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CAPITULO XIX

Resumen

Mi reporte estaría incompleto si no logro informar al Departamento de las circunstancias relativas a la libre navegación del río, que han acontecid o desde mi regreso del valle del Amazonas.

Estos hechos son evidentemente el resultado de mi misión que parece haber abierto los ojos a las naciones que habitan en las orillas del Amazonas y ha despertado grandes intereses que hasta ahora habían permanecido dormidos. Tienen una conexión importante y directa con la cuestión de si los Estados Unidos debe iniciar relaciones comerciales por la ruta amazónica, con las repúblicas hispanoamericanas, las cuales poseen las nacientes de aquel noble río.

El Gobierno de los Estados Unidos apenas había comenzado a concebir la idea de enviar una comisión para explorar el valle del Amazonas, con miras a averiguar qué beneficios podrían obtener sus ciudadanos con el establecimiento de relaciones comerciales con los pueblos que habitan en sus orillas, cuando el hecho se hizo del conocimiento del Brasil. Ese país, despertando ante sus propios intereses (no obstante, más aparentes que reales), ideó inmediatamente los medios para asegurarse todas las ventajas que pudieran desprenderse de un monopolio comercial por el río.

De acuerdo a eso, envió a Lima a un hábil delegado, Duarte Da Ponte Riheiro, con instrucciones para concertar un tratado con el Perú, en relación a la navegación del Amazonas, y hecho esto, proseguir hacia Bolivia con el mismo propósito, mientras que el Ministro brasileño residente en Bolivia, Miguel María Lisboa, fue enviado a las repúblicas de Ecuador, Venezuela y Nueva Granada para asegurarle al Brasil, la navegación de todos los confluentes del Amazonas, pertenecientes a la Sudamérica hispánica.

Da Ponte logró firmar con el Perú, un tratado bastante ventajoso para su propio Gobierno. Se le ha titulado; "Un Tratado de comercio y navegación fluvial, y de límites", y tiene los siguientes artículos relativos a la navegación a vapor:

 

"Artículo 1 ".

"La República del Perú y S.M. el Emperador del Brasil, deseando promover respectivamente la navegación del río Amazonas y sus confluentes por barcos de vapor, que, asegurando la exportación de inmensos productos de esas vastas regiones, contribuyan á aumentar el número de sus habitantes y á civilizar las tribus salvajes, convienen en que las mercaderías, productos y embarcaciones que pasaren del Perú al Brasil o del Brasil al Perú por la frontera y ríos de uno y otro Estado, estén exentos de todo y cualquier derecho, impuesto o alcabala, á que no estuvieren sujetos los mismos productos del territorio propio, con los cuales quedan del todo igualados."

 

"Articulo 2".

"Conociendo las altas partes contratantes cuan dispendiosas son las empresas de navegación por vapor, y que ninguna utilidad podrá dar en los primeros años á los empresarios la destinada a navegar en el Amazonas desde su desembocadura hasta el litoral del Perú, que debe pertenecer exclusivamente á los respectivos Estados ribereños, convienen en auxiliar durante cinco años con una cantidad pecunaria la primera empresa que se establezca; la cual cantidad no bajará de veinte mil pesos anuales por cada una de las altas partes contratantes; pudiendo una aumentar dicha suma, si así conviene á sus intereses particulares, sin que la otra está obligada á contribuir con igual aumento.."

"En artículos separados se declararán las condiciones á que deberán sujetarse los Empresarios por las ventajas que se les concede."

"Los demás estados ribereños que, adoptando los mismos principios, quisieren tomar parte en la empresa bajo las mismas condiciones, contribuirán también á ella con alguna cuota pecunaria."

La 5ta. cláusula del 1ro. de los artículos separados que se mencionan antes, declara que la Empresa convendrá con ambos gobiernos sobre los respectivos puntos del río Amazonas o Marañón hasta donde deberán navegar los barcos de vapor, &a., &a.

El 3er. artículo de los artículos separados, dice que los agentes del Gobierno Imperial con los del Gobierno Peruano, debidamente autorizados, contratarán la Empresa en los términos indicados en estos artículos.

Los Empresarios convendrán con dichos agentes en el modo y el lugar en donde han de recibir las cantidades correspondientes.

Ambos gobiernos velarán en sus respectivos territorios para que se observen las condiciones acordadas (1).

Inmediatamente después de la conclusión del tratado y antes del intercambio de ratificaciones, Brasil dio claras muestras de lo acertado de una declaración atribuida a su hábil Ministro en lima, la cual probablemente estaba destinada sólo para oídos peruanos y dada más bien durante otro gobierno, viz: "que no era prudente que una nación débil negociara con una más poderosa que ella misma; porque al interpretarse los tratados, la parte fuerte siempre ejecutaba su construcción y la débil invariablemente se daba contra la pared."

Por un decreto del Emperador, con fecha 30 de agosto de 1852, el Brasil concedió a Ireneo Evangelista de Souza, uno de sus ciudadanos, el privilegio exclusivo de la navegación del Amazonas por treinta años y arregló con él los puntos respectivos en el Amazonas, o Marañón, por los que debían navegar los vapores.

Sin embargo, paralelamente un nuevo ministro, don Manuel Tirado (más atento a los intereses de su país que el autor del tratado) se hacía cargo del portafolio de asuntos exteriores del Perú. Así escribió al Ministro de Asuntos Exteriores del Brasil:

 

"MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, LIMA"
20 de enero de 1853

"Señor:

Por orden de mi Gobierno, tengo el honor de informar a Su Excelencia que nos hemos enterado, por medio de una comunicación de don Evaristo Gomez Sánchez, nuestro Cónsul General, encargado del intercambio de las ratificaciones del tratado celebrado en esta capital el 23 de octubre de 1851, con el señor Da Ponte Ribeiro, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Su Majestad, el Emperador, que dicho intercambio probablemente se realizó en Rio Janeiro (sic), el ___(2). "Al mismo tiempo, el mencionado comisionado me ha informado que el Gobierno de Su Majestad ha concedido un privilegio en favor de Don Juan ('Ireneo') Evangelista de Souza para el establecimiento de la navegación a vapor en el río Amazonas, bajo las estipulaciones de un contrato celebrado por autoridad de Su Majestad, aprobado en su decreto del 30 de agosto del año anterior."

"Dicho privilegio define el curso de las líneas que deben ser establecidas; la primera debe ir de la ciudad de Belén, capital de la provincia de Pará, hasta el pueblo en la desembocadura del río Negro, capital de la provincia de Amazonas; y la segunda, continúa de esta última ciudad hasta Nauta, un pueblo situado en riberas peruanas."

"El establecimiento de tal navegación en el Amazonas, es un punto que se acordó en el 2do. artículo del tratado así como el subsidio anual de $ 20,000 de cada uno de los Gobiernos por un espacio de cinco años, en favor de la compañía que realizará tal empresa; condiciones a las que este Gobierno está comprometido y deseoso de cumplir."

"Este Gobierno, por lo tanto, estando enterado del contrato celebrado con el antes mencionado don Juan ('Ireneo') Evangelista de Souza, ha convenido en que yo informe a Su Excelencia que, de acuerdo con el 3er. artículo de los artículos separados del tratado, los contratos para la navegación deben hacerse por agentes debidamente autorizados por ambos Gobiernos (habiendo sido el Gobierno de Su Majestad quien iniciara la formación de una empresa para este efecto y quien también incluyera aquella parte del río, perteneciente al Perú, movido, sin duda alguna, por el deseo de apresurar el logro de los grandes objetivos a los que esta navegación está destinada). Este Gobierno sólo puede esperar que Su Excelencia se digne informar a la compañía organizada en Rio Janeiro (sic) que, en lo que respecta a las orillas peruanas, las condiciones de navegación, su curso y extensión, y las obligaciones relativas al Perú, no pueden considerarse como existentes o eficaces, salvo durante los cinco años acordados en el tratado y por la celebración de un acuerdo o contrato con el mismo Gobierno, cuando estas obligaciones puedan aparecer.."

"No habiendo evidencias hasta el momento, que nuestro Cónsul General, Comisionado don Evarista (sic) Gómez Sánchez, haya sido consultado para el tratado; y creyéndose que, el día en que se firmó, él no se encontraba en Rio Janeiro (sic), Su Excelencia verá cuán apropiado es hacerle esta anticipación en ayuda de la realización de esa navegación interna que, por tanto tiempo, anheló una protección decidida y eficaz por parte de los Estados que comparten estas fructíferas aguas destinadas a abrir al mundo, nuevos artículos de especulación y tráfico, y a dar al comercio y civilización un nuevo campo para sus esfuerzos."

"Mientras tanto, de acuerdo con los consejos del mismo Cónsul General, como el primer viaje de los nuevos vapores será en el mes de mayo próximo, este Gobierno, con el propósito de evitar dificultades en su recorrido y de contribuir a un fin importante que están destinados a cumplir, hasta que se dé la oportunidad de arreglar las condiciones obligatorias en esa navegación por medio de un libre contrato de sus partes, como ya expresé a Su Excelencia, y de acuerdo con las mutuas obligaciones contraídas en el tratado ha pensado que sería adecuado ordenar, como una facilidad espontáneamente concedida por el momento a la navegación, que las autoridades que ejercen jurisdicción en aquellas costas, permitan el recorrido de los vapores en las aguas correspondientes al Perú y les asignen puntos donde puedan desembarcar, hasta el establecimiento de un arreglo al que se someta definitivamente esta navegación, por medio de un contrato al que este Gobierno se comprometerá por cinco años, de acuerdo a estipulación, y el cual se espera que Su Excelencia se digne presentar para su libre aceptación por parte de los asociados de la compañía creada bajo la autoridad de Su Majestad, el Emperador."

    «Con los sentimientos, &a., &a.,

José Manuel Tirado (3)

 

"A Su Excelencia, el MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE BRASI."

Pero, mientras que Tirado escribía esta cortés notificación en Lima, en Rio Janeiro (sic) Gomez Sánchez daba su consentimiento al contrato de De Souza, extendiéndolo en todo su rigor al Perú, y estableciendo un acuerdo con De Souza, por medio del cual le daba el derecho de explorar el Ucayali y otros ríos al oeste de Río, a parte de otros privilegios, los cuales, si el Gobierno peruano accedía, le darían al Brasil todo el poder sobre la navegación de aquellos ríos, así como sobre el río principal.

Afortunadamente para los intereses del comercio en general y para el más rápido desarrollo de los grandes recursos que yacen escondidos en el valle del Amazonas, Tirado prácticamente desaprobó la acción de Gomez Sánchez, y obtuvo del Consejo de Estado del Perú, la aprobación (sujeta por supuesto, a la aprobación del poder legislativo) para una asignación de $200,000 para la exploración a vapor de los tributarios peruanos del Amazonas, y para la colonización y establecimiento de sus fértiles tierras. Ya había destinado $75,000 de esta suma, para adquirir dos pequeños vapores, que ahora están construyéndose en los Estados Unidos y que serán entregados en Loreto (el puerto fronterizo del Perú en el Amazonas) aproximadamente el 1ro. de enero de 1854.

El ilustre y patriótico presidente del Perú, don José Rufino Echenique, apio bando y adoptando la política de Tirado, va más allá y emite un decreto relativo a la apertura y colonización del Amazonas. Su fecha es del 5 de abril de 1853. Doy una traducción de algunos de sus artículos más importantes:

Art. 1. Se declara conforme al tratado celebrado con el Imperio del Brasil el 23 de Octubre de 1851 y durante su término, expedita la navegación, tráfico y comercio de los buques y súbditos Brasileros por las aguas del Amazonas, en toda la parte del litoral perteneciente al Perú hasta el punto de Nauta en la boca del Ucayali.

Art. 2.Los súbditos y ciudadanos de otras naciones que igualmente tienen tratados con el Perú por los cuales pueden gozar de los derechos de Nación más favorecida, ó á quienes sean comunicables los mismos derechos en cuanto á comercio y navegación, conforme á dichos tratados,podrían, en el caso de obtener la entrada en las aguas del Amazonas, gozar en el litoral del Perú de los mismos derechos concedidos á los buques y súbditos Brasileros por el articulo anterior.

Art. 3. Para los efectos de los dos artículos precedentes y con arreglo á ellos se declaran puertos habilitados los de Loreto y Nauta para el comercio extranjero.

Art. 4.Conforme á la ley de 20 de Noviembre de 1852, no se pagarán derechos fiscales de importación ni de exportación en dichos puertos habilitados por las mercaderías y frutos que se introduzcan o extraigan por ellos; no extendiéndose esto de los derechos meramente municipales que los pobladores se fijaron para objetos de utilidad local.

Art. 10.El gobernador general (residente en Loreto) queda facultado para con ceder gratuitamente á todos los que quieran establecerse en esos luga res, sean nacionales ó extranjeros de cualquier procedencia bajo la de pendencia nacional y subordinación á las leyes y á las autoridades, títulos de posesión de terrenos conforme á la ley de 21 de Noviembre de 1832, desde dos hasta cuarenta fanegadas en proporción á las fa cultades, y á los medios y posibilidades de cultivar de las familias de los que se establezcan, y según el número de individuos de que éstas consten. De estas concesiones irá dando cuenta para que se confirmen por el Gobierno; expidiendo los títulos de propiedad.

Art. 11.Los gobernadores locales podrán hacer concesiones de terrenos de dos o cuatro fanegadas con conocimiento del gobernador general, quien dará igualmente cuenta al Gobierno.

Art. 12. Las concesiones mayores de territorio para fundar colonias, pueblos y haciendas, se harán por el Gobierno á título gratuito, pero mediante contratos con los empresarios, en los que se fijarán las condiciones de esta colonización.

Art. 13.Toda concesión de tierras hecha á individuos ó familias, conforme á los artículos 10 y 11, será caduca, si en el término de 10 y 8 meses no se hubiese emprendido labrarla ó edificarla.

Art. 15. Además de los premios que la ley de 17 de Noviembre de 1849 concede á los buques 6 empresarios que conduzcan colonos, el Gobierno se compromete á dar á los que vengan destinados á los terrenos 6 valles del Amazonas y tributarios de este en el Perú, pasaje hasta los lugares, instrumentos y semillas, todo gratuitamente, para lo cual se pondrán los depósitos suficientes á cargo del gobernador general de Loreto.

Art. 16. Un buque del Estado será destinado al servicio de conducir los que siendo naturales ó del país, á emigrados extranjeros, quieran ir á esos lugares para establecerse; y después de puestos en Huanchaco, el prefecto de La Libertad proveerá á su marcha hasta dichos lugares, mientras se explora y pone expedita la marcha de los emigrados y poblado res por el Huallaga.

Art. 17. Conforme á la ley de 21 de Noviembre de 1832, los terrenos cultivados y casas edificadas gozarán de la exención de contribuciones y de los demás privilegios que las leyes conceden á los poseedores de tierras eriazas.

Art. 18. Los nuevos pobladores no pagarán contribución alguna por el espacio de veinte años, así como los católicos tampoco pagarán derechos obvencionales ó parroquiales, siendo los curas que allí se establecieren, rentados por el Estado. Asimismo serán exentos todos los nuevos pobladores del impuesto de papel sellado pudiendo usar del común para sus peticiones y contratos.

Art. 2 1. Se permitirá en las nuevas poblaciones que los individuos que las formen, se reúnan en corporaciones municipales bajo la presidencia del gobernador del respectivo distrito 6 territorio, para arreglar lo relativo a la administración local, sin que los gobernadores nombrados por el presente decreto intervengan en afectar sus derechos de todo géneroen el orden de la libertad individual, cuidando sólo la conservación del orden público y la autoridad nacional conforme á las leyes.

Art. 22. Por la razón de ser aquel territorio un establecimiento nuevo y no haber autoridades judiciales, se permitirá que para la administración de justicia nombren los nuevos pobladores sus jueces delegados, eligién dolos en la forma más conveniente, hasta que el Congreso estatuya lo que debe observarse relativo á la administración de justicia, así como á la municipalidad (4).

Los otros artículos dividen el territorio propuesto en distritos para ser poblados: cuatro en el Amazonas, de Loreto hasta arriba en Nauta; dos en el Ucayali, desde la desembocadura hasta Sarayacu; y cuatro en el Huallaga, desde la desembocadura hasta Tingo María; todos bajo la dirección de un gobernador general, establecido en Loreto. El Intendente General* de las misiones del Pozuzu, las cuales están cerca de las nacientes del Pachitea, un confluente del Ucayali, está obligado a obedecer las condiciones del decreto; mientras que los gobernadores de las Misiones Altas, que abarcan todo el territorio a ambos lados del Amazonas, sobre la desembocadura del Huallaga, pueden continuar ejerciendo su autoridad como antes, dependiendo de la Prefectura del Amazonas, hasta que se emitan decretos especiales para su guía y gobierno.

El artículo 25 asigna los fondos necesarios para abrir caminos de Cerro Paseo (sic) a Pozuzu, y de Pozuzu a Mayro, en las nacientes de la navegación en el Pachitea, bajo la dirección del intendente* del Pozuzu. Así que mi viejo y conversador amigo de Huánuco, a quien el Crl. Lucar designó como el mejor magnetizador de animales del mundo, al fin había logrado su objetivo y había realizado su tan esperado propósito. Si la región entre Cerro Paseo (sic) y Mayro es tal como la describió, ésta será ciertamente la mejor ruta de comunicación entre Lima y el Atlántico; pero los hombres serios y entusiastas no ven obstáculos para sus planes preferidos, porque dudo que esta ruta, de acuerdo a su relato, vaya en gran parte de su distancia por una pampa* o llano.

Las porciones de tierra garantizadas por este decreto, no son lo suficientemente grandes, siendo una fanegada sólo cerca de dos acres; pero no dudo que una representación correcta ante el gobierno peruano arreglaría esta situación y aumentaría el tamaño de las concesiones. Ningún hombre querría someterse a la exposición, privaciones y penalidades de vivir en lo inhóspito mientras limpia sus tierras, a menos que tenga la esperanza de poseer una heredad grande y valiosa, si no para él al menos para sus hijos. El Gobierno debería repartir títulos legales a cada colono adulto y varón, por lo menos de una milla cuadrada de tierra.

El decreto no dice nada en relación a la tolerancia de credos religiosos. El Presidente no puede garantizar la tolerancia, ya que eso iría en contra de la Constitución del Perú; pero sabe, como yo, que en esa región habría muy pocos problemas a causa de esto. El territorio tiene cabida para diferentes opiniones y para cada forma de culto; además, allí los hombres estarán demasiado ocupados como para encontrar un rato de ocio para pelear por asuntos tan triviales y hasta maliciosos. El decreto se refiere en varias partes específicamente a los católicos, como si los diferenciara de intereses protestantes, los cuales reconoce tácitamente.

En su carta al Consejo de Estado pidiendo su consentimiento general para la asignación que hace el Ejecutivo de $200,000 para el establecimiento de la navegación y la exploración a vapor en los ríos Ucayali y Huallaga, y para la colonización y poblamiento de las tierras sobre sus riberas, el señor Tirado dice lo siguiente:

"Entre las más urgentes obligaciones nacionales, se encuentra aquélla de procurar la civilización de las tribus salvajes que habitan en las orillas del Ucayali y en otras partes del Perú oriental; y también aquélla que obliga a la República a establecer las bases para la prosperidad que se puede esperar del comercio y comunicación con el resto del mundo, por medio de la navegación del Amazonas y sus afluentes.."

"El gobierno español y subsecuentemente el independiente, debido a diversas circunstancias sólo aplicó débiles medidas para realizar el primero de los objetivos. Las necesidades y el espíritu de la época exigen ahora una aplicación completa e inmediata del cuidado y recursos de la nación hacia estos sitios, sujetos a la soberanía territorial del Perú, el que pronto verá un influjo de mercaderías extranjeras y en el cual, probablemente debido a la abundante emigración y al tráfico extensivo, se crearán pueblos de importancia comercial y un campo para los esfuerzos de la civilización e industria."

Estos son puntos de vista patrióticos y de estadistas que dan un amplío testimonio de la veracidad de la afirmación de Ijurra, al referirse al carácter de este sabio Ministro, la cual aparece en una carta reciente que me llegó. Dice:

"El ministro Tirado es el hombre para la época del Perú. No se parece en nada a sus predecesores o contemporáneos. Sus viajes a los Estados Unidos y a algunas partes de Europa, no han sido improductivos. Dotado de una inteligencia que comprende todo de una sola mirada y lleno de conocimientos, merece realmente la denominación de un verdadero estadista. Al mismo tiempo, poseyendo un corazón lleno de entusiasmo y patriotismo, desea introducir en mi infeliz país, las instituciones, leyes y costumbres que han hecho felices a otros países que conozco y que sin duda, se adaptarán a las necesidades de nuestro pueblo y llevarán al rápido progreso de la República."

"El empezará por llamar a hombres diligentes de todas las profesiones y credos, de todas las edades, naciones y condición, con el único requisito que sean morales y trabajadores; les otorgará aquellas fértiles tierras, al este de los Andes, con las que estás familiarizado; les proporcionará herramientas, semillas y animales domésticos y les dará las garantías necesarias para que puedan vivir juntos como hermanos, con absoluta libertad de acción y de conciencia."

En el reciente decreto del gobierno peruano, Tirado ha llevado a cabo todo esto y más. Creo que también puedo percibir la mano de Ijurra en esta acción del Gobierno y suponer que es el resultado de varias conversaciones que tuvimos al respecto durante nuestro largo viaje. Ahora el Gobierno lo tiene en alta estima y se le ha enviado a Loreto en calidad de subprefecto y de comandante militar (segundo en autoridad en la nueva provincia). Me escribe que se instalará en Caballococha donde trabajará con fervor y vigor por la gran causa, hasta que la muerte se lo lleve. Espero que ésta se demore en venir hacia mi fiel compañero.

Afortunadamente para sus propios intereses, es decir, el progreso del comercio y el desarrollo de la civilización, Bolivia se negó a escuchar al enviado brasileño; sabía que incluso con la ayuda del Brasil, no tenía posibilidades de éxito en cuanto a la navegación de los ríos y al desarrollo de los recursos de su gran territorio. Prefirió encomendar esta empresa a la energía y competencia de las grandes naciones comerciales del mundo en vez de cargar con toda la responsabilidad sobre sus espaldas por una exclusividad inútil, y por lo tanto, emitió un decreto el 27 de enero de 1853, en el cual declaraba libres y abiertos al comercio mundial varios puertos de todos sus ríos que se comunicaban con el Atlántico, ya sea por La Plata o por el Amazonas.

Este documento fue muy importante; alertó a las repúblicas del norte y alentó el espíritu de emulación en sus gobiernos. No he escuchado nada sobre el resultado de la misión de Lisboa, pero sé que algunos de los ciudadanos más distinguidos de aquellas repúblicas se han declarado en favor del proyecto de abrir sus ríos y puertos al comercio exterior y están dispuestos a obligar a sus respectivos gobiernos, si fuera necesario, a que exigan al Brasil la servidumbre de paso hacia el océano.

Independientemente de la acción de las repúblicas hispanoamericanas respecto a la libre navegación de sus tributarios del Amazonas, tenemos un tratado especial con el Perú, negociado por J. Randolph Clay, nuestro actual ministro, y celebrado en julio de 1851, el cual nos autoriza, bajo las actuales circunstancias, a la navegación del Amazonas peruano. El segundo artículo de aquel tratado declara que: "Las dos altas partes contratantes por la presente se obligan y se comprometen a no conceder, en materia de comercio y navegación, ningún favor, privilegio o inmunidad a otras naciones, a menos que también se conceda inmediatamente el mismo a los ciudadanos de la otra parte contratante, quienes deben gozar gratuitamente de éste o de una compensación casi proporcional en valor y efecto, siendo establecida de mutuo acuerdo en caso que la concesión haya sido condicional."

La concesión al Brasil es condicional, pero no tendremos dificultad en "dar una compensación casi proporcional en valor y efecto", este es un asunto que el Perú tiene que decidir y casi no hay duda que considerará la presencia de nuestra gente y de nuestras embarcaciones en su región y en sus ríos, ya que es de valor proporcional.

Así, se observará que nuestros ciudadanos tienen derecho legal, por concesión y decreto expresos, para comerciar en las aguas interiores del Perú y de Bolivia, y se presume que el Brasil no intentará discutir por la ahora bien establecida doctrina, que ninguna nación que posee la desembocadura de un río tiene derecho a impedir el camino hacia el comercio de una nación que la posee más arriba, o a obstaculizar el comercio de aquella nación y su comunicación con quien desee por medio de esta gran ruta que es común a ambas.

Sin embargo el Brasil ha cerrado eficazmente el Amazonas por el contrato de De Souza; este país le da el privilegio exclusivo durante treinta años, con una bonificación de $80,000 anuales, además le garantiza los $20,000 del Perú. Por supuesto esto contraviene la competencia, aunque dudo mucho que el contrato perdure; los brasileños están tan poco familiarizados con la navegación fluvial a vapor que De Souza tendrá que manejar sus barcos a gran costo; las condiciones del contrato también son estrictas y agobiantes y bajo tales circunstancias, incluso con la bonificación de $100,000, dudo que los seis vapores que él se compromete a mantener en servicio, soporten el comercio del río durante los varios años por venir.

Además el Brasil pronto se dará cuenta que en este asunto, él mismo se está cortando las posibilidades. Aunque los esfuerzos de la compañía están parcialmente apoyados por el Gobierno, éstos no darán una impresión beneficiosa en una región tan vasta, en comparación con aquélla que se producirá por la competencia activa de las naciones mercantiles de todo el mundo.

Si adoptara una política liberal y no exclusiva, abrir de par en par el Amazonas al comercio exterior y a la competencia, fomentar el establecimiento sobre sus riberas y alentar la emigración mediante la generosa concesión de tierras y la eficaz protección al individuo y a la propiedad y apoyado como está por tales ventajas naturales; la imaginación casi no podría seguir sus gigantescos pasos hacia la riqueza y grandeza.

El Brasil, junto con las cinco repúblicas hispanomericanas antes mencionadas, en el valle del Amazonas posee más de dos millones de millas cuadradas de tierra, intersectadas en toda dirección por varios miles de millas de lo que deberíamos llamar una navegación por canales. Como regla general, grandes buques pueden navegar miles de millas hasta el pie de las cataratas de los gigantescos ríos de esta región; y sobre todo en el Brasil se abrirían unos cuantos cientos de millas de canales artificiales para la navegación a vapor y volverían asequibles miles de millas más.

Esta tierra es de una fertilidad incomparable; debido a su situación geográfica y a su formación topográfica y geológica, produce casi todo lo que es necesario para la comodidad y el bienestar del hombre. En la cima y en la vertiente oriental de los Andes, yacen escondidas inimaginables cantidades de plata, hierro, carbón, cobre y azogue, esperando tan solo la aplicación de la ciencia y el toque de la industria para ser explotadas. El exitoso trabajo de las minas de azogue de Huancavelica añadiría varios millones de plata sólo a la producción anual de Cerro Pasco (sic). Varios de los ríos que se precipitan desde las cimas de las cordilleras* arrastran oro de la falda de la montaña y lo depositan en las hondonadas y cañadas a medida que pasan. La cebada, quinua y papas, las cuales crecen mejor en climas fríos, junto con el trigo, centeno, maíz, trébol y tabaco, productos de una región templada, visten la falda de la montaña y embellecen el valle; mientras que inmensos rebaños de ovejas, llamas, alpacas y vicuñas se alimentan en aquellas elevadas llanuras y producen lana de la fibra más fina y larga.

Al descender hacia la planicie y sólo por algunas millas, el viajero de la zona templada queda maravillado y deleitado por los hermosos y exóticos productos de la zona tórrida. Por primera vez ve el simétrico cafeto, abundante con sus hojas de un verde oscuro, con sus capullos completamente blancos y con su vivaz fruto rojo. Cautiva su atención el prolífico plátano, con sus grandes y ondeantes hojas en forma de abanico y con las inmensas ramas colgantes de frutos que relucen como el oro. La caña de azúcar ondea con exhuberante abundancia frente a él y si está familiarizado con las plantaciones del sur, su corazón se hincha de emoción cuando el alegre capullo amarillo y la blanca vaina del algodón le hacen recordar las escenas familiares de su hogar.

Igualmente aquí crecen los frutos de la mejor calidad y del sabor más exquisito; naranjas, limones, plátanos, piñas, melones, chirimoyas, granadillas y muchos otros que al principio son desagradables al gusto pero luego con el consumo se vuelven sumamente gratos para el acostumbrado paladar. Aquí el indio obtiene su coca indispensable y en determinadas temporadas los bosques se vuelven fragantes con el perfume de la vainilla.

Es triste recordar cómo en esta bella región (tengo frente a mí el valle del Chanchamayo) hubo hombres que me ofrecieron a manera de agradecimiento títulos de propiedad de todas las ricas tierras que yo quisiera. El Gobierno ha otorgado a varios habitantes de Tarma concesiones de tierras en la región de Chanchamayo, pero no las cultivan porque desconfían mucho de su habilidad para protegerlas de las invasiones de los salvajes.

Sólo casi media docena de personas ha limpiado la tierra y está cultivando en las haciendas*. Una de estas personas, el valiente y viejo catalán Zapatero, estaba construyéndose una casa a prueba de incendios, instalando pequeños cañones giratorios en la entrada y jurando en la jerga de su provincia que, con protección o sin ella, él resistiría el ataque de los salvajes y no cedería lo que le había costado tanto tiempo y trabajo sin antes luchar por ello. Es una lástima que no hayan más personas como él. Sin embargo, el gobierno peruano debería dar una protección eficaz a los colonos. No sólo debería defender el fuerte San Ramón sino que también debería abrir un camino que descienda hacia el valle del Chanchamayo hasta llegar a algún punto navegable de aquel río o hasta el Ucayali mismo y establecer otras empalizadas a lo largo de la ruta para que se protejan de los indios aquéllos a los que las ofertas generosas pueden conducir a la colonización y al cultivo de aquella encantadora región. Confío en que se abrirá paso por todo el continente y abrirá una comunicación con el Atlántico con más facilidad y ventajas por esta ruta que por cualquier otra.

El clima de este territorio es agradable y saludable; está totalmente libre de la molestia de los mosquitos y zancudos, los cuales infestan la parte inferior de los tributarios y casi todo el curso del Amazonas. De agosto a marzo hay demasiadas lluvias, lo cual dificulta la adaptabilidad; sin embargo, nada pudo ser más placentero que el clima cuando estuve allí en junio.

En todo el Perú, en la base oriental de los Andes, la región es como la he descrito anteriormente. Más abajo encontramos que el suelo poseía una característica peculiar: las producciones de una región que ocasionalmente se inunda y que luego está sometida, incluso con aguaceros ocasionales, a la influencia de un sol tropical. Debido a estas causas, observamos que es maravillosa la fertilidad de la tierra y la rapidez con que crece la vegetación y a la que incluso Egipto, el antiguo granero de Europa, no ofrece paralelo porque aunque sea similar en otros aspectos, esta región lo aventaja en el hecho que aquí no hay sequía. Aquí los árboles, evidentemente jóvenes, alcanzan tal altura que ninguna escopeta ligera para caza menor alcanzaría a los animales de caza posados sobre sus ramas más elevadas y crecen con tal rapidez que las raíces no son fuertes o no tienen la suficiente resistencia en el suelo como para soportar su peso y continuamente se derrumban, abatidos por la brisa más ligera o por la masa de parásitos y enredaderas que los envuelven desde la raíz hasta la cima.

Esta es la región del arroz, zarzaparrilla, caucho, bálsamo copaiba, copal resinoso, cera animal y vegetal, cacao, nuez moscada del Brasil, sarapias, jengibre, pimienta negra, maranta, tapioca, achiote, añil, sapucaia y nueces del Brasil; tintes de los colores más vivos, drogas con propiedades extraordinarias, madera de ebanistería matizada, de la fibra más fina y susceptible al más alto pulido. Los bosques están llenos de animales de caza y los ríos de tortugas y peces. Aquí habita el anta o vaca de montaña, el peixiboi** o pez buey, el perezoso, el oso hormiguero, el hermoso tigre, la misteriosa anguila eléctrica, la boa constrictor, la anaconda, la mortífera vibora de coral, el voraz caimán, monos de variedades infinítas, aves del más brillante plumaje e insectos de las formas más extrañas y de los colores más alegres.

El clima de esta región es saludable y la temperatura agradable. Los rayos directos del sol son moderados por un viento de levante casi constante, abrumados con la humedad del océano, de manera que uno nunca padece ni de calor ni de frío. El hombre acostumbrado a este clima siempre se muestra renuente a dejarlo por uno más tonificante y generalmente no aceptará cambiar el abandono y libertad del encierro que caracteriza su vida allá, por la labor y lucha necesarias incluso para subsistir en un clima más severo o en una tierra más estéril. Aquí, como en todas partes, la gente activa, trabajadora y emprendedora estará en ventaja ante sus demás compañeros; no obstante, este es el verdadero paraíso de los holgazanes y despreocupados. Aquí y sólo aquí uno podría subsistir casi sin trabajar.

A lo largo de mi ruta no encontré epidemias, salvo en Pará; esta región parecía desconocer la fiebre amarilla, la viruela o el cólera. Parecía haber un angosto cinturón de territorio a cada lado del Amazonas donde las fiebres biliosas llamadas sezoens** o maleitas** eran especialmente frecuentes. Estas fiebres son de tipo maligno y a menudo terminan en ictericia fatal. Me informaron que luego de seis u ocho días de navegación por cada tributario, desde la desembocadura hacia arriba, llegaría a esta región y luego de tres o cuatro más, la cruzaría y que correría un poco de peligro al coger la fiebre si pasaba directamente a través de ella. De igual manera parecía estar confinada a una zona particular de territorio en relación a su longitud. No escuché nada sobre ella en el Huallaga, Ucayali o el Tapajos, pero sí se hablaba de ella con temor en el Trombetas, Madeira, Negro y en el Purús. En este clima la suciedad y la negligencia producen repugnantes afecciones cutáneas, por las cuales los indios padecen mucho y escuché casos de elefantiasis y lepra.

He estado describiendo la región que bordea el Amazonas. Sobre los tributarios, a cada lado y equidistantes de su desembocadura y origen, hay extensas sabanas, donde se alimenta el ganado, fomentando el comercio de pieles; y en las fuentes de los tributarios meridionales hay cadenas de montañas que producen inmensos tesoros de diamantes y otras piedras preciosas.

Nuevamente (como en el caso de la región al pie de los Andes) es lamentable pensar que, excluyendo a las tribus salvajes, quienes para cualquier propósito actual de progreso pueden clasificarse como animales en extinción, esta región no tiene más de un habitante por cada diez millas cuadradas de tierra; que casi es un desierto; que siendo capaz, como lo es, de proporcionar apoyo, comodidad y lujo a varios millones de personas civilizadas que tienen necesidades superfluas, sólo es la morada de los indios y de animales salvajes.

Tal es la región cuyo destino y desarrollo de sus recursos están en manos del Brasil. Es una lástima que él, solo, se encargue del trabajo pues no es lo suficientemente poderoso y debería hacer lo que nosotros no estamos tan orgullosos de hacer, extender sus manos al mundo, sin restricciones y decir: "Vengan y ayúdennos a dominar el desierto; aquí hay casas y extensas tierras y protección para todo aquél que decida venir." El Brasil debería disolver su monopolio de buques de vapor y decir a los marinos y comerciantes de todo el mundo: "No somos gente marítima, no tenemos habilidad o práctica en la navegación a vapor; vengan y conduzcan nuestros barcos mientras que nosotros trabajamos las tierras, traigan sus vapores cargados con sus manufacturas y extraigan de las riberas de nuestros ríos los ricos productos de nuestras vastas regiones." Con tal política y tomando las medidas necesarias para preservar su nacionalidad, para lo cual Brasil ahora se muestra muy fuerte, no vacilo al decir que creo que dentro de cincuenta años, Rio Janeiro (sic), sin perder un ápice de su riqueza y grandeza, sólo sería un poblado de Pará y Pará sería lo que Nueva Orleans hubiera sido desde hace tiempo, la más grande ciudad del Nuevo Mundo, si no fuera por la actividad de Nueva York y por su clima fatal; Santarem sería St. Louis y Barra, Cincinnati.

De todos los extranjeros, los ciudadanos de los Estados Unidos son los más interesados en la libre navegación del Amazonas. Nosotros, en comparación con otros extranjeros, sacaríamos la mejor parte de los beneficios que se derivarían de ella. No temeríamos a la competencia. Nuestra posición geográfica, los vientos del Cielo y las corrientes del océano, son nuestros auxiliares potenciales. Gracias a las investigaciones de Maury sobre los vientos y corrientes, sabemos que un cascajo arrojado al mar en la desembocadura del Amazonas, flotará cerca del cabo Hatteras. Sabemos que los barcos que navegan desde la desembocadura del Amazonas, por cualquier puerto del mundo, están obligados a pasar por nuestras mismas puertas, debido a los vientos alisios del S.E. y N.E.; que Nueva York es el punto de transición entre Pará y Europa.

Actualmente somos el mejor cliente del Brasil y su aliado más natural. El presidente Aranha lo sabía. En una cena que él dio en Barra, su primer brindis fue: "Por la nación de América que es la aliada más cercana del Brasil: los Estados Unidos. " Frecuentemente me expresó su ferviente deseo de tener a mil de mis activos compatriotas para que lo ayudaran a dominar el desierto y a enseñar cómo trabajar a los nativos. Pienso que todos los brasileños estaban influenciados por sentimientos similares. Entonces, el poderoso río que ahora se congracia conmigo por asociación, ya no conduciría sus sombrías aguas a través de millas de inquebrantable soledad; los profundos bosques que delinean sus orillas ya no ofrecerían solamente un refugio para la serpiente, el tigre y el indio, sino que surcado por miles de naves y poseyendo en sus aguas la grandiosa riqueza que la civilización y ciencia extraerían de las profundidades de aquellos oscuros bosques, el Amazonas "se regocijaría como un hombre vigoroso que va a competir" y en unos cuantos años, sin gran hipérbole o sin forzar la imaginación, podríamos dedicar a este río las hermosas líneas de Byron:

"El almenado risco de Drachenfels reina sobre el extenso y sinuoso Rin,cuyas aguas crecen ensanchándoseentre riberas que prodigan la vid, lomas llenas de árboles floridos y campos de mies y vino por venir, coronados por pueblos esparcidos con lejanos muros blancos brillando allí." Entonces el Brasil podría señalar la soledad floreciente, la bien cultivada chacra, la atareada ciudad, el reluciente buque de vapor y escuchar el murmullo de las voces de miles de hombres activos y prósperos que exclaman con orgullo y veracidad: "He aquí lo mucho que hemos hecho por el progreso de la civilización y por la felicidad de la raza humana."

Al redactar el presente informe, fui guiado por el temor y la índole de mis instrucciones y he procurado presentar un cuadro claro y fiel de los aspectos indicados por ellas. En breves términos, éstas se referían a la actual condición de la región, a sus productos y recursos, a la navegabilidad de sus ríos, a su capacidad para el comercio y a las perspectivas en un futuro. Esta debe ser mi excusa por mi pobre contribución a la ciencia general. Temo que se haya esperado más de lo que realmente se ha hecho; sin embargo, la expedición ha reunido algunos especímenes valiosos en cada uno de los reinos de la historia natural y espero obtener los medios y la autoridad para describirlos e ilustrarlos adecuadamente.

En varias parles de mi informe he mencionado los nombres de las personas que me ayudaron ya sea mediante consejos o con información. Le añadiré el último nombre de la persona más capaz, la mejor. Lo que sea de interés y valor en este informe se atribuye principalmente al juicio orientador y al animado espíritu de mi amigo y pariente, M.F. Maury.

NOTAS AL CAPITULO

(1) Extracto tomado del libro "Tratados del Perú", de Ricardo Aranda. (N.T.)
(2) Así aparece en el original. (N.T.)
(3) Es retraducción de la carta de José Manuel Tirado. (N.T.)
(4) Este documento ha sido tomado del libro "Colección de Leyes, Decretos y Ordenes". tomo IV, pág. 240 de Juan Oviedo. (N.T.)

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