediante esta maniobra, se iniciaba una nueva forma de acercamiento intercultural.

Esta política estadounidense también se extendió a la América del Sur, en este caso específicamente a la Amazonía, con una aproximación intercultural peculiar que analizaremos a continuación, Ya que por entonces llegaban al Callao los mencionados marinos Herndon y Gibbon para iniciar sus exploraciones de la vertiente atlántica de los Andes, con el propósito aparente de establecer relaciones comerciales. La expedición en sí era parte de los grandes proyectos navales de los Estados Unidos de América, pero su concepción, diseño y ejecución eran obra del Teniente Matthew Fontaine Maury, Director del Observatorio Naval en Washington D. C. Maury era sureño, cuñado de Herndon, y había estado en las costas latinoamericanas por primera vez en 182729, a bordo del Vincennes. Es así que se adelantó a las instrucciones oficiales del Ministro de Marina, fechadas el 15 de febrero de 1851, y el 20 de abril de 1850 le escribía a Herndon, hermano de su esposa, quien estaba destacado a la escuadra del Pacífico. Ciertamente, había diferencias sustanciales entre las instrucciones oficiales y las particulares de Maury, y Herndon se esforzó por cumplir estas últimas escrupulosamente, escribiendo así una obra clásica para la historia de las exploraciones estadounidenses, mientras que el informe del Teniente Gibbon, quien no escribió bajo tan singular presión, no ha sido debidamente individualizado a pesar de su sensibilidad etnológica, minuciosidad en la recolección de información, y peculiar redacción.

Las órdenes oficiales recibidas por Herndon manifestaban que el gobierno de los Estados Unidos de América "desea" poseer cierta información relacionada con el valle del Amazonas; en ese territorio está incluida toda la cuenca o la división de las aguas que desaguan en este río y sus tributarios. Este deseo se extiende no sólo a la condición actual de esta cuenca, respecto a la navegabilidad de sus ríos, al número y condición, tanto industrial como social, de sus habitantes, sus oficios y su producción, su clima, su tierra y productos, sino también a sus posibilidades de cultivo, y a la índole y extensión de sus subdesarrollados recursos comerciales, ya sea del campo, la selva, el río o la mina " (Herndon y Gibbon, 1853, 1: 24). Evidentemente, estas instrucciones no incluían el reunir información específica, y menos aún se explayaban en las consideraciones políticas, económicas, sociales y morales, que iban a condicionar el proceder y la conducta de ambos oficiales en la Amazonía.

Mientras tanto, Maury instruía así a Herndon: "como te lo dije anteriormente, entérate del valor de cada artículo, el volumen de su producción, la capacidad de la región para incrementarla, el dinero que se hace con él, el costo y los medios para llevarlo al mercado, y cualquier cosa concerniente, incluso hasta el detalle más insignificante, como si tú mismo fueras a embarcarte en ese mismísimo negocio" (Dozer 1948: 222). Y Herndon cumplió, registrando hasta los detalles más triviales que pudieran interesar al posible empresario o inversionista. También cumplió las instrucciones técnicas que le dio Maury: "Consigue uno o dos cordeles de pesca del buque, de unas 50 brazas, ponle un peso de más de una libra y lleva un registro de sondaje con él, desde la base de los Andes hasta la boca del Amazonas, y haz un mapa del río conforme lo recorres. Llevarás un compás y un cronómetro de bolsillo ( .. ). En resumen, Lewis, registra y toma nota de todo lo que veas, digas, sientas o pienses (..) Preserva los especímenes de todas las plantas, trae a casa pedazos de todas las piedras y comentarios de las formaciones geográficas " (Ibidem: 224).

La singularidad del pensamiento de Maury, que la redacción de Rendón deja entrever, la expresa él mismo así: "No me importa cual sea el motivo del gobierno para enviarte allí. Tu lda tiene que ser el primer vínculo de esa cadena que tiene que terminar en el establecimiento de la República Amazónica, porque cuando el Gobierno haga lo que le he venido urgiendo que haga y lo que intenta tratar de hacer, esto es, asegurarse mediante un tratado el derecho a navegar ese río, no se podrá evitar que los ciudadanos americanos de los Estados libres, tanto como de los esclavistas, vayan con sus bienes y esclavos para establecerse y revolucionar y republicanizar y anglosajonizar ese valle, para prevenir que este depósito explote después que se le ha arrojado la tea.

"Ese valle debe ser la válvula de escape para nuestros Estados del Sur. Cuando estén superpoblados de esclavos se detendrá el tráfico de esclavos africanos. Así como el valle del Mississippi ha sido la válvula para los esclavos de los Estados del Norte, ahora libres (de la esclavitud), así el valle del Amazonas lo será para los del Sur" (Dozer 1948: 217).

Estas ideas en torno a la erradicación de la esclavitud, pueden complementarse con los argumentos que Maury esgrimió en respuesta a una comunicación de su prima, la Sra. Blackford, cuando ésta le manifestó su preocupación ante su plan de "exportar esclavos":

Es decir, Maury era consciente del potencial explosivo inherente a la persistencia de la esclavitud y, gradualmente, desarrolló su propio plan para liberarse de ella: vender los esclavos sureños a los colonos de la Amazonía y luego prohibir la esclavitud en el Sur. Además, con este plan, los hacendados sureños transformaban su capital humano en dinero, ya que sus esclavos tenían un valor total de 15 millones de dólares como mano de obra agrícola.

Este informe, obra de Matthew Fontaine Maury, William Lewis Herndon, Lardner Gibbon y el Gobierno de los Estados Unidos de América, es representativo de los hombres, mujeres e instituciones de su época, en el sentido de que los funcionarios estadounidenses ejercían su libertad de acción y de pensamiento por encima de las atribuciones legales que les concedían sus respectivos cargos, siendo con frecuencia desautorizados por el gobierno (Da Conde 1971: 208). Ahora bien, dentro de la historiografía estadounidense que se ocupa de este punto vemos, por un lado, a D. M. Dozer, quien publicó por primera vez esta carta, precisar esta diferencia entre las instrucciones que recibió Herndon y, por otro, a R. Horsman, quien se ocupa ampliamente del expansionismo estadounidense y cita la carta de Maury a su cuñado como si fuesen las instrucciones oficiales (Horsman 1981: 380381).

El mismo Maury se explaya aún más en la singularidad de su punto de vista, cuando le dice a Herndon que una vez en el Perú: "... país de ignorancia y prejuicio, no necesariamente dé a conocer el verdadero objetivo de tu visita o la autoridad bajo la cual actúas, tampoco deben saber ni debes hablar en absoluto a tus compañeros de buque ni a otros. Podrías complicarte y no te facilitarían la comunicación con los funcionarios... " (Dozer 1948. 223). Mientras las instrucciones del ministro William A. Graham le recomiendan "... no excitar la suspicacia de la gente y no ofender a las autoridades". (Herndon 1853: 25).

Esta ambivalencia en, las instrucciones proviene esencialmente de la pugna entre las dos sociedades propuestas para la joven Unión Americana. Por un lado, la sociedad emergente de la era industrial que proponían los financistas de la Nueva Inglaterra y, por otro, la sociedad arraigada en la tenencia de la tierra y su mano de obra que habían articulado los virginianos. Ciertamente, ambas habían hecho posible la emancipación en 1776; pero a mediados del siglo XIX sus intereses eran irreconciliables, siendo así que entre 18él y 1863 se enfrentaron en una desgarradora y fratricida Guerra Civil En 1851, al momento de la expedición, gobernaba los Estados Unidos de América el presidente Millard Fillmore, oriundo de Nueva York, abogado y político whig, es decir, un liberal que propugnaba los intereses industriales. Por su parte, M. F. Maury, autor intelectual de la expedición, y W L. Herndon y L. Gibbon, los ejecutores, eran virginianos, representantes de la sociedad sureña. Esta, luego de contribuir eficazmente a la independencia, se había afianzado bajo la dirección de la élite terrateniente, que desde las plantaciones había retomado con un inusitado vigor el uso de la mano de obra esclava para el cultivo del algodón y del tabaco. También había recreado, infundiéndole un estilo propio, una sociedad señorial, con una aristocracia arraigada en las plantaciones, pero con ramificaciones en el Ejército, la Marina, y el Gobierno estadounidenses.

Tanto el industrialista Norte como el agrícola Sur de los Estados Unidos de América compartían el convencimiento absoluto de que constituían una nación providencial y que, por su mediación, "los demás pueblos quedarían libres y transformados, no dominados ni destruidos " (Horsman 1981: 122). Ello sería posible por el "Destino Manifiesto" que distinguía el anglosajonismo cultural y racial del pueblo estadounidense para expandir "el gran experimento de libertad y autogobierno federado" (Pratt 1926: 795797).

Este último principio resultó válido en la expansión hacia el Oeste, especialmente en la anexión de Oregón y de Texas, por entonces posesión inglesa la primera y región mexicana poco poblada la segunda. Pero cuando los estadounidenses, luego de vencer militarmente al país limítrofe, ocuparon Ciudad de México, pronto se dieron cuenta de que ganar la guerra no significaba la desaparición de la población negra, blanca, roja y de mestizos mexicanos o su inmediata "sajonización". Es así que R. Horsman concluye:

La esclavitud, que aun persistía para la raza negra con diferentes matices en las Américas, hacía evidente las divergencias entre las culturas latinas y anglosajonas en lo referente al contacto y las relaciones entre las razas. Al igual que la presencia y asimilación de los indígenas americanos había sido diferentemente enfocada por los europeos desde el inicio del encuentro intercontinental, llámese esta conquista o colonización. En este continente, los Estados Unidos llevaban en su seno el conflicto no resuelto desde sus orígenes de la pluralidad cultural occidental integrándose al anglosajonismo dirigente y, para este caso específico, su relación, consecuentemente diversa, con las razas negra e,indígena, mientras el resto del continente, colonizado porfranceses, portugueses y españoles, asumía esta relación interracial dentro de los patrones de integración de la cultura latina. Es decir, crearon sociedades en las que prevalecían los blancos, pero que a su vez dejaban un amplio espacio para los mestizos, negros,e,indígenas.

El patrón de colonización inglés, desde sus inicios, había impuesto el aislamiento de los indígenas y la concentración de los esclavos negros en las faenas agrícolas en los aparentemente inagotables territorios, mientras los centros urbanos eran casi exclusivamente para los blancos, protestantes y anglosajones.

Ciertamente, el patrón de colonización latino, con su uso de mano de obra indígena y negra tanto en el campo como en la ciudad, difería radicalmente y, en consecuencia, los países que emergieron de ellos en el siglo XIX eran en esencia diferentes Y aparentemente irreconciliables.

Sin embargo, en 1851, cuando Herndon Y Gibbon emprendían sus exploraciones, aún persistía la esclavitud en la región amazónica y a lo largo de sus respectivos informes se hace mención a la condición de los esclavos. Es evidente que, al escribir, ambos tuvieron en cuenta las instrucciones específicas de Maury sobre que la cuenca del río Amazonas sería la válvula de escape Ve la esclavitud sureña ", y escribieron para alentar el contacto desde su perspectiva. Incluso Gibbon llega a decir que "Hay distintas clases de esclavitud existente entre diferentes clases de gente libre. Si se vieran obligados a escoger, muchos preferirían ser esclavos negros en América del Norte, que indios libres en el Sur" (Gibbon 1853,11: 23).

Ciertamente, esta afirmación se sustenta en un planteamiento comparativo entre la esclavitud hispánica y la anglosajona, que ha merecido la atención de los especialistas. Por ejemplo, el estudio comparativo de Herbert Klein sobre la esclavitud en Virginia y Cuba, ilustra cómo los negros, desde su condición de esclavos, se integraron en la sociedad cubana porque la cultura hispanoamericana les concedía derechos iguales, mientras que la cultura anglosajona, al concebir al negro como un objeto del derecho, lo hizo marginal a la sociedad (Klein 1967.38). Aparentemente, Herndon y Gibbon, aun cuando desarrollaron una especial capacidad de observación, no fueron capaces de percibir esta sutil pero decisiva diferencia estructural entre ambas sociedades.

En mayo de 1833, la Gran Bretaña declaró abolida la esclavitud en Jamaica y sus otras islas antillanas. Consecuentemente, en todo el continente americano se inició un proceso, que en cada país adquirió características propias, para que la esclavitud de los negros llegara a su fin de manera absoluta y total. Durante el periodo de la emancipación de España, las nacientes repúblicas hispano americanas habían incluido en sus constituciones puntos alusivos a que todos los hombres y mujeres eran libres. A pesar de esto, la situación de los esclavos negros no estaba claramente especificada. Por eso, con el resurgimiento de la agricultura había renacido la cuestión.

Sin embargo, por presión inglesa, los países hispanoamericanos de la cuenca del Amazonas abolieron definitivamente la esclavitud negra a mediados del siglo XIX. Nueva Granada y Bolivia lo hicieron en 1851, Ecuador en 1852, y Venezuela y Perú en 1854. Mientras, el Imperio del Brasil mantuvo la esclavitud hasta 1888. Es decir, cuando Herndon y Gibbon recorrían la región amazónica, la esclavitud negra aún persistía en el área por influencia brasileña.

Santiago Távara, político y funcionario peruano, ha dejado un valioso testimonio personal sobre "la emancipación del indio y la libertad del negro " que ilustra como este último se integró legal y socialmente a la vida peruana en los inicios de la República. Además, Távara hace un precoz deslinde intercultural al analizar la manipulación política que se daba para beneficiarse de la abolición, dice así:

Entonces, los peruanos también eran conscientes de las diferencias que los separaban y distinguían de los americanos del Norte. Pero los estadounidenses, tanto del Norte como del Sur, al estar convencidos de que el mundo avanzaría hacia el progreso y la prosperidad bajo su dirección, desarrollaron para cada situación una estrategia peculiar. Aunque siempre asumiendo la superioridad de sus instituciones republicanas y con poca sensibilidad hacia "el otro ", postergando así una decisión insoslayable hasta que estalló la Guerra Civil. Ciertamente, estas políticas han generado reacciones diversas, en especial entre los países latinoamericanos, que están tan cerca territorialmente y, sin embargo, tan apartados culturalmente de los angloamericanos.

Las exploraciones de Herndon y Gibbon estaban enmarcadas dentro de este amplio proyecto nacional que en la mente del sureño M. F. Maury significaba ligar la cuenca del Mississippi con su similar del Amazonas, dado que constituían una unidad vinculada por las corrientes marinas y los vientos del Golfo de México y del Caribe. Ya en 1791, Stanton Sholes observaba que las aguas calientes del Amazonas eran las que formaban la corriente del Golfo que atravesaba el Océano Atlántico por las Indias Occidentales, las costas de Cuba y Florida, pasaba por los cabos de Virginia y proseguía, evitando que los témpanos de hielo del Norte impidieran la navegación en las costas atlánticas de Norte América. Ahora bien, Maury retomó con eficacia y capacidad las palabras finales del artículo aparecido en el National Intelligencer:

Para llevar a cabo este proyecto de integración americanista, Maury desplegó una estrategia que abarcaba tanto la manipulación política dentro de su propio gobierno, como gestiones diplomáticas y de difusión publicitaria con los países que conformaban la cuenca amazónica, en especial Brasil, Bolivia, Venezuela y Perú. Ya se ha esbozado el primer punto, por lo tanto, aludiré a cómo procedió a dar a conocer su proyecto y obtener apoyo en los países latinoamericanos.

Ciertamente, Maury, quien había visitado dos veces los países de la América del Sur y conocía muy bien la política nacionalista y excluyente del Imperio del Brasil sobre la Amazonía, recurrió a difundir sus ideas en Bolivia, Venezuela y Perú para, a través de la mediación de estos países, lograr la libre navegación y comercio por el Amazonas y las regiones adyacentes. Sin embargo, hay que tener presente que el Brasil era el único país latinoamericano que aún no había abolido la esclavitud, por lo que era especialmente atrayente para los sureños.

Es así que, con el seudónimo de Inca, Maury publicó una serie de cartas que de inmediato editó en forma de folleto para "tratar uno de los cuestionamientos comerciales más importantes de la época ", es decir, la apertura de la región amazónica al contacto internacional. Maury razonaba comparativamente para sustentar su argumentación, y escribía:

"Supongamos que los Estados Unidos hubieran establecido puestos militares en California para impedir que la gente fuera allí y buscara oro. ¿Cuál hubiera sido la condición de ese estado en comparación con lo que es? Sería lo que ahora es el interior del Brasil.

La política del Brasil no ha sido sólo cerrarse al comercio, también se ha cerrado a la observación de los grandes recursos, posibilidades y capacidad de la mayor región del mundo; y entre los inmensos tesoros que yacen durmientes y sin desarrollar ahí, yo clasifico las piedras y metales como los menos verdaderamente valiosos.

Ahora está en Río el original de una orden emitida cuando Humboldt viajaba por la América del Sur, ordenando que el gran,hombre fuera hecho prisionero y expulsado del país si ponía un pie en territorio brasileño.

Y hace dos o tres años que este gobierno solicitó al Brasil permiso para enviar un vapor que remontara el Amazonas para explorarlo, no sólo en beneficio de los Estados Unidos, sino para el bien del comercio, la ciencia y el mundo. El permiso fue denegado. La consecuencia fue que se ordenó a dos oficiales de la Marina que cruzaran los Andes y descendieran el Amazonas como pudiesen. Uno de estos oficiales (el Teniente de Marina Herndon) acaba de regresar y está redactando su informe; el otro (el Teniente Gibbon) está todavía haciendo su recorrido.

Entonces, como consecuencia de este espíritu japonés que aun persiste en el Brasil, nuestros oficiales en consecución de la ciencia y el conocimiento para el beneficio del género humano, fueron, por esta política del perro del hortelano, obligados a pasar por todo tipo de situaciones y, alimentándose de monos y manatíes, descendieron el magnífico río, desde sus fuentes hasta su desembocadura, en balsas, en piraguas y en todo aquello que pudiera flotar que encontraron. Los informes de estos oficiales, a no dudarlo, abrirán los ojos del país ante la importancia de esta región" (Maury 1853: 22).

Más adelante, afirmaba:

El planteamiento de Maury respecto a la región amazónica, entonces, es parte del expansionismo económico, científico y cultural estadounidense, que se sustentaba en el siglo XIX en principios tales como la voluntad del Ser Supremo para integrar el género humano, antes que sobre la noción de que se trataba de un espacio vacío, que éste mismo Ser Supremo les concedía. Es decir, la región amazónica, integrada por partes de Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela y Perú, pero sometida a la política de 'puertas cerradas " impuesta por Brasil, poseedor de la desembocadura del río Amazonas, era comparada con el Japón, cuyo potencial era esencialmente humano. Además, probablemente debido a la afinidad cultural entre esta región y México, no se recurrió a la argumentación del 11 espacio vacío " que hubiera conducido a la anexión territorial. Sin embargo, también hay que señalar otra variante en la forma de actuar de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América en la región amazónica; esta vez seenvió a dos oficiales que hablaban español y que estaban especialmente motivados, por su parentesco con Maury, para desarrollar una estrategia exploratoria para la apertura plena, ya que paralelamente se presionaba por canales diplomáticos y en el ámbito de la difusión publicitaria (Papeles del Observatorio Naval, Archivo Nacional, Washington D. C.; Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú).

Estas "cartas del Inca "fueron traducidas y publicadas casi de inmediato en el Perú y Bolivia para promover la libre navegación por la cuenca amazónica. En Lima circularon a partir de 1853 como el Río Amazonas y las cuencas que forman su hoya, vertientes hacia el Atlántico, cuyo autor se identificaba como Manco Cápac. Sin embargo, hay que precisar que no se informa al lector peruano de que se trata de una traducción, y menos aun de una versión que ha sido manipulada para adaptarla al medio, Por ejemplo, en la edición peruana no se hace referencia a que se obtuvo la información mediante la exploración de los Tenientes Herndon y Gibbon ni a que ésta se inició en Lima; tampoco se incluye la comparación y similitud que plantea la versión original entre la política del Brasil y el Japón (Anónimo 1853: 22). Ciertamente, el tenia del derecho de los países, cuyos ríos eran afluentes del Amazonas, a la libre navegación y comercio por esta vía fluvial, al igual que aquellos surcados por los tributarios del Río de la Plata, era punto de controversia entre las repúblicas iberoamericanas a mediados del siglo XIX.

En lo que respecta a la edición boliviana de dichas cartas, hay que destacar que ésta apareció en una traducción hecha por Rafael Bustillo, en 1854. Esta versión es fiel al original en lo referente al texto, aun cuando se le han añadido notas que lo complementan y adaptan para el lector boliviano. Además, el prólogo del Traductor" proporciona al lector, desde la perspectiva boliviana, datos y argumentos que respaldan la libre navegación y comercio por los ríos de la América del Sur como vías de integración entre sí y de internacionalización de la región. (Maury 1854).

Ahora bien, en 1857 aparecía en Caracas una Respuesta a una memoria de M. Maury, firmada por M. De Angelis y dedicada "a la Majestad de D. Pedro II, Emperador Constitucional y defensor perpetuo del Brasil ". El autor era Pedro de Angelis (17841859), napolitano, identificado con los ideales bonapartistas; a la caída de Napoleón se vio envuelto en los transtornos políticos consecuentes y, finalmente, pasó a Buenos Aires en 1827 (Vázquez Machicado 1988, 11: 531533). En este folleto refutaba con minuciosidad y celo iberoamericanista los planteamientos de Maury desde la perspectiva brasileña. Respecto a la exploración e informe que nos ocupa, dice:

"La doctrina de M. Mauri (sic) ha obtenido ya alguna aceptación y prosélitos, que no se necesita decir son americanos; en el mes de Mayo de 1851, dos tenientes de la Marina de los Estados Unidos, los señores Guillermo Luis Herndon y Lardner Gibbon partieron de Lima para hacer un viaje de exploración en el valle de las Amazonas, y acaban de publicar sus apuntes, que son una memoria aun más enfática que la de M. Maury; bajo las descripciones poéticas de que está llena, se encuentran las mismas tendencias, las mismas aspiraciones egoístas. Luego que llega a la cumbre de las cordilleras, M. Herndon contempla los torrentes que se escapan de los costados de la montaña: 'Estas aguas dice corren a encontrar dos de nuestro continente septentrional y para los fines prácticos del comercio y la navegación, tienden a poner en contacto, una con otra, las hoyas del Misisipi (sic) y del Amazonas, de manera que no forman ya más que una sola corriente de agua que se extiende por delante de nuestras puertas. Sin embargo, la distancia que hay que recorrer por agua entre las dos fuentes, no puede bajar de diez mil millas".

El subrayado es de Angelis y ambos párrafos han sido tomados de Reflexiones, en el cap. III (Herndon 1853: 6364) habiéndose omitido del primer párrafo citado lo siguiente:

Asimismo, del segundo párrafo citado se ha omitido la frase "... que constituye el circulante del mundo.., " Refiriéndose a la plata que se extrae del Perú. Es decir, se ha eliminado del texto de Herndon las referencias a la internacionalización comercial del Amazonas, presentándolo, en consecuencia, como un avance del expansionismo territorial estadounidense y no como una propuesta del expansionismo comercial enmarcada dentro de principios liberales. Mientras De Angelis proponía que:

En resumen, M. De Angelis apoyaba, con erudición, la europeización de la América del Sur, especialmente de la región amazónica, para equilibrar ambas Américas. Mientras, Bolivia y Perú se inclinaban por la integración americanista económica, sin concesiones políticas, que salvaguardaran su identidad como naciones independientes de las pretensiones colonialistas europeas aún vigentes a mediados del siglo XIX, sobre todo para los países con ancestros hispánicos.

A comienzos de 1850, el comercio que se realizaba entre Brasil y Perú por el Amazonas era básicamente informal. Aparte de la presencia de los misioneros, aventureros y comerciantes de diversas nacionalidades, el interés por el desarrollo de la Amazonía era esporádico y aún sin regimentar. En setiembre de 1850, el Emperador del Brasil, don Pedro II, dio uno de los primeros pasos en beneficio de la región amazónica al aprobar una ley que autorizaba la navegación a vapor por el Amazonas. Al darse esta ley, en Río de Janeiro se empezaba a organizar la "Companhía de Navegacao e,Comercio de Amazonas ".

Al siguiente año, el Brasil y el Perú acordaron formar una Compañía de Vapores Brasileña que navegara de Pará a Nauta. En una de las cláusulas del contrato se estipulaba que ambos gobiernos darían a esta Compañía una subvención para la compra de vapores y para la instalación de oficinas. La cuota que el Perú asignaba a la Compañía era de 20, 000 pesos anuales por el término de cinco años. A cambio, ésta se comprometería a enviar sus vapores seis veces al año al territorio peruano. (Herndon 1853, 1: 357).

Esta convención fluvial fue firmada el 23 de octubre de 1851 entre Bartolomé Herrera (delegado peruano) y Duarte Da Ponte Ribeyro (brasileño). Además, por medio de este tratado, a cambio de la libre navegación del Amazonas, que hasta entonces era monopolio del Brasil, el Perú cedió las tierras comprendidas entre los ríos Amazonas (hasta su confluencia con el Yavarí) y Caquetá (hasta su confluencia con el Apaporis), determinándose así nuestra frontera por la Amazonía. Esta convención es uno de los actos internacionales más discutidos en nuestra historia diplomática, porque para ponerse de acuerdo con un país vecino sobre un bien común se entregó territorio nacional (Romero 198485, 111: 22).

Ciertamente, estas disposiciones y acuerdos debieron influir tanto en el gobierno de los Estados Unidos de América como en M.F. Maury, para concretar el envío de Herndon y Gibbon a explorar la Amazonía.

Teniendo como precedente el tratado mencionado, el Emperador del Brasil, el 30 de agosto de 1852, celebró un contrato de navegación a vapor por el Amazonas con uno de sus súbditos, Juan Irineo Evangelista de Souza. Mediante este contrato se le otorgó a este último el derecho exclusivo de navegar el Amazonas por un periodo de 30 años. De igual manera, se acordó cuáles iban a ser los puntos de arribada en el trayecto fluvial.

Dicho privilegio define el siguiente trayecto de los vapores: el primero iba de la ciudad de Belén, capital de la provincia de Pará hasta el pueblo de Pará, en la desembocadura del Río Negro, capital de la provincia de Amazonas, y el segundo continuaba de este último punto a Nauta, ciudad del Perú.

Ese mismo año, el Cónsul General y Encargado de Negocios del Perú en Río de Janeiro, firmó un convenio sobre el mismo asunto con De Souza. En éste se le otorgaba el derecho de explorar el Ucayali y otros ríos al oeste de este río; también se le concedía otros privilegios los cuales, de ser aprobados por el gobierno peruano, le darían al Brasil todas las ventajas Y poderes para navegar por el Amazonas y, sus tributarios (Herndon 1853, 1: 360j.

Mientras tanto, ignorando todo esto, el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, José Manuel Tirado, envió una carta al Emperador del Brasil, el 20 de enero de 1853, en la que cuestionaba de manera excesivamente cortés el hecho de que el gobierno brasileño hubiera firmado un contrato de navegación (que incluía territorio peruano) sin habérselo participado, por cuanto éste debió realizarse por medio de funcionarios debidamente acreditados por ambos países. El mismo señor Tirado disculpa esta actitud al decir que posiblemente se debió al deseo del gobierno brasileño de fomentar dicha navegación. Tirado agrega que en lo que respecta al Perú, la empresa de De Souza sólo podría navegar aguas nacionales por un plazo de cinco años como estipulaba el tratado de 1851.

En 1858 venció el contrato con la Compañía y, al no renovarse inmediatamente, se paralizó la navegación en aguas peruanas. Mientras tanto, Brasil había retirado a esta Compañía el privilegio de la navegación amazónica en 1854, recompensándola con una indemnización superior a los 80,000 pesos con que la subvencionaba anualmente. En vista de que el contrato con la Compañía Brasileña de Navegación del Amazonas limitaba a este río el tráfico de vapores de la misma, el 31 de enero de 1853 Tirado sugirió al Consejo de Estado la construcción de dos vapores que, relacionando sus itinerarios con los brasileños del Amazonas, hicieran el tráfico en los tributarios, especialmente en el Ucayali y el Huallaga (Romero 198485: 65).

Tirado consiguió que se aprobara una asignación de 200,000pesos con esta finalidad. De esta cantidad, Tirado empleó 75, 000 para los vapores, los cuales se mandaron construir en Estados Unidos con fecha de entrega hacia el 10 de enero de 1854 en el puerto de Loreto (Iquitos). Sin embargo, a pesar de que estos vapores (Tirado y Huallaga) llegaron al Perú, el proyecto fracasó en la práctica, pues ambos vapores fueron adquiridos por personas carentes de los conocimientos necesarios para realizar una transacción semejante, y fueron construidos sin que se les sometiese a inspecciones técnicas a cargo de personal naval competente. Su fracaso se debió en gran parte, además, a la carencia de personal de mantenimiento (Romero 198485: 7577).

El 15 de marzo de 1857, el Presidente Castilla notificó a la Compañía de Navegación del Amazonas que, al vencer el contrato (de 3 años obligatorios), éste ya no se renovaría.

El 10 de octubre de 1858 se concertó con Brasil una convención (ZevallosLisboa) que acordaba el nombramiento de una comisión mixta que deslindara las fronteras y declaraba libres las comunicaciones fluviales entre ambos países, aprobándose cláusulas favorables a la navegación y comercio entre ellos. Esta convención fue ratificada en 1859.

Como consecuencia del acuerdo y en vista que el comercio hasta Nauta se había suspendido, el Gobierno se vio obligado afirmar (9 de julio de 1859) un nuevo contrato con la Compañía, pero únicamente por dos años, de los cuales sólo se cumplió con uno. En 1861 se hicieron arreglos para adquirir dos vapores en Inglaterra. Estos recibieron los nombres de Morona y Pastaza, y zarparon de Londres hacia el Perú el 8 de setiembre de 1862. El primero de ellos, después de varios contratiempos con el gobierno brasileño, llegó a Nauta el 15 de junio de 1863. Como Perú se negó a seguir con el contrato, la Compañía de Navegación Brasileña declaró que a partir del 10 de enero de 1853 no recibiría ningún pasajero o carga que fuesen al Perú, además de realizar un boicot de combustible para todos los buques cuyo destino fuera el Perú (Romero 198485: 86).

En 1863, el Morona y el Pastaza comenzaron a prestar servicios transportando correspondencia y encargándose de otros asuntos, pero en forma limitada, esperándose formar pronto una línea de vapores regular. En 1866 llegaron el Napo y el Putumayo a Iquitos.

El presidente del Perú, don José Rufino Echenique, aprobando la política de Tirado, emitió un decreto el 15 de abril de 1853, relativo a la apertura y colonización del Amazonas. Este decreto declaraba "expedita la navegación, tráfico y comercio del Amazonas para los buques y súbditos del Brasil y para los buques de otras naciones que tenían tratados con el Perú, en virtud de los cuales podían gozar de los derechos de nación más favorecida... "Este decreto tenía como finalidad fomentar la exploración y explotación de la región amazónica y, a su vez, estimular la inmigración, para lo cual daba facilidades de traslado a los colonos, tanto nacionales como extranjeros. Pretendía además poner en ejecución los proyectos para abrir los caminos de Pasco al Pozuzo y de aquí al Mayro (Herndon 1853: 360).

Con fecha 4 de enero de 1854 se dictó otro decreto complementando el anterior, que disponía la libre navegación para Brasil en los afluentes peruanos del Amazonas. El segundo artículo señalaba que si otros estados pretendían que sus súbditos y buques fueran incluidos en la navegación de este río y sus confluentes en la parte del territorio peruano, porque se creyeran con derecho a esto en virtud a los tratados celebrados, el Gobierno procedería al otorgamiento o a la negación de las demandas según lo pactado en dichos tratados. Sin embargo, Perú reconocía el derecho de todos los estados ribereños para navegar el Amazonas.

Al firmarse este convenio entre Perú y Brasil, y al adoptarse luego el arreglo para que navegaran en el lado peruano del Amazonas los barcos de la Compañía Brasileña, el ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en Lima, J. Randolph Clay, se presentó ante la Cancillería reclamando que los vapores y ciudadanos de los Estados Unidos gozaran del mismo derecho, basándose en el tratado firmado por su país y el nuestro el 26 de julio de 1851. Este tratado les autorizaba, a su entender, a navegar el Amazonas peruano. Sin embargo, el segundo artículo de este tratado estipulaba que ambas partes contratantes "se comprometen por la presente a obligarse y comprometerse a no conceder, en materia de comercio o navegación, ningún favor, privilegio o inmunidad a otras naciones, a menos que también se conceda inmediatamente el mismo a los ciudadanos de la otra parte contratante, quienes deben gozar gratuitamente de éste, o de una compensación casi Proporcional en valor y efecto, siendo establecida de mutuo acuerdo, en caso que la concesión haya sido condicional" (Herndon 1853: 366).

Este reclamo del representante diplomático estadounidense era parte del cuidadoso seguimiento que llevaba a cabo para lograr la libre navegación del Amazonas. Es así que J. R. Clay, quien permaneció durante muchos años destacado en Lima, escribiría a Maury desde la Legación de los Estados Unidos de América en Lima, el 10 de setiembre de 1852:

"La cuestión de Lobos ", como la denomina Jorge Basadre, se remontaba a 1803, cuando marineros ingleses izaron la bandera de Inglaterra en la isla de Lobos; posteriormente, en 1852, tanto este país como los Estados Unidos sostuvieron:

"...que habían sido primero descubiertas y ocupadas por el capitán de la marina norteamericana Morell y que el Perú no ejercía actos de soberanía en su territorio". (Basadre 1969, 111: 340341).

Sin embargo, finalmente 1,a cuestión se resolvió favorablemente para el Perú, por lo que se puede asumir que el gobierno estadounidense siguió el consejo de J. R. Clay.

Aparte de citar el mencionado tratado, Clay aludió a las conversaciones que había sostenido con el excanciller Tirado. Sin embargo, el sucesor de este último, J. G. Paz Soldán, denegó la petición de Clay, afirmando que el convenio entre los Estados Unidos y el Perú sólo tenía validez para el litoral marítimo peruano y no para ríos interiores, además de basarse en principios de reciprocidad. Señaló también que los pactos sobre navegación por buques de vapor del Perú y Brasil provenían de la condición que ambos tenían de "limítrofes, ribereños y comuneros en las aguas del Amazonas".

Además, el decreto del 15 de abril de 1853 ya había sido ratificado y no consideraba el otorgamiento de ventajas expresas para los ciudadanos norteamericanos. Por último, Perú, como uno de los estados ribereños del Amazonas, no podía otorgar ni transmitir derechos sobre este río que, por sí solo, no poseía.

En relación a este tema, Herndon se encontraba convencido de que por medio del tratado anterior su país adquiriría el derecho legal para navegar las aguas interiores del Perú (específicamente la cuenca amazónica) y que Brasil no podría oponerse, pues consideraba que ningún país que poseyera la desembocadura de un río, podría impedir que otro estado no ribereño se dedicara al comercio a lo largo del citado río (Herndon 1853: 366).

En un informe que Tirado envió al gobierno peruano, luego de reintegrarse a sus funciones diplomáticas en los Estados Unidos de América, fechado en diciembre de 1854, relativo a temas que el congreso estadounidense trató en una de sus sesiones, claramente especifica que nunca pudo ofrecer lo que Clay afirmaba. En un párrafo de dicho informe sobre la navegación del Amazonas, Tirado da cuenta al gobierno peruano de que los Estados Unidos habían reclamado su derecho a navegar el Amazonas, argumentando que éste provenía del hecho de tener litoral en el océano Atlántico al igual que el Brasil (Tirado, carta del 2XII1854, Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima). Tirado se mostró de acuerdo con la actitud de Brasil que rechazó la pretensión estadounidense. Brasil declaró que no admitiría que la navegación amazónica la detentara un poder extraño y que decretaría la libre navegación del Amazonas cuando lo juzgara conveniente. Es así que ese mismo año Brasil, luego de retirarle el privilegio a De Souza, decretó libre la navegación a vapor por ese río, pero sólo para los países ribereños.

No conformes con la negativa de Brasil y Perú, en enero de 1854, un grupo de ciudadanos estadounidenses emprendió la formación de la "Amazon Steamship Company ", en Nueva York, con el propósito de navegar y comerciar en el Amazonas y sus nacientes. Al hacerse de conocimiento público esta expedición, se afirmó que ya se había solicitado los permisos respectivos a los gobiernos de Perú y Brasil; que el primero había facilitado una bandera peruana para que los vapores estadounidenses pudieran navegar en la cuenca amazónica, mientras que el segundo se había negado categóricamente a darles permiso. Sin embargo, el Ministro de Estado y Relaciones Exteriores del Perú José Gregorio Paz Soldán, desmintió rotundamente tal aseveración y ordenó al cónsul del Perú en Nueva York que publicara un aviso oficial para desmentirla, visto que el pabellón nacional que supuestamente se había facilitado tenía por objeto camuflar propiedad estadounidense, violando los derechos brasileños en cuanto a la navegación amazónica, además de poner en tela de juicio la conducta del gobierno peruano.

Luego de la publicación peruana y de la orden de Brasil prohibiendo la entrada al Amazonas de cualquier barco extranjero, la expedición fue abandonada. Más adelante, ante este incidente, el gobierno de los Estados Unidos aseguró a Brasil que no apoyaría ninguna expedición al Amazonas que saliera por su propia cuenta, violando las leyes y reglamentos de Brasil. Pero también le recordó lo provechoso que sería que el imperio brasileño tuviera una política más liberal en relación a esta materia (Juan I. de Osma, carta del 31I1854; Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima).

No obstante todos los intereses que estaban en juego, hacia finales de 1854 se comprobó que la navegación a vapor en el Amazonas presentaba varios obstáculos y que, de no superarse, nunca prosperaría ni rendiría beneficios. Básicamente estos obstáculos giraban en torno a la falta de población occidentalizada. Primero, porque eso significaba una mano de obra reducida para trabajar en los diversos puertos amazónicos, lo que originaba, a su vez, una demora para los vapores, pues no había trabajadores para cargar o transportar el combustible ni los productos que comerciaban; y segundo, porque la falta de población occidentalizada significaba un movimiento comercial casi nulo. Casi desde el inicio de los viajes, Brasil recomendó a la C0wanía que contratara trabajadores que estuviesen dispuestos a vivir en la Amazonía. Más aún, en el contrato con De Souza se estipulaba claramente en uno de los artículos que: "Durante los 30 años del privilegio, fundara la Compañía, en las inmediaciones del Amazonas y sus afluentes, sesenta colonias de extranjeros o indios, debiendo ser los primeros de la nación que el gobierno designe " (El Comercio, 511853). Este artículo nunca se cumplió cabalmente.

Finalmente, la libre navegación del río no se dio hasta que A. C. Tavares Bastos estudió el problema y, después de una exploración in situ y de la publicación de "0 Valle do Amazonas" (1866), logró que se aprobara la apertura del Amazonas a la marina mercante de todas las naciones desde la frontera de Brasil. El Perú procedió de manera similar el 17 de diciembre de 1868 (Romero 198485: 60).

Sin embargo, ya era muy tarde para llevar a cabo la propuesta de M.F. Maury para erradicar la esclavitud del Sur de los Estados Unidos de América a través del comercio y la libre navegación por la cuenca amazónica, dado que la Guerra Civil había concluido y la esclavitud había sido abolida. Pero su propuesta no fue olvidada. Unos 3,500 confederados y sus esclavos emigraron al Brasil entre 1866 y 1867 y fundaron la ciudad de Americana en las proximidades de Sao Paulo (Kepp 1987. 76). Ahí reprodujeron su cultura sureña y aún cuando el 80% de los refugiados volvieron, desencantados, a los E. U.A., los descendientes de quienes se quedaron mantienen aún vigentes sus orígenes en los rebeldes confederados, reuniéndose periódicamente, a pesar de su mestizaje racial y cultural con la población brasileña.

Matthew Fontaine Maury.

Los sureños, a lo largo del siglo XIX, demostraron un singular interés por la América Latina; en general, este interés ha sido presentado desde una perspectiva política expansionista. Sin embargo, hay también una serie de aspectos culturales, sociales y humanos que lo sustentan; incluso se podría decir que existe una afinidad entre el mundo del sur de los Estados Unidos y la América Latina, pero que este aspecto no ha recibido la debida atención. En este sentido, la obra de Maury, Herndon y Gibbon proporciona un valioso testimonio para enfocar el estudio de este interés sureño desde los aspectos ya aludidos.

El gestor de la idea, Matthew Fontaine Maury, había nacido en Virginia el 14 de enero de 1806 (Williams 1963, es la más completa biografía de este personaje. Como no hay todavía una traducción al español de su libro, lo he utilizado ampliamente, aunque no lo cito repetidamente para no recargar el texto). Pertenecía a una familia de arraigada tradición sureña de origen francés, ya que tanto los Fontaine como los Maury eran hugonotes que habían migrado al Nuevo Mundo a inicios del siglo XV7II. Se le puso como segundo nombre Fontaine para, según la tradición anglosajona, honrar a esos antepasados. El apellido de su madre era Minor, y descendía de un capitán de mar holandés, Maindort Doodes, que se estableció como terrateniente en Virginia a mediados del siglo XVII Su hijo, para completar el proceso de anglosajonización familiar, adoptó Minor como apellido, ya que era la forma como los virginianos pronunciaban Maindort.

Además, ambas familias tenían sólidos lazos entre sí, ya que los matrimonios entre parientes habían creado una extensa red familiar que en el siglo XIX se había ampliado también a través del matrimonio y de intereses comunes a las familias anglosajonas. Las unían sus convicciones religiosas (por entonces los Maury eran episcopales, versión estadounidense de la Iglesia de Inglaterra), su talento para convertirse en terratenientes y su habilidad para administrar y mandar. En esta tradición, el padre de M. F. Maury, cuando éste era un niño, había emigrado a Tennessee para hacerse de una posición propia como hacendado; sin embargo, no había logrado consolidar su situación económica, por lo que su hijo se sentiría siempre en desventaja dentro del condicionante entorno familiar de sus prominentes parientes virginianos.

Esta marcha hacia el Oeste le impidió adquirir una educación formal; pero Mo que surgiera en él una profunda motivación hacia la educación y la realización personal (Corbin 1888; esta biografía, escrita por su hija, ofrece un interesante testimonio de cómo se desenvolvía la vida de esta prominente familia sureña, de la que M.,El ,Maury era uno de sus más conspicuos representantes). Es así que, contraviniendo la voluntad paterna, ingresó a los 19 años como guardiamarina a la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América, para obtener la formación naval y la educación matemática y científica que anhelaba para sí. Al trasladarse a Washington D. C para iniciarse en la carrera naval, conoció y se vincula personalmente con su influyente familia extendida. Entonces fue que en la casa de Elizabeth Maury, hermana de su padre y casada con Edward Herndon, conocería a una sobrina de éste, Ann Hull Herndon, quien años después sería su esposa. La joven quedó fascinada por este primo, cuya madre, Diana Minor Maury, era sobrina de su abuela, Maury Minor Herndon. Además, su hermano, William Lewis Herndon, también era oficial de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América.

El 9 de julio de 1825, M. F. Maury recibió la orden de incorporarse a la dotación del Brandywine, fragata encargada de trasladar al anciano Marqués de Lafayette de regreso a Francia. La fragata tenía el nombre de la batalla en la cual el Marqués había sido herido cuando servía a las órdenes del General Washington. Con el nombramiento de Maury se honraba a su linaje, ya que los oficiales y guardias marinas habían sido seleccionados entre los descendientes de los franceses que, como Lafayette, habían participado en la Revolución Americana pero que, a diferencia de éste, se habían incorporado a la naciente nación.

Ciertamente, la tradición familiar y los usos de la pujante Unión Americana hacían que el joven guardiamarina asumiera la anglosajonización como un proceso viable para los americanos de origen latino.

Por entonces, la Marina de Guerra, que había cumplido una destacada función en la guerra contra Inglaterra en 1812, veía su presupuesto reducido por el Congreso. Además, el grado más elevado era el de Capitán, por lo que se usaba el título de Comodoro para designar al capitán que comandaba más de un buque, ya que el Congreso se negaba a nombrar Contralmirantes, Vicealmirantes y Almirantes, como existían en las armadas de otros países, por considerar que ello no era apropiado a una república. Ciertamente, este argumento no satisfacía a la Marina, por lo tanto, esta misión que se le encomendaba la colocaba nuevamente en primer plano, ya que Lafayette era un héroe nacional que había pasado un año recorriendo los Estados Unidos de América para despedirse, tanto del Presidente John Quincy Adams, como de los veteranos revolucionarios y del pueblo estadounidense.

A bordo del Brandywine, Maury se estrenó como guardiamarina y, además, inició sus estudios científicos, ya que la fragata había sido dotada de una selecta biblioteca. Según su hija, Diana M. Corbin, el galante Marqués distinguía con frecuencia al estudioso y pequeño guardiamarina; y conversaba amablemente con él" (Corbin 1888: 1617).

Después de participar en esta honrosa misión de trasladar al Marqués de Lafayette y de unas merecidas vacaciones, M.F. Maury continuó formando parte de la dotación del Brandywine, cuya siguiente comisión fue dirigirse a la América del Sur para relevar a los oficiales y marineros destacados en la escuadra estadounidense en el Pacífico, destinada a proteger los intereses de sus connacionales, ya que por entonces Brasil y Argentina estaban en guerra por el control del Uruguay (la Banda Oriental). Mientras, los uruguayos deseaban ser independientes. El nuevo maestro del buque, Inocencio Soto, lo inició en el estudio del español, experiencia que Maury luego recordó en estos términos:

Este texto, que su biógrafa F. L. Williams reproduce para informar sobre cómo aprendió español, también pone en evidencia la gran confianza de Maury en las relaciones humanas y en la comunicación personal (Williams 1964: 6263, traducción mía).

En octubre de 1826, la fragata entró al puerto de Río de Janeiro. Dos semanas después el Comodoro Jones recibió una comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil manifestando: "... que el bienestar y la seguridad del Estado requerían se cerrara el puerto de esta Capital hasta nuevas órdenes". Sin embargo, tanto el Brandywine como el Vincennes estaban ya listos para zarpar, por lo que el Comodoro Jones se dirigió al encargado de negocios estadounidense, C Raguet, para que se comunicara con el ministro brasileño en estos términos: Tengo que informarle que me haré a la mar mañana, si el tiempo lo permite; y aun cuando el gobierno brasileño sabe que intento navegar de inmediato, después de abastecer de aguas los buques, le agradeceré que Ud. considere necesario repetir esta información".

El diplomático le recordó al marino que Brasil era un Imperio, y que don Pedro podría actuar precipitadamente, por lo que se protestó enérgicamente "con respecto al tratamiento dispensado a los buques de guerra de una potencia amiga y neutral ". Ciertamente, el Emperador accedió a moderar sus órdenes, y el comodoro retuvo, a su pesar, la escuadra estadounidense tres días más en puerto ante un posible ataque brasileño. Finalmente, C. Raguet concluyó: "No dudo al expresar mi creencia que la decidida posición que Ud. asumió en esta ocasión, la que contó con mi decidida aprobación, fue la forma de arreglar esta cuestión entre nuestro Gobierno y el del Brasil; pero posteriormente pueden negarse a una concesión similar".

Este incidente entre países americanos que combinó la estrategia armada con la negociación diplomática, fue una lección inconclusa para el joven guardiamarina, quien años más tarde retomó el planteamiento en sus afanes para lograr la libre navegación y comercio por la región amazónica.

El Brandywine y el Vincennes se reunieron con la escuadra de los Estados Unidos de América en el Océano Pacífico en Valparaíso, a comienzos de 182Z Poco después, el Brandywine, junto con el United States, el Vincennes y el Dolphin, anclaban en el Callao. En esta "estación", Maury fue transferido al Vincennes, juntamente con el capellán de la escuadra, el reverendo Charles Samuel Steward, quien escribió una narración del viaje (Steward 1831). La presentación que éste hizo de Lima y el Callao puede servir para hacerse una idea de cómo la percibió Maury, ya que tenían amistad y otras cosas en común, pues el guardiamarina era persona piadosa. El relato del capellán evidencia su sensibilidad para percibir las diferencias entre los países latinoamericanos, ya que es minucioso en la descripción etnográfica, agudo en las observaciones políticas y conocedor del pasado colonial. Ciertamente, debieron haber conversado mucho ambos hombres.

Desde el Callao, el Vincennes se dirigió a la Polinesia y luego navegó hacia la China. En el viaje de retorno pasó por el Cabo de Buena Esperanza, y en junio de 1830 ingresó al puerto de Nueva York Maury había estado fuera de los Estados Unidos durante cuatro años, y en palabras de F. L. Williams:

Matthew Fontaine Maury permaneció en tierra hasta julio de 1831 cuando habiendo sido destinado a la corbeta Falmouth, gemela del Vincennes, partió nuevamente hacia las costas de la América del Sur, para unirse a la escuadra estadounidense estacionada allí. En este viaje llevó el cuaderno de bitácora, donde registró todo lo:

Por entonces, ya era un guardiamarina graduado y se había iniciado en el trabajo que sería la obra de su vida.

Maury permaneció en las costas sudamericanas hasta comienzos de 1834,cuando regresó a su país. En este periodo, además de especializarse en las corrientes y los vientos marinos, había perfeccionado su entendimiento de la cultura latinoamericana, ya que retomó las amistades hechas durante su visita anterior a Río de Janeiro, Buenos Aires, Valparaíso, Callao y Lima, y Guayaquil, como lo evidencia su correspondencia (Archivo Nacional, Washington D. C.).

Su estadía en tierra se prolongó más de lo esperado, y la vida de Maury tomó un rumbo que, a la larga, le permitió ejercer una influencia decisiva en lo que seria la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América.

Contrajo matrimonio con Ann Herndon y se estableció en Fredericksburg, Virginia, alojándose con sus parientes. Contaba con "licencia " de la Marina y su paga era de 40 dólares mensuales. Se dedicó entonces a redactar sus observaciones científicas, y es así que publicó su primer libro sobre navegación (Maury 1836).

En la década de 1830 los estadounidenses ya eran conscientes de que, si aspiraban a ser una potencia mundial, tenían que participar efectivamente en la exploración de las áreas del mundo sobre las cuales no existían aún cartas de navegación. Y ello únicamente era posible si contaban con una Marina de Guerra que pudiera competir con aquellas de las potencias europeas. Había llegado el momento para el cual Matthew Fontaine Maury se había preparado cuidadosamente; sin embargo, no era la excepción, ya que los Estados Unidos de América contaban con todo un equipo de hombres jóvenes preparados para emprender esta tarea y ansiosos por enarbolar la bandera estadounidense por los confines de la tierra.

A fines de ese periodo se llevó a cabo la Expedición Exploratoria de los Estados Unidos (18381842) que dio la vuelta al mundo y que por primera vez concilió los intereses científicos, comerciales, diplomáticos y morales de los Estados Unidos de América (Viola y Margolies, eds. 1985). Este era un antiguo proyecto que se remontaba a comienzos del siglo XIX, que en 1828 había sido aprobado por el Congreso y que recién ahora se concretizaba. Ciertamente, Maury deseaba integrar la Expedición, pero las pugnas y rivalidades internas para obtener el comando hicieron que éste recayera en el Capitán Charles Wilkes, y como entre ambos oficiales existía cierta animadversión, se abstuvo de gestionar su participación.

La expedición Wilkes, como también se la denomina, recorrió los océanos del mundo durante cuatro años, reuniendo tanto la más amplia colección de muestras botánicas, zoológicas y de minerales, como conocimientos sobre regiones aun poco conocidas por los occidentales. La escuadra estadounidense, constituida por el Vincennes, con el Capitán Wilkes abordo, el Peacock, el Flying Ship y el Sea Guil este último se perdió al cruzar el Cabo de Hornos, llegó a la isla de San Lorenzo el 20 de junio de 1838. Permaneció allí 10 días; durante la estadía en la isla, el Capitán Wilkes hizo azotar a varios hombres para mantener la disciplina naval entre su tripulación. Por este acto fue sometido a corte marcial a su regreso. Además, un marinero murió de viruelas y fue enterrado allí. Luego pasaron al Callao, donde estuvieron hasta el 8 de julio reabasteciéndose, y el 13 del mismo mes se dirigieron al Pacífico Occidental. Mientras tanto, los científicos de la expedición reunieron una significativa colección de plantas andinas, a las que dieron los nombres de sus recolectores, tales como Atragalies brackemidgei, Malvastum richii, Draba pickeringü, Lupinus pickeringü, Oxalis pickeringü; dicha colección pasó a formar parte de la Institución Smithsoniana. Desde aquí se dirigieron a la Polinesia.

El 17 de octubre de 1839, cuando Maury se dirigía a Nueva York para reportarse al Consort, el coche en el cual viajaba se salió del camino, volteándose y rodando por la pendiente. El oficial se rompió la pierna derecha y quedó lisiado, condicionando así para siempre su carrera naval. Durante su convalecencia se dedicó a escribir y publicar una serie de artículos sobre la Marina de Guerra, que trataban temas de navegación y deformación de los guardias marinas, a quienes recomendaba estudiar idiomas. Sus escritos alcanzaron amplia difusión,e,influencia, ya que también afirmaba que debía fortalecerse a la Marina para que proporcionara adecuada protección al creciente comercio de la nación, a fin de que salvaguardara a los ciudadanos estadounidenses en el exterior y contribuyera al prestigio de su país (Williams 1964: 129131).

En 1842 fue nombrado Superintendente de la Estación Naval de Cartas e,Instrumentos, con sede en Washington D. C. A los 36 años se le presentaba la oportunidad de llevar a cabo el trabajo científico que iba a sustentar el desarrollo de la Marina de Guerra de los Estados Unidos.

Ahí estaban almacenados los cuadernos de bitácora de los buques de la Armada estadounidense desde su fundación. Maury y su equipo, del cual W. L. Herndon y L. Gibbon formaban parte, se dedicaron a estudiarlos sistemáticamente, comenzando por la ruta de Nueva York a Río de Janeiro, descubriendo que los navegantes se enfrentaban con la naturaleza en vez de servirse de ella, por lo que se propuso encontrar la vía natural para este recorrido según la estación del apio. Este planteamiento lo hizo extensivo a los demás recorridos de los buques de guerra estadounidenses.

El 8 de octubre de 1844, Maury fue nombrado primer Superintendente del Observatorio Naval de los Estados Unidos de América, de reciente creación. Permaneció en el cargo hasta el estallido de la Guerra Civil, cuando renunció para incorporarse a las filas sureñas.

Desde esta posición prosiguió con su tarea de perfeccionar las rutas marítimas del mundo, mediante la publicación Y permanente revisión de las Cartas de Vientos y Corrientes y las Noticias Marítimas que puso a disposición de todos los hombres de mar. Ciertamente, se había transformado en un internacionalista convencido de que el mundo entero tendría que integrarse a la cultura occidental y que los Estados Unidos de América tenían que desempeñar una función dirigente en este proceso.

Es decir, Maury estaba listo para impulsar la libre navegación y comercio por la región amazónica. Como se ha visto, desempeñó un papel crucial en el proceso que culminó en 1866, cuando el Brasil declaró las aguas del Amazonas abiertas a todas las banderas. Pero era ya demasiado tarde para que Maury llevara a cabo su proyectada colonización. Sin embargo, un grupo de sureños retomó esta idea y emigró al Brasil después de la Guerra Civil, donde fundaron Americana, un asentamiento en el cual intentaron reproducir y preservar las formas de vida sureña.

Asimismo, hay que mencionar la participación de Maury en la exploración naval del Río de la Plata, a cargo del Teniente Thomas Jefferson Page, en el Water Witch, que completaba la información sobre la navegación al interior de la América del Sur (Archivo Nacional, Washington D. C.).

Después de este periodo, su interés por la América del Sur decayó y se concentró en proyectos dirigidos a lograr una mejor comunicación con Europa, como fue el tendido del cable telegráfico en el Océano Atlántico desde Nueva York a Londres. El primer mensaje lo envió la reina Victoria al presidente de los Estados Unidos de América, James Buchanan, el 16 de agosto de 1858.

Ciertamente, las contribuciones de M.F. Maury a las ciencias aplicadas a la navegación lo habían colocado entre los marinos y científicos más destacados de la época. Sin embargo, seguía ostentando el grado de Teniente de la Marina de Guerra de su país. Aparentemente, Maury asumió una actitud muy discreta al respecto, ya que se le había permitido permanecer en el Observatorio para llevar a cabo su multifacético programa de investigación oceánica y, a pesar de que varias veces se había visto envuelto en controversias científicas, políticas y navales, estuvo siempre en el servicio activo hasta el advenimiento de la Guerra civil.

Cuando en abril de 18él el estado de Virginia optó por la secesión, Maury ya había tomado la decisión de seguir a su estado natal y ponerse a su servicio. Es así como de inmediato, tanto él como sus hijos y otros familiares, se dedicaron a formar el Ejército y la Marina Provisional de Virginia, y luego se integraron a las Fuerzas Armadas de la Confederación.

Virginia fue el estado que se separó de la Unión con mayor repulsión, ya que sus estadistas habían desempeñado un papel crucial en el triunfo de la Revolución y en la redacción de la Constitución. Además, había dado cinco presidentes al país. Los principales jefes militares estadounidenses eran sureños y optaron por la Confederación; entre ellos el Coronel Robert E. Lee, natural de Virginia, quien asumió el mando de su ejército por fidelidad a su estado natal, renunciando a asumir igual responsabilidad en el ejército de la Unión. Entre la Confederación en expansión y los estados abolicionistas del Norte se encontraban los estados del interior, los cuales se mantuvieron fieles a la Unión.

Los ciudadanos de ambas facciones fueron a la guerra convencidos de que luchaban por la libertad y que obtendrían una victoria rápida. Sin embargo, la superioridad del Norte en recursos naturales era evidente. Los estados sureños eran once y estaban habitados por 9 millones de personas, que enfrentaban a 23 estados donde vivían 22 millones de habitantes. Estos últimos tenían, además, una clara superioridad industrial que les proporcionaba grandes facilidades para la manufactura de armas y municiones, ropa y otras provisiones. Asimismo, el Norte contaba con una red ferroviaria que facilitaba el transporte de tropas. Pero la guerra se prolongó hasta 1865, ya que era una contienda de principios, en la que ambos bandos lucharon con una entrega total (Mc. Pherson 1988; Reseña, s.f.).

Ciertamente, Maury prestó valiosos servicios a la causa sureña, ya fuera como marino de guerra, al desarrollar el uso de los torpedos, o como diplomático, al desempeñar estas funciones ante la corte inglesa y otros países europeos, dado que su reputación científica le permitía acceder a los más altos círculos del gobierno, las ciencias y el comercio marítimo.

La Guerra Civil terminó cuando él navegaba hacia Texas con armamento para la Confederación, entonces, al anclar en La Habana el vapor que los transportaba, el 22 de mayo de 1865, se enteró que se había concedido una amnistía a los sureños salvo a "todos aquellos que son o han sido funcionarios o agentes civiles o diplomáticos del así llamado gobierno Confederado ", "todos aquellos que son o han sido militares o marinos del así llamado gobierno Confederado por encima del rango de coronel en el Ejército o teniente en la Marina (de los Estados Unidos de América)... y que posteriormente colaboraron con la rebelión ". Es decir, Matthew F. Maury no podía regresar a Virginia hasta que se concediera una amnistía general.

Entonces se dirigió al México de Maximiliano y Carlota, donde fue incorporado a la corte imperial; al hacerlo, rechazó la invitación del Gran Duque Constantino de Rusia para que prosiguiera sus investigaciones científicas en ese país, y la de Napoleón III para que viviera en Francia (Caskie 1928: 131). Tomó esta decisión porque tenía en mente fundar "Nueva Virginia" en territorio mexicano con los sureños que quisieran comenzar una nueva vida. Es decir, retomaba su proyecto de colonización amazónica, adecuándolo a las nuevas circunstancias.

Ciertamente, la proyectada "Nueva Virginia " encontró fuerte oposición tanto en México como en los Estados Unidos de América. En el primero fue rechazado por la misma élite mexicana que rodeaba a Maximiliano y Carlota, y en el segundo se tomaron medidas drásticas para desalentar la expatriación de los vencidos sureños. Más aun, Ann Herndon Maury, su esposa, se negó a participar en la colonización, ya que significaba renunciar a ser estadounidense, y prefirió quedarse en Inglaterra hasta que llegara la amnistía general (Williams 1964: 421441).

Ahora bien, Maury había iniciado el proyecto con la decisión y energía que lo caracterizaban. Había adoptado la ciudadanía mexicana, integrándose plenamente a la sociedad que los franceses pretendían instaurar en México sin plantearse los cuestionamientos que se hacían alrededor suyo. Sólo la resistencia de su esposa a seguirlo hizo que confiara la consolidación de su proyecto a su hijo Richard Maury, coronel del ejército confederado, quien lo había respaldado entusiastamente, pero que carecía del talento de su padre, y que se fuera a Londres a reunirse con Ann y sus hijos menores.

Es decir, una vez más las propuestas expansionistas de Maury quedaban truncas al haber confiado su ejecución a otras personas. Sin embargo, los colonos virginianos que llegaron a establecerse en territorio mexicano introdujeron allí el cultivo de la quinina. Ahora bien, fue Maury quien propuso que éste fuera uno de sus principales cultivos siguiendo las sugerencias de Sir Clements R. Markham, por entonces a cargo de la Oficina de la India en Londres, quien hizo los arreglos para que se enviara semillas de este árbol a México desde la India, donde había transplantado semillas provenientes de la región andina.

C. R. Markham había estado varias veces en el Perú, ya que también había servido como guardiamarina en el vapor Collingwood de la escuadra de Su Majestad Británica estacionada, entre 1845 y 1847, en el Océano Pacífico. Se retiró de la Marina de Guerra de su país en 1851 con el grado de alférez, y poco después viajó al Perú para obtener semillas de la quinina o chinchona, cuyo cultivo introdujo en la India. Visitó el Perú nuevamente en 1862, y a su regreso a Londres desarrolló una intensa actividad peruanista. Ciertamente, Clements R. Markham y Matthew F. Maury tenían concepciones comunes, que debieron compartir, sobre como debía integrarse la cultura hispanoamericana al mundo internacional.

Paralelamente, Maury había constituido en Ciudad de México un observatorio para proseguir con sus investigaciones científicas, a cuyo funcionamiento no se opuso el gobierno ni la opinión pública estadounidense, y que el Emperador de México deseaba que se pusiese en marcha lo antes posible. Pero Maury tenía propuestas de países europeos para que continuara allí sus estudios, por lo que, al fracasar su propuesta de colonización anglosajona, decidió aceptar aquellas.

En abril de 1866 llegó a Inglaterra para reunirse con su familia y reanudar sus relaciones con la comunidad científica europea, aun cuando encontró cierta resistencia a su persona por haberse identificado con los intereses de su Virginia natal.

Al término de la Guerra Civil, los Estados Unidos de América iniciaron el proyecto de reconstrucción del Sur. Fue un período controvertido en el país por integrar a los antiguos esclavos dentro de la sociedad angloamericana sin realizar transformaciones sustanciales, periodo que ha sido recientemente revisado por la historiografía estadounidense (Foner 1988). Es así que se inició una campaña para promover y desarrollar los estudios superiores en los estados sureños. Entre ellos Virginia y Tennessee, estados a los que estaba más vinculado Maury, que solicitaron sus servicios académicos aunque carecía deformación universitaria. Entonces Maury, como otros altos oficiales que habían participado en la contienda fratricida, se incorporó a la docencia afines de 1868 en el Instituto Militar de Virginia. Además, fue nombrado superintendente del Registro Físico de Virginia.

Hasta su muerte, ocurrida el 1º de febrero de 1873, Maury se dedicó a la Reconstrucción del Sur, especialmente de su amada Virginia.

William Lewis Herndon

El primer estadounidense que recorrió el río Amazonas desde sus orígenes hasta su desembocadura había nacido en 1813 en el "Viejo Dominio ", como familiarmente se conoce al estado de Virginia, y descendía de William Herndon, inglés, quien llegó a la región en 1674 (Basso 1952). Su madre, Elizabeth Hull, pertenecía también a una familia profundamente arraigada en este estado, cuyos dirigentes y ciudadanos comunes confrontaban, a mediados del siglo pasado, el dilema de aferrarse a una forma de vida obsoleta, o abolir la esclavitud y seguir el destino de la Unión Americana, a cuya constitución estaban íntimamente ligados. William, Lewis Herndon era un virginiano cabal que, desde su profesión de marino de guerra, quería contribuir a encontrar una salida a este dilema. Por eso emprendió la exploración de la región amazónica.

Había ingresado a la Armada de su país a los quince años de edad, en 1828. Se embarcó por primera vez a bordo de la fragata Guerriere, sirviendo durante tres años mayormente en el Pacífico. Luego fue destacado al Constellation, pasando dos años en el Mediterráneo, y en 1834, embarcado en el Independence, recorrió las costas de América del Sur. En 1836, al retornar a su patria, Rendón contrajo matrimonio con Frances Elizabeth Hanbrough. S14 única hija, Ellen, se casó con Chester A. Arthur, quien llegó a ser el vigésimo presidente de los Estados Unidos de América (Herndon 1952).

Durante la guerra entre el gobierno de los Estados Unidos y los indios Seminolas de la Florida, Herndon comandó la goleta Wave, que debía patrullar la costa de la península. Por entonces, M. F. Maury comentó:

Poco después de esta desagradable misión fue destinado al servicio en tierra.

En 1843, ya con el grado de teniente, W.L. Herndon fue destacado a la Estación Naval de Cartas,e,Instrumentos, con sede en Washington D. C., y cuya dirección detentaba desde poco antes su primo, cuñado y compañero de armas, M. F Maury. Ciertamente, este último tenía una posición preponderante dentro del entorno familiar, y varios miembros de la familia trabajaron con él en sus diversos proyectos; entre ellos Brodie S. Herndon, hermano de W. L., se desempeñó como funcionario civil en el Observatorio Naval, siendo reemplazado en 1852 por otro pariente, E. L. Maury (Carta en el Archivo Nacional, Washington D. C.).

Durante tres años, el trabajo de Herndon consistió en hacer observaciones y cálculos astronómicos nocturnos, que Maury utilizó en sus estudios sobre los vientos y las corrientes. Sin embargo, el ritmo laboral que le impuso el Superintendente Maury resultó excesivo, y luego de sufrir una crisis nerviosa renunció al Observatorio.

En 1846, durante la guerra de los Estados Unidos de América con México, fue nuevamente destinado al servicio en alta mar al ser nombrado comandante del vapor Isis, que operó sin mayores contratiempos durante dieciocho meses en el Golfo de México. Al término del conflicto, Herndon pasó un año nuevamente al servicio de Maury y el Observatorio.

Pero W L. Herndon era un hombre de mar que había entrado en la Marina de Guerra para servir a su país navegando las aguas del mundo. No estaba hecho para el estudio, la investigación y la observación de gabinete. Por eso, prontamente se le destacó al Vandalis, buque que prestaba servicio en la escuadra estadounidense en el Pacífico. Sin embargo, las relaciones con Maury debieron ser cordiales, ya que en agosto de 1850, cuando estaba a bordo del Vandalis anclado en el puerto de Valparaíso, se le transmitieron sus órdenes, ya comentadas, para que explorara la región amazónica.

Por entonces, el gobierno de los Estados Unidos de América llevaba a cabo diversas exploraciones por el continente americano. Además de la ya mencionada vuelta al mundo que comandó el capitán Charles Wilkes, el teniente John P. Gillis encabezó una expedición astronómica a Chile y el teniente Archibald Mc. Rae cruzó la cordillera y las pampas desde Chile a Buenos Aires. En la década de 1850, el comandante Candwaller Ringgold, y posteriormente el comandante John Rodgers, fueron enviados a "explorar y reconocer " el estrecho de Behring, el Pacífico Norte y el Mar de la China; el teniente Isaac G. Strain partió en una misión similar al Istmo del Darién, y se instruyó al teniente Richard L. Page para que investigara el Río de la Plata y sus tributarios.

El atractivo de la literatura de viajes radica en el talento singular del escritor para presentar las incidencias del recorrido desde su perspectiva y lograr que el lector se identifique con su punto de vista como si él mismo hiciese el viaje. Por ejemplo, Mark Twain, al leer la narración de Herndon, cuando tenía 21 años de edad, en 1856, se identificó tanto con el relato que se dirigió, por el río Mississippi, a Nueva Orleans para embarcarse hacia la Amazonía y buscar allí fortuna. Aun cuando Mark Twain no llegó a navegar el Amazonas, siempre aludió la influencia decisiva que tuvo en él esta lectura.

El estilo de Herndon es directo y vigoroso. Su perspectiva es varonil. Está la altura de las dificultades, de la fatiga, de los chismes y de las mil pequeñas situaciones exasperantes por las que tuvo que pasar. Evitó en todo momento dar la impresión de que enfrentó grandes amenazas, peligros o desastres. En ningún momento tuvo miedo, aunque quizás hacia el final del recorrido por el río se permitió cierto desaliento. Es decir, su relato invita a navegar por el do Amazonas y recorrer o, ¿por qué no?, establecerse en sus márgenes.

Es así que, años más tarde, Mark Twain recordaba:

Se justifica saber por qué el novelista sureño no llegó al Amazonas

Mark Twain escribió estas líneas en 1910, por lo que se puede decir que la narración de Herndon debió influir decisivamente en él; más aún, quizás le sirvió de inspiración para escribir Vida en el Mississippi, ya que también su relato fluye a través de escenas que cuentan los incidentes y las aventuras de las personas que viajan a lo largo de dicho rió.

Al término de su recorrido, en Pará, Herndon descansó unos días en la casa del Cónsul estadounidense Henry L. Norris donde se recuperó rápidamente "conversando en inglés ". Luego emprendió el regreso, y se dirigió al Observatorio Naval para colaborar con Maury en la redacción de su informe, que se presentó al Congreso el 26 de enero de 1853.

"Herndon ha dejado una impresión completamente distinta a la que dejaron los dos oficiales franceses (con quienes yo viajé por el Huallaga desde Chasuta hasta Yurimaguas) (... ) mientras aparentemente el Sr. Herndon era simple, económico y, al mismo tiempo, liberal y trataba a todos como seres humanos ". Esta semblanza personal de W L. Herndon se la debemos a Robert Nesbit, un ciudadano estadounidense residente en Nauta, quien el 18 de setiembre de 1854 le escribió a Maury pidiéndole un ejemplar del informe de Herndon y Gibbon. Además, contó que:

Ciertamente, a lo largo del texto, Herndon pone en evidencia que era especialmente sensible en su forma de relacionarse con el sexo opuesto; aunque, claro está, no ha consignado de qué manera llevó adelante sus relaciones personales con las mujeres que encontró en su trayecto. En lo que respecta a la esposa del gobernador de Omagua, dice:

Esta aparente incongruencia en la presentación de como se relacionan los extranjeros de paso NI los peruanos, es un claro ejemplo de las dificultades que surgen al interpretar la comunicación entre ambos. Y en el caso de relaciones entre hombres y mujeres es aún más evidente. Sin embargo, hay que precisar que es el estadounidense R. Nesbit quien insinúa la posible paternidad de Herndon. No se dispone del testimonio personal de la esposa del gobernador de Omagua, ni de la versión de este último.

Sin embargo, el mismo Herndon proporciona ejemplos elocuentes sobre cómo percibió a los peruanos: "Ijurra frecuentemente ha dejado correr cien brazas donde yo después encontré quince o diecisiete" (Herndon 1853: 265). Evidentemente, hay en esta frase un sesgo personal tendencioso hacia el peruano que le facilitó el acceso a la región amazónica.

"El nuevo poblado aún no tiene nombre. Ijurra quería que se llamara Echenique, en honor del nuevo presidente, mientras yo insistía en `Ambiyacu', ya que es indígena y más sonoro " (Ibídem: 253). Esta vez, la discrepancia es en torno a cómo conciben el desarrollo del Perú ya que, con esta sugerencia, Herndon apunta hacia una mayor presencia indígena, mientras Ijurra trata de imponer un vínculo oficialista en la región. Finalmente, se le puso el nombre de Echenique.

A su regreso a los Estados Unidos de América, Herndon fue ascendido al rango de comandante, y en 1855 la Marina le concedió licencia para que asumiera el comando del vapor de correo George Law, de la Línea del Pacífico. Todas las naves de esta compañía estaban al mando de oficiales de la Armada estadounidense. Poco después que Herndon asumiera el mando de la nave, ésta fue rebautizada como Central América y destacada aprestar servicios en la ruta Nueva York Colón, tanto para transportar pasajeros como correo.

El 12 de setiembre de 1857, Herndon, al mando del Central América, se encontró en medio de un fuerte temporal frente al cabo Hatteras, A bordo había un cargamento de oro de California, gran cantidad de correspondencia y 575 pasajeros. A medio día el temporal se había transformado en una tempestad de grandes proporciones. Parte del aparejo del Central América había sido arrasado comenzó a hacer agua en la proa del casco, entrando tal cantidad de agua dentro del vapor que se apagaron las calderas. Herndon se quedó con la nave muerta y abatida por las olas, por lo que recurrió a encender bengalas pidiendo auxilio. El bergantín Maine acudió a socorrerlo, recibiendo a las mujeres y los niños antes de que cayera la noche y que la furia del mar hiciera imposible proseguir con el rescate. El vapor Central América se fue a pique con 232 personas abordo, entre ellas su comandante, W.L. Herndon (Basso 1952: XXI).

El desempeño de Herndon como comandante del Central América fue juzgado con severidad por la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América, por ello M. F. Maury se dirigió al Ministro de Marina para aclarar la conducta de su cuñado y, luego de recoger testimonios de la tragedia entre los 152 sobrevivientes, concluyó:

Finalmente, la Armada de los Estados Unidos de América honró su memoria erigiéndole un monumento en la Escuela Naval de Annapolis. Además, se concedió a su viuda, Elizabeth H. Herndon, una pensión de 30 dólares mensuales.

Lardner Gibbon

"Al seleccionar un compañero pon un ojo entre otras cosas en su habilidad con el lápiz ", le recomendó M. F. Maury a su cuñado (Dozer 1948: 228). Sin embargo, Herndon quizás consideró también seleccionar, como compañero de viaje, a un oficial jovial, buen observador, sureño y que hablara castellano. Es así que seleccionó a Lardner Gibbon, quien se había graduado de guardiamarina el 22 de diciembre de 1837. Ciertamente, debió reunir estos requisitos, ya que el 28 de abril de 1846 le solicitaba al Secretario de Marina que se le destacara al Asilo Naval o al Arsenal Naval de Filadelfia para "tener oportunidad de perfeccionarse en dibujo o español " (Carta en el Archivo Nacional, Washington D. C.).

Es muy poco lo que se sabe de él, ya que se retiró de la Armada el 17 de marzo de 1855, al solicitar una concesión de tierras en el Oeste, por su participación como guardiamarina en la guerra contra México. Además, no debió intervenir en la Guerra Civil, ya que no está registrado entre quienes participaron en las fuerzas armadas de uno u otro bando en la contienda. Sólo consta que estuvo destacado en el Observatorio entre el 4 de diciembre de 1846 y el 17 de agosto de 1850, cuando se le asignó en misión especial a la América del Sur a órdenes del teniente Herndon.

Al término de su misión en la región amazónica, y en mérito a sus servicios prestados, se le ascendió al grado de teniente en la Marina de Guerra de los Estados Unidos, aun cuando en su solicitud para obtener una concesión de tierras no se alude a éste grado.

Se puede asumir que era natural de Virginia, y que era pariente de Herndon y Maury, por la correspondencia que mantuvo este último en relación con la exploración y la estadía de Gibbon en la América del Sur (Archivo Nacional, Washington D. C).

Manuel Ijurra

La figura de Manuel Ijurra requiere de una observación especial que lleve a una comprensión cabal (le sus funciones dentro de la exploración y de la manera cómo Herndon presenta la relación personal entre ambos a través de la convivencia diaria en condiciones difíciles. Las referencias a Ijurra a lo largo del texto, lo presentan como pieza clave para que la exploración se llevara a cabo, y que llegó a ser "tan querido como un hermano "para Herndon. Asimismo, se dice que Ijurra transmitió a Herndon su entendimiento prejuicioso de los indios y consecuentemente quiso influir en él para que les dispensara un trato despótico. Ijurra emerge de la pluma de Herndon como un hombre inteligente, apasionado y generoso; pero incapaz de desempeñarse como el empresario que requiere el desarrollo de la Amazonía (Herndon 1853: 277).

Sin embargo, personajes como Ijurra resultan controvertidos porque su desenvolvimiento como "agentes interculturales" es, a menudo, visto con suspicacia por ambas partes, ya que no desempeñan una actividad precisa y definida.

Por ejemplo, Ijurra era uno de los empresarios peruanos que gestionaban la venida de inmigrantes alemanes a colonizar el Amazonas y sus tributarios mediante el contrato que conjuntamente, y en partes iguales con el empresario alemán C D. Schütz, habían suscrito con el gobierno peruano. Ante el incumplimiento por parte del gobierno, y a causa de sus problemas personales, C. D. Schütz: le proponía a Maury venderle su parte, ya que "Una compañía americana puede con seguir suficientes alemanes americanizados en los Estados Unidos, y estar así conforme con el artículo del contrato que estipula que deben ser absolutamente alemanes ". Sustentaba su propuesta en que Herndon conocía a Ijurra, que éste estaba muy enfermo y que "Durante cuatro meses esperé (noticias del gobierno peruano) hasta que finalmente llegó una carta del ex ministro del Interior, Sr. Paz Soldán, al Encargado de Negocios en París, en la cual dice que la orden no podía llegar porque mi agente en Lima (es decir Ijurra) no movía el asunto en el Ministerio de Finanzas (véase la carta adjunta). Ahora bien, no me gusta suplicar por algo que tengo derecho a pedir, ni me gusta dejar la mayor parte de las ganancias a agentes de influencia... " (Archivo Nacional, Washington D. C., carta fechada el 5 V7111854). Maury no dio mayor consideración a esta propuesta, afirmando que se había vencido el plazo concedido por el gobierno peruano.

Sucedía que el presidente Echenique había sido derrocado por el general Ramón Castilla y éste se negaba a reconocerlo. Sin embargo, el nuevo gobierno negoció un proyecto de colonización que hizo posible que afines de 185 7 llegaran al Callao, finalmente, los colonos que se asentaron a orillas del río Pozuzo (Nuñez 1989: 336344).

La emigración europea no hispánica hacia ambas Américas era, a mediados del siglo XIX, un esfuerzo mancomunado,e internacional para encontrar puntos de contacto que permitieran desarrollar intereses propios y comunes equilibrados entre sí. Estos intentos por conciliar los intereses de la América Hispánica y de la Anglosajona han sido duramente enjuiciados por la historiografía contemporánea. Sobre todo se ha criticado el desenvolvimiento y sumisión de la clase dirigente peruana, de la cual Ijurra era integrante, frente a su contraparte foránea. Por eso el testimonio que Herndon nos ha dejado de su personalidad y de su desenvolvimiento profesional resulta ilustrativo y esclarecedor.

En el invierno del Hemisferio Norte de 1855, Manuel Ijurra estaba en los Estados Unidos de América, aparentemente mal de salud, ya que hace referencia a la fiebre que lo aqueja en una carta dirigida a Maury, escrita en inglés de su puño y letra, lo cual evidencia su buen conocimiento de este idioma. Estas cartas dan testimonio de una relación de amistad con la familia de Maury, que residía en el Observatorio Naval de Washington D. C, y cuya hospitalidad sureña era proverbial. Además, Ijurra le cuenta que va a Nueva York a visitar a "MÍ general Echenique" (Archivo Nacional, Washington D. C, Papeles del Observatorio Naval).

 

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