CULTIVO DE PIJUAYO
Jorge M. Pérez Vela (7)
(7) Ing. Forestal. Instituto Nacional de Investigación
Agraria (INIA); EE San Ramón, Yurimaguas; Centro Internacional para la
Investigación en Agroforestería (ICRAF).
INTRODUCCIÓN
El pijuayo (Bactris gasipaes H.B.K.), es una palmera oriunda del trópico húmedo amazónico, específicamente de los contrafuertes orientales de la cordillera de los andes, hasta una altitud no mayor de 1 100 msnm. Su uso es muy conocido por el poblador selvático, aprovechándose íntegramente el fuste y las hojas como material de construcción rural; el cogollo (palmito) y los frutos en la alimentación humana.
El déficit productivo de los cultivos anuales, está motivando cada vez más el empleo de especies exóticas para la alimentación humana. Las palmeras han sido y siguen siendo los principales aliados del hombre en la solución del hambre; en la amazonía, el pijuayo es el fruto nativo que por décadas viene cumpliendo un papel importante en la dieta alimenticia de los aborígenes. Hoy en día, el consumo del fruto y el palmito de esta palmera se ha extendido al mercado de la gran civilización, con una aceptación que le ha colocado como uno de los recursos vegetales de gran potencial económico.
El interés que ha motivado el redescubrimiento del pijuayo, ha permitido que varios países tropicales como Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, y Costa Rica inicien trabajos de investigación en pijuayo, con la finalidad de conocer su manejo agronómico. Actualmente existe el conocimiento básico para manejar adecuadamente el cultivo de esta palmera, tanto para la producción de frutos como para la producción de palmito. Este paquete tecnológico comprende desde la manera de seleccionar semillas para propagar sexualmente, además, manejo de vivero, trasplante, requerimiento nutricional, cobertura de leguminosas, y métodos de cosecha.
Para el caso específico de Yurimaguas, la Estación Experimental del INIA desarrolló un paquete tecnológico para el cultivo del pijuayo en suelos ácidos, el cual está siendo transferido a los agricultores, convirtiéndose en un cultivo nuevo y de mucha expectativa económica para la población campesina de esta parte del país, actualmente sumida en el cultivo ilegal de la coca.
PROPAGACIÓN
El pijuayo se propaga sexual y asexualmente. Sexualmente, mediante el empleo de semillas que para este caso, esta palmera produce en gran cantidad en la época de cosecha de frutos; y asexualmente, empleando hijuelos basales de las plantas.
La propagación sexual es la más viable, por su alto porcentaje de germinación y su fácil manejo. La propagación asexual tiene limitaciones, debido a que los brotes o hijos basales en cada cepa son escasos y en repetidas ocasiones aparecen plantas adultas que no tienen, indicando que es casi imposible establecer siembras comerciales de pijuayo empleando hijos basales. Los cortes que se efectúan favorecen la entrada de patógenos, que causan enfermedades y pueden acabar con la planta madre y el hijuelo utilizado.
Obtención de semillas
Siendo la forma sexual el método más viable para la obtención de plantas de pijuayo en gran escala, ésta debe seguir las siguientes indicaciones.
. Las semillas deben colectarse de frutos maduros. El punto de madurez del fruto se detecta, partiendo el fruto en forma longitudinal. Cuando el fruto está maduro la semilla se desprende sin ningún esfuerzo, pero si está verde la semilla se encuentra fuertemente adherida a la pulpa.
. Las semillas deben colectarse de frutos que al momento de la maduración presenten una coloración homogénea en todo el exocarpo. La finalidad de utilizar frutos de colores puros como amarillos, anaranjados, o rojos se debe a que éstos alcanzan alto porcentaje de germinación. Frutos de pijuayo que presenten color verde prevaleciente sobre el amarillo, el anaranjado, o sobre el rojo, no deben emplearse por su bajo porcentaje de germinación.
. Retiradas las semillas de los frutos deben almacenarse por 24 horas bajo sombra, esto permite la descomposición de la poca pulpa adherida a la semilla. Después debe lavarse las semillas con agua. El lavado consiste en colocar en un recipiente con agua, donde son pisoteadas por espacio de 10 minutos (el que pisotea debe estar protegido por botas de jebe), luego se enjuaga.
. Después del lavado, las semillas deben secarse bajo sombra por espacio de 48 horas, quedando listas para su embalaje o para ser colocadas en los germinadores.
Almácigo
Antes de colocar las semillas en el germinador éstas pueden ser tratadas con un fungicida. En el caso de utilizar preservante para hongos debe emplearse dihtane, 30 g en 15 l de agua, solución donde deben sumergirse las semillas por 5 minutos. La cantidad de semilla por cada inmersión debe ser de 10 kilogramos.
Los germinadores para pijuayo no requieren de infraestructura costosa, pueden ser cajones de madera llenos de aserrín a medio descomponer o simplemente suelo recubierto con un mantillo de aserrín de 2 cm de espesor. Las dimensiones de los germinadores pueden ser de tamaño variable dependiendo de la cantidad de semilla a emplearse. Los germinadores pueden ser de largo variable, pero la altura no debe pasar de 30 cm. Si los germinadores son construidos en forma rudimentaria en el mismo campo, deben ser de un metro de ancho por un largo variable que dependerá de la cantidad de semillas a emplearse.
Germinación
Después de 30 días de colocado las semillas en el germinador, se debe realizar la primera selección. Esta selección consiste en separar las semillas germinadas de las no germinadas. Las semillas no germinadas deben continuar en el germinador, volviéndose a realizar otra selección 30 días después (60 días desde el almácigo), finalmente la tercera y última selección se realiza a los 90 días después del almácigo, tiempo en que se habrá conseguido la máxima germinación.
Vivero
Las camas del vivero son estructuras que están constituidas por el substrato y el tinglado. El substrato es el suelo preparado para recepcionar las nuevas plantas en formación hasta el momento del trasplante al campo definitivo. Este substrato está constituido por una mezcla de suelo (60 %) y aserrín (40 %). El tinglado, es una especie de tambo de 2 metros de alto que protege a las camas vivero y a las nuevas plantitas del sol y de las lluvias, proporcionando un ambiente controlado de temperatura y de humedad.
Cuando las semillas de pijuayo han germinado, se colocan inmediatamente en las camas vivero. Se deben sembrar 67 semillas germinadas por metro cuadrado a un distanciamiento de 15 cm entre líneas, por 10 cm entre plantas. El número de camas vivero dependerá del tipo de plantación a realizarse; si es para producción de frutos se requiere hacer solamente una cama, y si es para producción de palmito se necesita diez camas, de 7,5 metros de largo, por 1 metro de ancho.
MANTENIMIENTO DE LAS PLANTAS DE PIJUAYO EN LAS CAMAS VIVERO
Desde el momento que las semillas germinadas son transferidas a las camas vivero, necesitan de una adecuada atención. Los factores que determinan el éxito en la obtención de plántulas listas para el trasplante son:
Humedad
El riego en las camas vivero debe ser constante (dos veces por semana) humedeciendo suficientemente sin llegar al anegamiento, recomendación que debe continuarse hasta el momento del trasplante de pijuayo al campo definitivo.
Deshierbos
Cuando las plantas de pijuayo están recién sembradas en las camas vivero, las malezas son las principales competidoras por luz, que se debe controlar al máximo para evitar variabilidad en el crecimiento en altura de las plantas. Los deshierbos deben hacerse manualmente con mucho cuidado. No usar químicos para controlar malezas en esta etapa.
Sanidad
Cuando se hacen plantaciones con fines de producción de palmito, el requerimiento de plantas se dimensiona en miles de unidades, para obtenerlas se requiere de un vivero con área considerablemente grande. El monocultivo, permite la aparición de plagas y enfermedades antes no visto a nivel de investigación. Para el caso de pijuayo, en la Estación Experimental de Yurimaguas no se observó problemas fitosanitarios, por lo que se considera que esta especie estaba libre de costos adicionales en agroquímicos.
El primer vivero de media hectárea se construyó en la Empresa "Palmas del Espino", Tocache-Uchiza, Perú, cuyo clima se caracteriza por poseer una precipitación promedio de 2 800 mm con un período seco marcado entre los meses de junio a setiembre. En este vivero se empezaron a observar los primeros problemas fitosanitarios en pijuayo, como marchitamiento de las plantas, necrosidad en las hojas y muerte de algunos de ellos. Los entomólogos de esta empresa iniciaron sus investigaciones determinando inicialmente la presencia de hongos. Este primer problema se controló aplicando 30 g de Dithane en mochilas de 15 litros de agua. A los 60 días después de sembrado las plantas en el vivero se volvió a observar plantas muertas con características similares, presentaban la hoja bandera amarillenta, que al menor esfuerzo se despegaban de la planta emitiendo un olor pútidro. Inicialmente se pensó en el hongo, pero después de observaciones específicas, se determinó que eran unos pequeños coleópteros que carcomen el bulbo de la palmera introduciéndose hasta el meristema apical, que después de comer abandonan la planta para dirigirse a otra, propiciando un ambiente favorable para la proliferación de hongos. El insecto detectado fue identificado por los entomólogos de esta empresa como un Bostrichidae del género Risoperia. Se controló este ataque con la aplicación de Decis en dosis de 24 ml por mochila de 15 litros, también se aplicó Dipterex en una concentración de 3 %.
Abonamiento
El abonamiento nitrogenado de las plantas de pijuayo a nivel de vivero permite, en un tiempo no mayor de 5 meses, contar con plantas de buen tamaño y buena característica física (verde y robusta). La aplicación de N utilizando como fuente Urea agrícola es la más recomendable por la disponibilidad del producto en la zona. La cantidad de úrea que se debe aplicar depende mucho de la edad de la planta. En plantas de 60 días de sembradas en las camas vivero se debe aplicar 7 g de úrea por metro cuadrado, esta aplicación se puede hacer al voleo seguido de un riego o aplicado en solución (7 g úrea/3 l de agua); la segunda aplicación se debe hacer a los 120 días, a esta edad la cantidad de úrea por metro cuadrado será de 10 gramos; después de 30 días más, las plantas están en condiciones de ser trasplantadas al campo definitivo.
TRASPLANTE
Con un buen manejo de las plantas en el vivero, el trasplante al campo definitivo puede iniciarse cuando las plantas hayan alcanzado seis meses de edad. Se puede realizar a raíz desnuda o con pan de tierra. En ambos casos depende de la capacidad financiera de las personas o entidades interesadas en el cultivo. A raíz desnuda, el porcentaje de prendimiento es superior al 90 % en plantaciones comerciales y con pan de tierra el prendimiento es superior al 99 %.
La metodología del trasplante es como sigue: después de preparar el terreno debe estaquillarse en la densidad para el cual está propuesto. Si la plantación se va a destinar a la producción de frutos, el número de plantas a sembrar será de 400, pero si se destina a la producción de palmito la densidad será 4 400 a 5 000 plantas por hectárea.
Seguidamente se procede a abrir los hoyos de 30 x 30 x 25 cm. Al momento de la siembra de los plantones debe aplicarse un abonamiento de fondo, mezclando con el suelo, 6 gramos de úrea, 8 gramos de superfosfato triple de calcio, y 10 gramos de cloruro de potasio.
MANEJO DE LA PLANTACIÓN
Después del trasplante, el manejo de la plantación de pijuayo requiere de una técnica adecuada que garantice su pleno establecimiento. Para el caso de pequeños agricultores, el mejor sistema de manejo de la plantación en su etapa de establecimiento es la asociación rotándolos con cultivos de ciclos cortos como arroz y caupí. Esta asociación es ventajosa, porque brinda a las plantas recién trasplantadas un ambiente favorable para su establecimiento; protegiéndolas de la radiación solar, de la exposición directa a las lluvias, evitando la competencia por agua y nutrimentos con las malezas.
También esta asociación, permite al pequeño agricultor recuperar su inversión inicial (preparación de la chacra) al final de la cosecha de la rotación de cultivos, y quedando en el campo la plantación plenamente establecida a un costo muy bajo.
Para el caso de una plantación con fines industriales como es el caso de pijuayo para palmito, la alta población por hectárea, no permite hacer una rotación de cultivos por ser anti-económica, controlándose las malezas inicialmente en forma manual y después de los 6 meses del trasplante con la utilización de herbicidas.
Después de un año del establecimiento de la plantación, se recomienda establecer una cobertura de leguminosa, tanto en la agricultura pequeña, como en la industrial. La leguminosa recomendada para ser usada como cobertura es Centrosema macrocarpum, por su alto aporte de nitrógeno al sistema en beneficio de las plantas de pijuayo, siendo este aporte mayor de 100 kg N/ha.
FERTILIZACIÓN
El pijuayo responde al abonamiento nitrogenado. Las aplicaciones de este elemento debe practicarse después de los 6 meses del trasplante, antes no es recomendable por que las plantas recién están en proceso de establecimiento sobreviviendo de sus reservas y de la fertilidad natural del suelo.
La aplicación del abono nitrogenado se hace al voleo y en función al diámetro de copa de la palmera. También hay respuesta al abonamiento con fósforo y potasio, siendo las cantidades que se debe emplear por hectárea: 100 kg N, 50 kg P, y 80 kg de K ha.
COSECHA
Se cosechan dos productos del pijuayo, los frutos y el palmito. Para cosechar los frutos, la plantación tarda de 3 a 5 años; y para cosechar palmitos se requiere de 18 a 24 meses después del trasplante.
En la zona de Yurimaguas, la cosecha de los frutos de pijuayo se realiza trepando al árbol, ayudado por un par de lazos llamados estrogos; se cogen los racimos deslinzándolos al suelo por una polea, permitiendo recoger los frutos sin ninguna alteración que malogre su calidad para el mercado. Para la cosecha de palmito se corta el tronco en el punto donde se inicia el ahusamiento, al cual se le llama cuello de la palmera. Este corte se debe practicar cuando empiezan a aparecer los entrenudos de la palmera, según la información del Dr. Szott que observó en Costa Rica.
EL GENERO INGA EN LOS SISTEMAS AGROFORESTALES
Auberto Ricse T. (8)
(8) Ingeniero Forestal, Director Subprograma de Agroforestería-INIA
En marzo de 1989, se iniciaron las actividades del Proyecto Inga, basado en un convenio bilateral entre el INIA y CIID-Canadá, con el apoyo administrativo de la misión de la Universidad Estatal Carolina del Norte. El objetivo general del Proyecto fue explorar el potencial del género Inga y otras especies nativas de la amazonia peruana como componentes en sistemas agroforestales para el trópico húmedo. El proyecto avanzó en tres fases, la última de la cual culminó el 28 de febrero, 1993.
En todas las fases, el objetivo principal fue evaluar el crecimiento y producción de biomasa de los árboles, bajo dos sistemas de manejo diferente, en suelos de fertilidad contrastante. Los sistemas de manejo incluyeron parcelas en líneas o parcelas de bloques de libre crecimiento. La parcelas en línea sirvieron para evaluar la sobrevivencia y producción de biomasa de hojas y de madera de árboles podados periódicamente. En este sistema (ensayos L), se sembraron los árboles en líneas de 10 árboles con 0,5 m entre individuo en la línea y 4 m entre líneas, tanto en suelos fértiles (usualmente aluviales, indicado como No. de ensayos A-L) como suelos infértiles de altura (indicado como No. de ensayo B-L).
Se podaron los árboles a una altura de 0,7 m a los 12; 22; 26; 30; y 34 meses después del transplante. En contraste, los árboles en parcelas de libre crecimiento (ensayos C) fueron sembrados a un distanciamiento inicial de 1,5 m x 1,5 m; tanto en suelo aluvial (indicado como No. de ensayo A-C) como suelo de altura (indicado como No. de ensayo B-C). Fueron raleado 50 % cuando tenían 1 año de edad; pero nunca se podaron. En estos ensayos se evaluaron la biomasa de los árboles raleados, incremento anual en altura y diámetro de los árboles remanentes, y la producción de frutos; la biomasa de los árboles raleados sirvió como un estimado de la producción durante el primer año.
El trabajo en la primera fase (marzo, 1989-abril, 1990) se concentró en la recolección de muestras botánicas y semillas de 303 árboles de 14 lugares de los departamentos de Loreto, Madre de Dios, Ucayali, y Cuzco de la amazonía peruana. Después de evaluaciones de germinación y crecimiento en el vivero, se establecieron los primeros ensayos de campo en la Estación Experimental Yurimaguas - el ensayo 1A-L con 12 introducciones de I. edulis en un suelo aluvial y el ensayo 1B-L con 9 de las 12 misma introducciones repetidas en un suelos de altura (cuadro 1). También se estableció el ensayo de libre crecimiento 2B-C en suelo de altura con 20 introducciones de Inga sp. diferentes de las sembradas en ensayos 1A-L o 1B-L (cuadro 1).
En la segunda fase (mayo, 1990-junio, 1991), se colectaron muestras botánicas y semillas de Inga de los departamentos de Loreto y Madre de Dios. Se estableció el ensayo, 3A-L (línea en suelo aluvial), 3B-L (línea en suelo de altura), 3A-C (libre crecimiento en suelo aluvial), y 3B-C (libre crecimiento en suelo de altura). Cada ensayo incluyo las mismas 24 introducciones de Inga sp. (cuadro 1). Se realizó la primera poda de los árboles en ensayo 1A-L y 1B-L y un raleo en ensayo 2B-C.
También se inició el análisis en el laboratorio, de mineralización de nitrógeno del material foliar de las introducciones más productivas. Se continuó con la ampliación del vivero.
La fase III (junio, 1991 hasta febrero, 1993) se enfocó en los objetivos siguientes:
1. Completar las identificaciones taxonómicas y preparar una publicación sobre este tema,
2. Terminar la instalación de los ensayos 4A-L, 4B-L, 4A-C, y 4B-C usando las mismas 25 introducciones de Inga sp. (cuadro 1),
3. Continuar evaluando los ensayos previamente establecidos (ensayos 1, 2, y 3) hasta que completen 3 años en el campo,
4. Completar las hojas de introducciones seleccionadas,
5. Investigar técnicas para el almacenamiento de semilla de Inga sp.,
6. Evaluar técnicas simples de propagación vegetativa,
7. Investigar la infección micorrícica de las raíces de los árboles, y
8. Recolectar gemoplasma y evaluar el potencial agroforestal de otras especies nativas.
RESULTADOS DE LA INFORMACIÓN TAXONÓMICA
Durante las tres fases del Proyecto, se enviaron 147 muestras botánicas al Dr. T. Pennigton del Jardín Kew, Inglaterra y 85 a la Dra. Poncy del Museo Nacional, Francia para su identificación científica. La Dra. Poncy ha identificado 65, de las 85 muestras el Dr. Pennigton ha identificado 97 de las 147, quedando 70 muestras por identificarse. Las 162 muestras identificadas incluyen 28 especies (cuadro 2). De las 78 introducciones sembradas en el campo, 29 son de I. edulis , 19 de shimbillo (Inga sp. no identificado que probablemente incluye varias especies), 11 de I. cinnamomea, 4 de shimbillo poroto (I. sp. no identificado), 3 de I. macrophylla, 2 de I. pilosula, 2 de I. aff. bourgoni, y 1 cada uno de shimbillo mono (I. sp. no identificado), Yana shimbillo (I. sp. no identificado, I. espectabilis, I. punctata, I. longipes, I. aff. matthewsiana, shimbillo hinchapaloma (I. sp. no identificado) y shimbillo de altura (I. sp. no identificado). En resumen, en el campo hay 9 especies identificadas y falta identificar 26 introducciones (cuadro 1). Con información sobre las características ecológicas y florísticas de las especies identificadas, se está redactando la publicación sobre la descripción dendrológica y botánica del género Inga en la amazonia peruana.
EVALUACIÓN DE CRECIMIENTO Y PRODUCCIÓN
Germinación y crecimiento de en vivero
De las 78 introducciones sembradas en los ensayos 1-4 en el campo, se evaluaron las características y germinación de las semillas y su crecimiento subsiguiente en el vivero. Se evaluaron la germinación en base de 65 semillas al mínimo y el crecimiento inicial de los árboles en base de 10 plantones por introducción.
Las características de las semillas se muestran en el cuadro 3. Aunque hubo una gran variabilidad entre especies e introducciones, dentro de especies en cuanto a tamaño y peso de semilla, esa variabilidad no resultó en diferencias grandes en germinación (cuadro 4). Generalmente, la germinación fue rápida, sin importar la especie o procedencia. En la mayoría de los casos la germinación ocurrió dentro de uno o dos semanas después de la siembra y el porcentaje de las semillas germinadas mayor de 80 %.
Hubieron diferencias significativas entre especies y procedencias dentro de las especies. A nivel de especie, el crecimiento fue mayor en I. aff. matthewsiana y I. aff. bourgoni, y alcanzó 40 cm a más después de 20 semanas. Durante el mismo período, el crecimiento fue entre 30 y 40 cm en shimbillo mono, yana shimbillo, e I. edulis y entre 20 cm y 30 cm en I. cinnamomea, I. puctata, I. spectabilis, I. macrophylla, y shimbillo no identificados. En cambio, I. pilosula, shimbillo de altura, shimbillo poroto, y shimbillo hinchapaloma crecieron menos de 20 cm.
En I. edulis, las procedencias de Lagunas y Yurimaguas crecieron más que las otras procedencias. En I. cinnamomea, la procedencia de Requena creció mayor de las de Iquitos o Yarinacocha. Entre los shimbillo, la procedencia de Requena crecieron más que las otras. En cambio, no hubo mucha diferencia en crecimiento entre las 2 procedencias de shimbillo poroto.
A nivel de introducción, 32Y, 2L, y 3L, todas I. edulis, y 24R (shimbillo) crecieron más de 50 cm mientras que 15YAR (shimbillo hinchapaloma), 16YAR, 17YAR, 20YAR (todas shimbillo), 31 (shimbillo de altura), 13I, 28I (ambos shimbillo), 29L (I. pilosula), y 19VH (I. longipes) crecieron menos de 15 cm.
Producción en el campo
En el cuadro 1, se muestran las introducciones sembrados en cada campo y en el cuadro 5, las características químicas de los suelos de los campos. Se debe notar que en ensayos 1A-L, 1B-L, y 2B-C, no todas las introducciones fueron repetidas en cada uno de las 4 combinaciones de tipo de ensayo X suelo, debido a la escasez de plantones. Los ensayos 1A-L y 1B-L tenían 8 introducciones en común. En ensayo 1A-L (suelo aluvial) se complementó con 4 introducciones más (12 introducciones en total) y 1 introducción adicional en ensayos 1B-L en suelo de altura (9 introducciones en total); no se sembró ninguna de estas introducciones en parcelas de libre crecimiento. En ensayo 2B-C, hubieron 20 introducciones sembradas en parcelas de libre crecimiento en suelo de altura solamente. En ensayos 3A-L, 3B-L, 3A-C, y 3B-C; establecidos en diciembre de 1990, se sembraron las mismas 24 introducciones en los 4 campos, pero posteriormente se perdió 3A-L que fue arrastrada por el río. En ensayos 4A-L, 4B-L, 4A-C, 4B-C, se sembraron las mismas 25 introducciones en los 4 campos entre enero y febrero de 1992.
Ensayos en línea
En el ensayo 1A-L con 12 introducciones de I. edulis en suelo aluvial, hubieron diferencias significativas entre procedencias en la biomasa podada acumulada por 6 podas durante 34 meses; la procedencia Requena produjo significativamente menos biomasa (7,2 kg/m) que las procedencias de Yurimaguas, Lagunas o Shucushuyacu (9,6-10,7 kg/m). Una comparación global de las introducciones mostró que las introducciones 4Y; 32Y; 37Y; de Yurimaguas, 1L; 3L; 11L; y 13L de Lagunas; y 18 de Shucushuyacu produjeron entre 10 y 11,7 kg/m. El tejido foliar aportó aproximadamente el 45 % de la materia podada en todas las introducciones con la excepción de las que tenían una producción total significativamente menor. En esos casos la proporción de la biomasa podada total contribuido por el follaje fue 55 %.
En suelo de altura (1B-L), las procedencias produjeron menor que en el suelo aluvial, pero las tendencias fueron similares en ambos suelos: la procedencia de Requena produjo significativamente menos biomasa (4,5 kg/m) que las otras procedencias (7-10 kg/m). La producción de 37Y; 11L; 13L; 38Y; 2L; 4Y; y 17aS fue significativamente mayor que la de 22R y 31Y. Generalmente el follaje aportó 50-55 % de la biomasa podada.
En ensayo 3 se perdió el campo en el suelo aluvial (3A-L). En 3B-L en suelo de altura, la producción total, por especie, de las 3 podas en 22 meses fue mayor en I. edulis (6,0 kg/m) que en las otras especies donde varió entre 0,1 hasta 2,4 kg/m (figura 5). La producción por introducción varió entre 0 hasta 8,65 kg/m. Las introducciones 26VH, 21VH, 20VH, y 24VH produjeron significativamente más biomasa (entre 5,8 y 8,65 kg/m) que las otras; la producción fue cerca de 0 en las introducciones 11YAR; 14YAR; 18YAR; 20YAR; 21YAR; 22YAR; 23YAR; y 24YAR.
El ensayo 4 recientemente completó 1 año de edad. Los datos de la primera poda están proceso de análisis.
Ensayos de libre crecimiento
En ensayo 2B-C en suelo de altura, la cantidad de biomasa raleada de las parcelas de libre crecimiento de un año de edad varió entre las especies. Con base a la biomasa raleada, la producción total de I. edulis (8,85 t/ha) e I. macrophylla (6,10 t/ha) fue significativamente mayor de shimbillo poroto (2,83 tn/ha) o shimbillo, I. pilosula, I. cinnamomea, I. aff. bourgoni, e I. aff. matthewsiana (todos produjeron menos de 1,1 t/ha) (figura 6). Las introducciones que produjeron más de 8,9 t/ha total fueron: Inga edulis 16VH; 40aY; 40bY; y Inga macrophylla 17cY. Diez introducciones produjeron menos de 1,33 t/ha: I. aff. matthewsiana 24R; shimbillo, 25R; 31R; 27R; y 4R; I. pilosula 7abL; yana shimbillo 1Y; I. aff. bourgoni 29R y 30R; e I. cinnamomea 32R.
En este ensayo, el crecimiento en altura y diámetro a los 10 cm encima del suelo durante los 3 años fue significativamente mayor en I. edulis, I. macrophylla, y shimbillo poroto, shimbillo yana shimbillo, I. pilosula, I. matthewsiana, I. aff. bourgoni, o I. cinnamomea, alcanzando alturas entre 5 y 7 m y diámetros entre 7,3 y 8,8 cm después de 3 años. Al nivel de introducción, I. edulis 4Y, 40aY, y 16VH tenían alturas y diámetros mayores de las otras introducciones, a los 3 años, las alturas alcanzaron entre 6,8 y 7,5 m y los diámetros entre 9,2 y 9,7 cm.
En ensayo 3B-C suelo de suelo de altura, la biomasa total estima que equivalentes a una producción total de 19 t/ha para I. edulis; 9,7 t/ha para I. longipes; 3,3 t/ha para shimbillo hinchapaloma, y menos de 1,2 t/ha para las otras especies. Las siguientes introducciones de I. edulis, de Von Humboldt, tenían la producción (kg/árbol), mayor equivalente a 17-25 t/ha: 20VH (5,7); 24VH (5,4); 26VH (4,3); 21VH (4,0); y 27VH (3,8). Quince de las introducciones: 11YAR; 12YAR; 14YAR; 15YAR; 16YAR; 18YAR; 19YAR; 20YAR; 21YAR; 22YAR; 23YART; 24YAR; II; 31; y 49R produjeron menos de 1 t/ha.
Durante el primer año, el crecimiento en altura y diámetro a los 10 cm encima del suelo de I. edulis e I. longipes fue significativamente mayor de shimbillo hinchapaloma, I. macrophylla, shimbillo, I. cinnamomea, I. punctata, o shimbillo de altura. I. edulis tenía una altura de 2,6 m y un diámetro de 3,9 cm I. longipes tenía una altura de 2,0 m y un diámetro de 3,5 cm y las otras especies tenían altura menos de 1,0 m y diámetros menos de 2,3 cm. La sobrevivencia de I. punctata, I. cinnamomea, y shimbillo de altura fue casi cero después del primer año. Cuatro introducciones de I. edulis (20VH; 21VH; 24VH; y 26VH; todas de Von Humboldt) tenían una altura mayor de 2,5 m (2,6 - 3,1 m) y un diámetro a los 10 cm mayor de 3,6 cm (3,7-4,6 cm).
En suelo aluvial (3A-B), las especies crecieron menos en altura pero mostraron la misma tendencias en ambos suelos. La producción de biomasa durante el primer año, estimada de los raleos, fue mayor en I. edulis (12,2 t/ha) e I. longipes (7,2 t/ha en las otras especies. Las introducciones con una producción entre 11,3 y 19,8 t/ha fueron: I. edulis 21VH; 40aY; 20VH; y 27VH. Diecisiete procedencias produjeron menos de 1,5 kg/árbol.
A un año de edad, I. edulis tenía una altura de 2,0 m y un diámetro de 2,9 cm, I. longipes tenía una altura de 1,3 m y un diámetro de 2,2 cm; y las otras especies tenían alturas menores de 1,0 m y diámetros menores de 2,0 cm. I. cinnamomea y shimbillo de altura no sobrevivieron al primer año. Solamente introducciones 20VH (2,0 m) y 27VH (3,2 m), todas de I. edulis, excedieron 2 m en altura. Las introducciones de I. edulis 24VH (3,2 cm); 20VH (3,7 cm); y 27VH (4,3 cm) tenían diámetros mayores de 3,0 cm. La producción menor en este campo (3A-C), comparado con el campo en altura (3B-C), quizá fue el resultado del alto nivel de la napa freática en el campo aluvial.
Producción de frutos
Algunas especies empezaron a fructificar en el segundo año después del transplante: I. edulis, I. edulis, I. macrophylla, e I. pilosula. Las introducciones que han fructificado son 21VH; 24VH; 26VH; 27VH; 37Y; 40aY; y 40bY de I. edulis, 8Y y 17dY de I. macrophylla, y 7abL de I. pilosula. En el segundo año, de las introducciones de I. edulis en producción, la producción media (incluyendo los árboles con cero producción) varió entre 0,11 y 4,19 frutos/árbol en ensayo 2B. En ensayo 3, para la misma introducción, la producción fue 2 hasta 4 veces mayor en el suelo de altura que en el suelo aluvial. En ensayo 2B, I. macrophylla produjo entre 1,48 y 1,56 frutos/árbol y I. pilosula 14,43 frutos por árbol.
PATRONES DE MINERALIZACIÓN DE NITRÓGENO
El propósito de este ensayo fue determinar la habilidad del material foliar podado para liberar nitrógeno al suelo. Tal habilidad sería importante cuando se usan las Ingas como fuente de abono verde, ejemplo en cultivos en callejones. En el laboratorio, se realizaron los análisis de mineralización de nitrógeno del material foliar de las introducciones que produjeron mayor cantidad de biomasa de podas en los ensayos en línea. Este análisis procedió en tres fases: en la primera se analizaron 7 introducciones, 20 en la segunda, y 10 en la tercera. En cada fase, se mezcló material foliar molido con suelo en bolsas plásticas y se incubó la mezcla o suelo solo (como testigo) a una humedad de aproximadamente 80 % de capacidad del campo y a la temperatura ambiental. A varias fechas durante 8 semanas de incubación, se sacó una muestra de suelo de las bolsas y se analizó el contenido de amonio más nitrato.
En la primera fase, la cantidad de N mineralizado durante 8 semanas en el suelo enmendado con hojas de I. edulis 17cY y 17dY, I. edulis 16VH, y I. pilosula 7abL fue aproximadamente 2 veces mayor que en el suelo solo (14,2 ug/g suelo). Significa que estas procedencias tendrían una habilidad mayor de liberar nitrógeno en el período después de la poda.
En la segunda fase, durante 8 semanas las introducciones del I. edulis 11L. 13L; 17aS; 20VH; y 22R mineralizaron casi doble la cantidad de N que el suelo solo (29,4 ug/g suelo). En cambio, hubo inmovilización neta por las introducciones I. sp. 13YAR; y 15YAR, I. aff. matthewsiana 24R, I. sp. 29R, I. aff. bourgoni 30R, I. cinnamomea 32R, shimbillo de altura 3I, y shimbillo 4R-Requena.
En el tercer ensayo, durante 8 semanas I. spectabilis 16M-Madre de Dios mineralizó aproximadamente 80 % más N que el suelo solo (46,9 ug/g suelo); las otras procedencias inmovilizaron N.
TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN DE SEMILLAS
La mayoría de las especies del género Inga muestran una viabilidad limitada, es decir en 8 a 10 días se disminuye considerablemente su poder germinativo (hasta 10 % en algunos casos). Por ejemplo, cuando se cosechan semillas maduras de I. edulis estas generalmente se encuentran en proceso de germinación dentro de su propia vaina. Por esa razón se ensayó la conservación de semillas de (shimbillo) y I. edulis (guaba), dos especies con mayor consumo humano. El ensayo consistió en almacenar semillas en cámara fría (10 _C) o al medio ambiente (25 _C promedio) en 3 diferentes envases: botellas de vidrio, bolsas de tela, y bolsas de plástico. Dentro los envases varió el tipo de substrato: aserrín esterilizado en estado seco con humedad intermedio (50 %), muy húmedo (100 %), y un tratamiento sin substrato. El aserrín fue previamente esterilizado en autoclave a 110 _C durante 10 minutos. Las semillas conservadas en su propia vaina al medio ambiente o baja refrigeración, sin otro tratamiento, sirvieron como testigo.
Lotes de semillas despulpadas, seleccionadas, lavadas, mezcladas y descontaminadas (con cupravit), fueron asignadas a los tratamientos descritos arriba (con la excepción de los testigos) y a los 10; 20; 30; 40; y 55 días de incubación; se sacaron las semillas de una submuestra de los envases y se sembraron en camas en el vivero.
El porcentaje de germinación varió según la especie y los tratamientos. En I. edulis, el tratamiento de semillas almacenadas en las vainas bajo refrigeración conservaron el poder germinativo por más tiempo (vida media de 20-30, días) que los otros tratamientos (vida media de 10-15 días). En general, la temperatura y el tipo de envase artificial tenían poco efecto sobre el porcentaje de germinación. En los envases artificiales, el medio más recomendable fue sin aserrín o aserrín seco.
En shimbillo el poder germinativo en general duró más tiempo que en I. edulis. El porcentaje de germinación fue mayor en semillas almacenadas en el medio ambiente que bajo refrigeración; especialmente después de 60 días de incubación, y el uso de envases artificiales como botellas o bolsas plásticas conservó el poder germinativo. A los 80 días, todavía hubo al rededor de 30 % de germinación. De los medios, el porcentaje de germinación fue mayor con aserrín seco o sin aserrín. En resumen, un método simple para la conservación de semillas I. edulis es el mantenimiento de las vainas bajo refrigeración, y en el caso de shimbillo, el almacenamiento de las semillas en botellas cerradas o bolsas plásticas sin medio y mantenido al medio ambiente.
TÉCNICAS DE PROPAGACIÓN VEGETATIVA
Las técnicas de propagación vegetativa pueden permitir la propagación rápida y masiva de germoplasma superior. Se hizo una evaluación preliminar de la habilidad de rebrotar por mini estacas de 4 especies arbóreas poco conocidas: Columbrina sp., Gliricidia sepium, Calicophyllum glandulosa e Inga edulis. Las estacas lignificadas 1 a 2 cm en diámetro y estacas no lignificadas de menos de 1 cm en diámetro: ambos fueron 10 o 20 cm de longitud. Después de sacar las estacas de la planta madre, se trataron con un enraizador comercial en polvo (Hormonagro-ácido alfa-naftaleno acético), y sembrados en dos substratos diferentes (arena gruesa y tierra orgánica) en camas en el vivero. El porcentaje de enraizamiento en Columbrina sp., Calicophyllum glandulosa, e Inga edulis fue nulo; en Gliricidia, 25 % de las estacas lignificadas y 8 % de las estacas no lignificadas enraizaron. No hubieron diferencias significativas según el tipo de suelo o el uso de enraizador.
Se realizó varias pruebas de acodo aéreo con G. sepium, I. edulis 24VH; 40aY; 27VH; y shimbillo inchapaloma 15YAR. Se usó como medio musgo cubierto con una bolsa plástica por 25 días. Después se sacaron de los árboles madres y fueron transplantados al campo. En el caso de I. edulis, el porcentaje de enraizamiento fue 73 % en 24VH; 100 % en 40aY; 41 % en 27VH; y 100 % en 15YAR; en G. sepium fue 90 %. El porcentaje de sobrevivencia a un mes después del transplante fue: 42 % para 24VH; 5 % para 40aY; 60 % para 27VH; 83 % para 15YAR; y 85 % para G. sepium.
También se realizó un ensayo para probar la eficacia del tipo de siembra de estacas lignificadas de G. sepium. Se sembraron estacas inclinadas a 45 grados o completamente echadas y cubiertas con aproximadamente 5 cm de suelo. En general, el 80 % de las estacas inclinadas rebrotaron y el 95 % de las estacas echadas rebrotaron.
INFECCIÓN MICORRICICA EN INGA
Con el objetivo de determinar el porcentaje de infección micorrícica en raíces de especies de especies de Inga, se realizó un muestreo de sondeo de las raíces de plantas de aproximadamente 1,5 años de edad de I. macrophylla, I. edulis 37Y y 4Y; I. pilosula 7abL; I. cinnamomea 32R; I. sp. 17cY; I. aff. matthewsiana 24R; I. aff. bourgoni 29R y 30R; yana shimbillo 1Y; shimbillo poroto 1I; y shimbillo 36Y de las parcelas de libre crecimiento del ensayo 2B-C. El porcentaje de infección micorrícica varió entre 25 y 30 %; I. aff. bourgoni, pilosula, I. macrophylla, I. edulis, e I. cinnamomea, pero fue muy baja (5 %) en I. aff. matthewsiana y shimbillo poroto (cuadro 6). Sin embargo, parece que hubo poca relación entre infección micorrícica y la producción de biomasa por estas especies - I. edulis e I. macrophylla tenían una producción alta, pero I. pilosula, I. aff. bourgoni, I. cinnamomea, I. aff. matthewsiana, y shimbillo poroto tenían una producción baja.
Se midió también el efecto de la poda sobre el porcentaje de infección micorrícica de plantas de 1,5 años de edad usando I. edulis 11L; 37Y; 4Y; 17aS; y 22R sembradas en parcelas en línea de los ensayos 1A-L y 1B-L 1B-L; en suelo aluvial y suelo de altura.
Se muestrearon la infección micorrícica a los 1; 2; 3; y 4 meses después de la segunda poda. En general, el porcentaje de infección micorrícica fue más alto en el suelo de altura que en el suelo aluvial, aunque los niveles de P fueron alrededor de 13 mg/l en ambos. En ambos suelos el porcentaje de infección fue más bajo a los 2 meses después de la poda; en el suelo de altura el nivel de infección aumentó después de 2 meses, pero en el suelo aluvial el porcentaje de infección aumentó en algunas introducciones y fluctuó en otras.
Cuadro 2 Resumen de especies identificadas del
género Inga de la amazonia peruana
N. científico Inga alba Willd |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 26PM-27PM-16R |
ID. Poncy 5Y-41Y |
N. científico Inga aria Mc. Bride |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 6B |
ID. Poncy - |
N. científico Inga brachystachys Ducke |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington - |
ID. Poncy 29PM |
N. científico Inga cinnamomea Spruce ex Benth |
N. común Vaca paleta, Shimbillo pairajo |
ID. Pennington 32R-4I-9YAR |
ID. Poncy 32R |
N. científico Inga hirsutissima Rusby |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 22PM |
ID. Poncy 22PM |
N. científico Inga ingoides (Rich) willd |
N. común Guabilla, Coto chupa |
ID. Pennington - |
ID. Poncy 40R-51IVI-11I |
N. científico Inga lateriflora Mig. |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 2R |
ID. Poncy - |
N. científico Inga longipes Benth |
N. común Rosca pacae |
ID. Pennigton 2Y-10Y-20Y-21Y-26aY-26bY-9VH |
ID. Poncy 2Y-9Y-10Y-21Y-43aY-43bY |
N. científico Inga macrophylla H.& B. ex Willd |
N. común Yana shimbillo, Pacae |
ID. Pennington 7Y-8Y-17dY-17cY |
ID. Poncy 1Y-3abcY-17dY-50R-15VH-24L |
N. científico Inga marginata Willd |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 21PM-17B-14VH |
ID. Poncy 14VH-21PM |
N. científico Inga myriantha P. & E. |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 28PM |
ID. Poncy - |
N. científico Inga nobilis Willd |
N. común Shimbillo mono, Shimbillo |
ID. Pennington 31PM-32PM-4YAR-19PM |
ID. Poncy 7YAR-31PM-32PM |
N. científico Inga oblanceolata Britt & Killip |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 20PM |
ID. Poncy - |
N. científico Inga panurensis Spruce ex Benth |
N. común Shimbillo hoja menuda, Shimbillo |
ID. Pennington - |
ID. Poncy 46R-28PM |
N. científico Inga pilosula (Rich) Mc. Bride |
N. común Shimbillo mono |
ID. Pennington - |
ID. Poncy 7abL |
N. científico Inga punctata Willd |
N. común Shimbillo poroto, Shimbillo |
ID. Pennington 19Y-2YAR |
ID. Poncy 19Y-22Y-23R-49R-2YAR-3YAR-5YAR-6YAR-10I |
N. científico Inga quaternata Poepp. & Endl |
N. común Shimbillo mono, Shimbillo |
ID. Pennington 2I |
ID. Poncy 42Y-19PM-20PM |
N. científico Inga ruiziana G. Don |
N. común Shimbillo pairajo |
ID. Pennington 19B-26R |
ID. Poncy 16S |
N. científico Inga spectabilis (Vahl) Willd |
N. común Pacay colombiano |
ID. Pennington 11M-36PM |
ID. Poncy - |
N. científico Inga splendens Willd |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington - |
ID. Poncy 46Y |
N. científico Inga thibaudiana D. C. |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 12Y-17bY-5B-11B-10R-28R-3M-4M-7M-4IVI-33PM |
ID. Poncy 44Y-45Y-47Y-33PM |
N. científico Inga tomentosa D. C. |
N. común Shimbillo |
ID. Pennington 9M-10M |
ID. Poncy - |
N. científico Inga edulis Mart. |
N. común Guaba, Guabilla |
ID. Pennington 3abcY-4Y-31Y-32Y-4B-13B-14B-18B-20B-22R-12M-1VH-2VH-3VH- 4VH-5VH-6VH-7VH-8VH-10VH-11VH-1YAR-8YAR-2IVI-3IVI-5IVI-1PM- 2PM-3PM-4PM-5PM-6PM-7PM-8PM-9PM-10PM-11PM-12PM-13PM-14PM-15PM-16PM-17PM- 18PM-23PM-24PM-25PM-34PM |
ID. Poncy 1YAR-8YAR-1VH-21IVI-1L-2L-3L-10L-11L-12L-16L-17L-18L-21L-22L-23L-24PM-34PM-23PM |
ID. Pennington : Códigos de las muestras identificadas por el Dr. Terry Pennington. |
ID. Poncy : Códigos de las muestras identificadas por la Dra. Odile Poncy. |
Cuadro 6 El porcentaje de infección micorricica
en varias especies del género Inga de 1,5 años de edad
de creciendo en suelo de altura. Yurimaguas, Perú
Especie |
% de infección
|
I. aff. Mathewsiana 24R 5 |
|
Shimbillo 1I |
5
|
Shimbillo 36Y |
1
|
Shimbillo 17cY |
13
|
Yana shimbillo 1Y |
21
|
I. aff. bourgoni 30R |
14
|
I. aff. bourgoni 29R |
25
|
I. edulis 37Y |
16
|
I. edulis 4Y |
27
|
I. macrophylla 8Y |
28
|
I. pilosula 7abL |
27
|
I. cinnamomea 32R |
30
|