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TECNOLOGIAS DE MANEJO DE SUELOS DE LA AMAZONIA DESARROLLADAS POR LA ESTACION EXPERIMENTAL

El desarrollo agrícola, ganadero y agroforestal sostenible en el tiempo, para la selva baja y alta, requiere de tecnologías investigadas y probadas durante largo tiempo para evitar los riesgos económicos que correrían los agricultores y ganaderos con la adopción de técnicas probadas en una sola campaña o estación del año, las cuales sólo muestran resultados parciales.

Por lo tanto, el éxito de un programa de desarrollo agropecuario, depende mucho del sustento que tenga; basado en resultados obtenidos a través de un largo tiempo de evaluaciones periódicas y constantes. En este contexto, la Estación Experimental, ahora Centro de Investigación Yurimaguas, ha venido trabajando por espacio de 25 años y el 100% de sus investigaciones tiene un tiempo mínimo de duración de cinco años; esto permite que los resultados obtenidos den la confianza necesaria para adoptar los diferentes paquetes tecnológicos generados.

La descripción de estas tecnologías se detalla en dos secciones: la primera dedicada a los sistemas de producción basados principalmente en el manejo adecuado de los suelos de nuestra región y la segunda basada en el uso de componentes arbóreos y/o leñosos, cultivos anuales-pasturas, tanto en asociación como en monocultivos, adaptados a las condiciones de nuestros suelos.

TECNOLOGIAS PARA LA PREPARACION DE LAS TIERRAS

1 . SISTEMAS DE DESMONTE

El desmonte manual (rozo, tumba y quema) es superior al desmonte mecanizado con bulldozer en Ultisoles, debido a lo siguiente:

1 . La quema proporciona una cantidad importante de nutrientes.
2. El bulldozer equipado con lámina común compacta el suelo y subsuelo.
3. El bulldozer acarrea grandes cantidades de la capa arable depositándolas fuera del terreno (Seubert et al, 1977; Alegre et al, 1982).

No solamente el desmonte con bulldozer común daña al suelo, sino que también causas una merma considerable en los rendimientos.

En Yurimaguas, los rendimientos de arroz de secano, de maíz, de yuca y otros cultivos sufrieron una reducción promedio del 50% en relación a los obtenidos con el sistema tradicional de tumba y quema (Seubert et al, 1977). Además, se ha comprobado que la compactación causada por el bulldozer en el subsuelo se mantiene por más de siete años después del desmonte (Alegre et al., 1982).

Cuando el desmonte manual no es posible por alguna razón, se recomienda el uso de bulldozer con lámina flotante tipo "KG", ya que con este implemento se minimiza la compactación y el acarreo de tierra debido a que con esta lámina se corta los árboles a ras del suelo.

La comparación de los diferentes sistemas de desmonte indica aún la superioridad del desmonte manual, pero se nota que el desmonte con lámina KG se aproxima a éste cuando es seguido de quema y una pasada de arado de disco pesado (Cuadro 1).

Existen también otros métodos de desmonte mecanizado (Lal, 1982) pero ninguno de ellos se acerca al desmonte manual o al mecanizado con lámina KG.

Cuadro Nº 1
Efectos de métodos de desmontar una purma de 25 años y manejo posterior en los rendimientos de cinco cultivos alimenticios continuos en el suelo Ultisol de Yurimaguas.

Método de desmonte
Sin fertilización
Con fertilización
 
-- % de rendimientos máximos --
Rozo, tumba y quema (manual)
27
93
Bulldozer con lámina común
7
47
Bulldzer con lámina KG
14
65
Bulldozer con lámina KG + quema + arado
28
89

* Todas las parcelas desmontadas con bulldozer fueron aradas con un tractor de 14 Hp con rototiller.
** Rendimientos máximos de 5 cultivos consecutivos en t/ha: arroz de secano 4.0%; soya: 2.3 %; maíz: 5.2%; arroz de secano: 2.5%; maíz : 3.3%.

Fuente : Alegre et al., 1982

La compactación causada por el desmonte mecanizado es, sin embargo, favorable para el cultivo de arroz bajo riego ya que reduce pérdidas de agua. Aún así el posible acarreo de la capa arable puede bajar la productividad del suelo para el arroz inundado.

TECNOLOGIAS PARA CULTIVOS CONTINUOS Y PASTOS MEJORADOS

1. ARROZ BAJO RIEGO EN RESTINGAS

El sistema de producción de arroz bajo riego en restingas u otras zonas con suelos de moderada a alta fertilidad pero no inundables, es otra técnica generada. Se estima alrededor de 30,000 a 35,000 hectáreas (ha) en el Alto Mayo Huallaga Central, Yurimaguas y el Alto Huallaga, con capacidad de producir dos cosechas al año con un promedio de 5 t/ha cada una al nivel de agricultor. Hay alrededor de cuatro millones de hectáreas de suelos fértiles y planos para la expanción del arroz bajo riego en selva.

Existen importantes diferencias en el manejo del arroz bajo riego entre la costa y la selva. Las variedades son totalmente diferentes; aunque se mantiene el tipo de planta baja es necesario combinarla con una tolerancia al quemado causado por Pyricularia oryzae. Dentro de miles de líneas probadas por el Programa de Arroz en el Alto Mayo y Huallaga Central, son muy pocas las que reúnen un buen tipo de planta, capacidad de un alto rendimiento y calidad de grano con tolerancia al quemado. Las mejores en la actualidad se dan en el Alto Mayo, el Huallaga, el Provenir y la Capirona (López 1996).

Además de variedades, existen importantes diferencias agronómicas relacionadas a la escasez de mano de obra en la selva. Durante el primer año, después de tumbar el bosque y trazar las pozas, se recomienda el batido y el trasplante para poder obtener un buen asentamiento y una buena nivelación de las pozas. Después es más rentable volear semilla pregerminada con una simple sembradora tipo "ciclón", deshierbar con herbicidas granulares o líquidos aplicados directamente al suelo sin equipo especial, en pre o posemergencia temprana, mecanizar lo más posible la cosecha, trilla y transporte usando maquinaria diseñada en Asia para pequeños arroceros (Bruzzone et al., 1983; Pulver, 1983).

Las alternativas de preparación del suelo y el método de siembra en una restinga no inundable de la selva baja, se pueden observar en el Cuadro 2.

Se nota que el sistema de trasplante fue netamente superior a varias alternativas de siembra directas para la primera siembra de arroz, después de tumbar un bosque virgen e instalar las pozas. Con el tiempo existe menos diferencia, ya que el suelo está asentado y nivelado. Aunque el trasplante sigue produciendo rendimientos superiores, la diferencia tal vez no se justifique económicamente debido al costo de la mano de obra.

Las labores de siembra hasta la cosecha en el sistema de trasplante, incluyendo almácigos, requieren un promedio de 30 jornales/ha, mientras que la siembra directa al voleo requiere de tres jornales/ha (Pulver, 1983).

La mecanización de la cosecha, trilla y transporte reduciría los jornales por hectárea de 20 a 2.

Cuadro N° 2
Producción de arroz bajo riego en pozas en una restinga de Yurimaguas (suelo Tropaquept arcilloso) durante los primeros dos años de uso. Variedad IR 4-2.

Método de preparación de tierra
Método de siembra
Cosechas
1a
2a
3a
4a
5a
&
X
 
-------------------- t/ha -------------------
Batido. Trasplante
7.9
5.2
7.1
6
6.8
33
6.6
Voleo*
3.2
4.9
6.4
4.8
6.7
26
5.2
En seco. Trasplante
8.3
6.7
6.2
5.6
6.3
33
6.6
Voleo*
6.3
5.6
4.9
4.6
6
27
5.5

* Con semilla pre-germinada
Fuentes: Bandy et al., 1982; Arévalo et al., 1983; Arévalo, datos no publicados.

Es común pensar que las lluvias en la selva pueden proporcionar todos los requerimientos de agua del cultivo de arroz en pozas. Aún en una zona con 2, 100 mm de precipitación anual, el riego suplementario bombeado del río aumenta los rendimientos en un promedio de 40% en Yurimaguas y los mantiene mucho más estables (ver Cuadro 3).

Estas diferencias pueden ser mayores en zonas menos lluviosas, especialmente durante la estación seca en el ecosistema de Bosque Estacionario Semisiempreverde en donde se puede aprovechar la más alta radiación solar durante la época seca.

Arroz bajo riego. Día de campo. Foto: julio Alegre

Cuadro Nº 3
Respuesta a la irrigación cada dos semanas (por bombeo del río) en los rendimientos de grano de arroz en pozas en una restinga de Yurimaguas.



 
Cosechas
Manejo de agua Variedad
la
2a
3a
Promedio
  ------------------------------ t/ha ---------------------------------
Solamente lluvia.. IR 4-2
4.1
5.1
4
4.4
INTI
4.3
5
4.2
4.5
Riego suplementario. IR 4-2
5.8
6.7
6
6.2
Alto Mayo
7.5
5.2
5.1
5.9

Fuentes: Arévalo et al., 1983; Arévalo, datos no publicados Racchumí y López, 1995.

Otra diferencia importante entre costa y selva es el menor requerimiento de N, P y K en la selva debido a que los suelos de restinga tienen mayor capacidad de suministrarlos que los de la costa (Arévalo et al., 1991). Como los suelos tienen moderada a alta fertilidad natural, es posible cultivar arroz bajo riego sin aplicaciones de N, P y K hasta por diez cosechas consecutivas, aún con remoción total del rastrojo, después de lo cual se recomienda aplicar sólo 50 Kg N/ha y dosis de mantenimiento (20 Kg/ha) de P y K debido a su incremento en el suelo por su condición de inundado y su mayor liberación en condiciones anaeróbicas (Arévalo, 1991).

Además, es perfectamente factible producir dos cosechas al año o dos y media (cinco cosechas en dos años), ya que no existen limitaciones de temperatura o agua, con rendimientos promedios de 5 a 5.5 t/ha/cosecha de grano a nivel de agricultor. En contraste con otras opciones en la selva, la rotación de cultivos no es importante en el arroz bajo riego desde el punto de vista fitosanitario, según experiencias de siglos en ecosistemas similares en Asia.

Debido a la inestabilidad en los volúmenes de agua entre uno y otro año en la costa norte peruana, el incremento de áreas cultivadas en arroz bajo riego en la selva podría ser una solución para el país al déficit de arroz en grano.

Expansiones de áreas superiores a las 100,000 hectáreas permitirían el traspaso gradual de la mayoría de la producción de arroz de la costa a la selva, hecho que posibilitaría potenciar otros cultivos en la costa más adecuados a la escasez del agua de este ecosistema.

2. CULTIVOS CONTINUOS CON ALTOS INSUMOS

Esta opción se aplica para restingas no inundables y para áreas de suelos ácidos de poca pendiente que dispongan de suficiente infraestructura para el uso de insumos y mercadeo de los productos. En el caso de las restingas en donde el cultivo de arroz bajo riego no es factible, se pueden efectuar rotaciones de maíz-soya; maíz-maní-soya o maíz intercalado con muchos otros cultivos. Las necesidades de abono durante los primeros años son bajas, siempre y cuando el terreno no haya sido desmontado con bulldozer.

Para Ultisoles y otros suelos ácidos ubicados en topografías de planas a ligeramente onduladas (menos de 6 a 8% de pendiente) la rotación de cultivos intensivos es perfectamente factible en donde se disponga de suficiente infraestructura. Esta tecnología ha sido desarrollada en Yurimaguas en donde rotaciones de arroz secano-maíz-soya y maíz-maní-soya se experimentaron por 21 años con alrededor de 40 cultivos consecutivos cosechados. La siembra del arroz híbrido en rotación con los demás cultivos, fue descartada después de varios años más de investigación, debido a su falta de rentabilidad en este sistema.

Los resultados indican que con fertilización adecuada puede realizarse en la Amazonía la producción continua de estos cultivos alimenticios.

El término 'Fertilización adecuada" merece investigarse, debido a que tomó alrededor de cuatro años comprender los cambios que ocurrieron en las propiedades de los suelos, después de la tumba y quema de un bosque secundario de 17 años y de las cosechas anuales continuas.

La dinámica de los nutrientes fue seguida cuidadosamente durante ocho años (Villachica, 1978; Sánchez et al, 1983) suministrando la clave para realizar cultivos continuos.

Es importante destacar la importancia de la investigación de campo a largo plazo: los problemas claves no se presentaron hasta el segundo o tercer año y fueron necesarios por lo menos siete años para estimar los requerimientos de una producción estable.

Las necesidades de fertilizantes para cultivos intensivos y continuos de este suelo son considerables, sin embargo son similares a las requeridas para la producción de cosechas en otros Ultisoles. Después de la primera cosecha, la cual normalmente no requiere insumos químicos, se obtiene el esquema responsable para la producción de altos rendimientos (Cuadro 4).

Como todas las buenas recomendaciones de fertilizantes, éstas se refieren específicamente al sitio y por lo tanto solamente aplicables al suelo y sistema de cultivo en cuestión. En otros suelos, las recomendaciones deben basarse en análisis de suelo. Sin embargo, el Cuadro 4 (desarrollado después de 15 años de cultivo) indica el nivel de insumos requerido para una producción de cultivos continuos en los Ultisoles.

También debe enfatizarse que estos niveles de fertilización no difieren sustancialmente de los utilizados para maíz, soya y maní en Ultisoles del sureste de los Estados Unidos.

Preparación del suelo para sistemas de cultivos continuos. Foto: julio Alegre

Cuadro Nº 4
Requerimientos de fertilizantes para cultivos continuos de tres cultivos por año (arroz-maíz-soya, arroz-maní-soya, maíz-soya, maíz-maní-soya) en un Ultisol ácido de Yurimaguas.

 
Intercambiables

CIC
efectiva

Sat. de Al
Disponibles
Tiempo
ph
Materia orgánica
Al
Ca
Mg
K
P
Zn
Cu
Mn
Fe
 
 
%
---meg/100cc--
 
 
%
------------------------ppm-----------------------
Antes del desmonte
4.0
2.13
2.27
0.26
0.15
0.10
2.78
82
5
1.15*
0.9*
5.3*
650*
94 meses después del desmonte
5.7
1.55
0.06
4.98
0.35
0.11
5.51
1
39
3.5
5.2
1.5
389

* Los requerimientos de Ca y S se satisfacen con la cal, superfosfato simple y portadores de Mg, Cu y Zn.

Fuente: Sánchez et al., 1982; Uribe, 1989.

El peligro de la degradación del suelo bajo cultivo continuo en los trópicos húmedos es de común preocupación en la bibliografía existente. Sin embargo, las propiedades del suelo mejoran con el buen manejo del mismo. Es así que el Cuadro 5 muestra que después de 20 cultivos consecutivos, el pH de la capa superior del suelo aumentó desde muy ácido -4.0 antes del desmonte- hasta un nivel favorable de 5.7.

El contenido de materia orgánica decreció en un 27%; la mayor parte de esta disminución ocurrió durante el primer año. El aluminio intercambiable disminuyó de niveles muy altos a cantidades despreciables, la saturación de aluminio decreció de un nivel tóxico de 82% a un nivel despreciable de 1%.

Los niveles de calcio intercambiable aumentaron 20 veces a consecuencia de las aplicaciones de cal. Los niveles de magnesio intercambiable se duplicaron. Los niveles de potasio intercambiable no aumentaron a pesar de las grandes cantidades de fertilizante potásico aplicado, lo que sugiere una rápida utilización por los cultivos y quizás pérdidas por lixiviación (Uribe, 1989).

La capacidad catiónica de cambio efectiva, una medida de la capacidad del suelo Para retener los cationes contra el lavado, se duplicó con el tiempo como consecuencia de la carga dependiente del pH, característica de la arcilla caolinítica y de los óxidos de hierro.

La fertilización también incrementó los niveles de P aprovechable desde un nivel crítico por debajo de 10 ppm hasta el" sustancialmente superiores.

La misma tendencia ocurrió con los micronutrientes zinc y cobre.

Por lo tanto, estos cambios son indicativos de un mejoramiento en las propiedades químicas de la superficie del suelo.

Cuadro N° 5
Cambios en las propiedades del suelo (0-15 cm) después de 7.3/4 años de cultivos continuos con 20 cosechas de maíz, arroz de secano y soya con fertilización completa en Yurimaguas (Perú).

 
Contenido de nutrientes por poda
 
N
P
K
Ca
--------------------------------- Kg/ha ---------------------------------.
Cassia reticulata
72
7
37
25
6
Gliricidia sepium
64
5
37
22
8
Erythrina sp.
67
6
36
16
7
Inga edulis
62
5
24
15
4

* 30 meses después del desmonte.
Fuente: Sánchez et al., 1982.

Aún cuando el suelo presenta una capa protectora de rastrojos contra el impacto de las lluvias en las tres cosechas anuales bien fertilizadas, existen pérdidas ocasionales por escorrentía pero no se consideran de magnitud suficiente como para reducir las cosechas durante ocho años; sin embargo, la compactación del suelo es excesiva en las parcelas que no han recibido fertilización porque los cultivos muy débiles no desarrollan una cobertura completa.

Los subsuelos ácidos y de baja fertilidad de la zona actúan frecuentemente como una barrera química para el desarrollo de las raíces. Las raíces de los cultivos son incapaces de penetrar en el subsuelo altamente saturado con aluminio y muy bajo en calcio intercambiable.

Esta situación produce sistemas radiculares poco profundos que a menudo dan como resultado plantas que sufren sequía durante períodos sin lluvia mientras el subsuelo tiene suficiente agua disponible.

La investigación ha demostrado que las propiedades químicas del subsuelo mejoran con el tiempo en el sistema de manejo intensivo.

La utilización del esquema de fertilización y cal promovió el movimiento descendente de los cationes básicos. Con el tiempo, se ha dado aumentos significativos en calcio, magnesio y en la capacidad de cambio en la capa de 15 a 45 cm de profundidad, lo cual ha conducido a un medio ambiente más favorable para el desarrollo de las raíces que el existente antes del desmonte. Por lo tanto, la fertilización apropiada y el cultivo continuo mejoran más que degradan este Ultisol de los trópicos húmedos.

3. CULTIVOS CONTINUOS CON BAJOS INSUMOS

El sistema de cultivos de ciclo corto con bajos insumos se basa en la filosofía de "adaptar las plantas a las limitaciones del suelo" en vez de "modificar el suelo para cubrir las necesidades de las plantas". Esta opción se basa en tres componentes claves:

1) Seleccionar variedades tolerantes a la acidez M suelo, para eliminar la aplicación de cal al suelo.
2) Uso de sistema de labranza que permita el retorno de los residuos de la cosecha para reciclar los nutrientes.
3) Uso de purmas o barbechos mejorados para acelerar la recuperación del suelo en descanso.

Aparentemente, no es posible el cultivo continuo en suelos ácidos sin un uso considerable de fertilizantes y cal. La opción de cultivos con bajos insumos es, por lo tanto, una etapa de transición entre la agricultura migratoria y la agricultura permanente.

Se ha estudiado un gran número de variedades de cultivos alimenticios de la región en relación a su tolerancia a un alto nivel de saturación de aluminio en Yurimaguas, sembrándolos en terrenos encalados y sin encalar. Los resultados indican que sólo existen variedades de arroz y de caupí (Racchumí, 1992; Guillén, 1989) que son tolerantes a la acidez del suelo y que poseen otras características favorables tales corno alto potencial de rendimiento, calidad de grano y tolerancia a enfermedades (Piha y Nicholaides, 1981).

La búsqueda de variedades tolerantes de maíz, soya, maní, camote y otras especies continúa con algunos resultados a la fecha; para el caso del maíz existen líneas evaluadas y seleccionadas por algunos años, como la SA-4, SA-5 y BR-201, que presentan buenos rendimientos (Gálvez, 1994).

La técnica del sistema de bajos insumos está basada en el desmonte manual de la chacra por el agricultor, en la eliminación de troncos y ramas no quemadas para su venta como leña o para hacer carbón. Los tocones quedan en el campo. Después de las primeras lluvias, que ayudan a incorporar las cenizas, se siembra una variedad de arroz de estatura media y tolerante al aluminio, como el "ITA 235", (Racchumí, 1992) a distanciamientos de 25 x 25 cm durante los meses de setiembre y octubre. No se aplica fertilizantes ya que las cenizas aumentan el nivel de fertilidad y sólo se utiliza deshierbo manual o el herbicida Hedonal. Después de la cosecha (diciembre-enero), se distribuye la paja del arroz lo mejor posible para reciclar nutrientes (Uribe, 1989) y se siembra la misma variedad de arroz por segunda vez, aplicándosele 30 kg N/ha al inicio del macollamiento, utilizando las mismas prácticas culturales.

Después de la segunda cosecha de arroz, se siembra una variedad de caupí (Vigna sinensis) tolerante a la acidez, tal como la variedad Yurimaguas (Guillén, 1989), con tacarpo, a un distanciamiento de 30 x 50 cm. Dicho cultivo cubre el suelo durante los meses más secos (Julio - agosto) y al cosechar las vainas se recicla el rastrojo del cultivo.

No se aplican fertilizantes al caupí. De esta manera, se pueden cosechar hasta tres cultivos al año en ecosistemas de bosque pluvial o dos (arroz y caupí) en ecosistemas de bosque estacional.

Este sistema puede durar uno o dos años según la fertilidad inicial del suelo y la cantidad de cenizas producidas durante la quema. Su uso durante un segundo año probablemente incluye aplicaciones de potasio, magnesio y fósforo. Los niveles de fertilización necesarios varían en diferentes suelos y cultivos.

La productividad potencial de este sistema, a nivel de experimento en Yurimaguas, se indica en el Cuadro 6. En un año se cosecharon dos siembras de arroz y una de caupí, produciendo 6.5 t/ha de arroz y 1.9 t/ha de caupí en un suelo con pH 4.5, 1.95 meg Al/100 g y 53% de saturación de aluminio, medidos después de la quema.

Cuadro N° 6
Productividad del sistema de cultivo de bajos insumos en suelo ácido y plano de Yurimaguas con un pH de 4.6 después de la quema.

Siembra Cultivo Rendimiento Fertilización
    (t/ha) (kg/ha)
la. (Mayo '82) Caupí 1.9 0
2a. (Set. '82) Arroz 3.5 30 N
3a. (Feb. '82) Arroz 3 50 N
4a. (Junio '82) Caupí 1.5 0

Fuente: Gichuru y Sánchez, 1983.

Debido a la pérdida de fertilidad y al aumento de malezas con el tiempo, el cultivo continuo con bajos insumos sólo se puede considerar como un esfuerzo pionero, utilizándose el suelo en forma casi tradicional mientras que los tocones se descomponen.

Es necesario considerar las diferentes opciones para una agricultura permanente, al término de este sistema. Una de ellas es establecer pasturas asociando gramíneas con leguminosas adaptadas a las condiciones de suelos de la zona y que también prosperen con bajos insumos (Ara et al., 1981; Schaus et al., 1983).

Dichas pasturas pueden ser establecidas dentro del último cultivo de arroz, volcando la semilla de pastos después del último deshierbo. Debido a la cobertura casi total del caupí, no parece factible establecer la pastura dentro de este cultivo.

Otra opción es establecer un cultivo perenne, tal como el pijuayo (Bactrís gasipaes), con una cobertura de leguminosas forrajeras tanto para la producción de frutos como para sostener un sistema silvopastoril. Los plantones de pijuayo pueden ser sembrados durante el primer o segundo cultivo de ciclo corto a un distanciamiento de 5 x 5 m (Arévalo et al., 1991; Pérez et al.,1991).

La tercera opción es someter el suelo a un descanso siguiendo el sistema de agricultura migratoria, pero con tecnología. Estudios en Yurimaguas demuestran que una purma de kudzu (Pueraria phaseoloides) o de centrosema (Centrosema macrocarpum) de dos a tres años de edad tiene una productividad parecida a una purma natural de 25 años en términos de rendimientos de cultivos obtenidos después de rozar y quemar ambas (Bandy y Sánchez, 1981; Alegre, 1991). Sin embargo, estos estudios no indican las razones por las cuales este mecanismo funciona ya que no se observó un reciclaje significativo de nutrientes.

Las purmas de kudzu o de centrosema tienen además las ventajas de poder ser eliminadas fácilmente por medio de la quema; además pueden usarse como "banco de proteína" para ganado, en rotación con otros potreros; como fuente de producción de semillas; como fuente potencial de harina de hojas y como componentes en alimentos balanceados para aves.

La cuarta opción tecnológica se basa en mezclar gramíneas con leguminosas, tolerantes a suelos ácidos y de baja fertilidad, que describimos a continuación.

4. ASOCIACION GRAMINEAS CON LEGUMINOSAS

La ganadería vacuna de doble propósito (carne y leche) es un aspecto muy importante en la Amazonía. La selva peruana posee alrededor de 300,000 has en pastos, de las cuales la gran mayoría consiste en pasturas degradadas dominadas por un complejo de gramíneas llamadas "torourco" (Paspalum conjugatum y Axonopus compressus).

El establecimiento de pasturas se hace normalmente dentro del primer cultivo de arroz o maíz después de tumbar el bosque (Toledo y Morales, 1979). Tradicionalmente, se han sembrado gramíneas pobremente adaptadas a suelos ácidos tales como el pasto yaragua (Hyparrbenia rufa) o el pasto castilla (Panicum maximum), sin leguminosas ni abono. A medida que el efecto de las cenizas disminuye, las gramíneas comienzan a desaparecer, aumentando además la presión del pastoreo ya que la carga de animales por hectárea se mantiene relativamente constante.

Dicha práctica deviene en la desaparición de la gramínea sembrada; en el empurmamiento o en praderas de torourco. Estas últimas, bien manejadas, pueden producir un aumento de 100 kg/ha/año de peso vivo con una carga entre 0.5 y 1.0 animales por hectárea. Cuando la presión del pastoreo excede los límites de la pastura degradada, aparecen áreas sin cubierta vegetal las cuales son compactadas por los animales y pueden convertirse en pozos donde el agua escurre y, eventualmente, en grietas, al iniciar un proceso de erosión acelerada.

Esta cuarta opción tecnológica ofrece una solución a este problema en suelos ácidos, ya sean planos u ondulados. Se basa en la mezcla de ecotipos de gramíneas y leguminosas tolerantes a suelos ácidos, así como a las enfermedades y plagas más importantes. Existen varias especies promisorias de gramíneas y leguminosas para la selva peruana (ver Cuadro 7).

Cuadro Nº 7
Algunas especies promisorias de pasturas para suelos ácidos en la selva peruana.

Tipo Especie  
Gramíneas Andropogon gayanus (Pasto San Martín)
     
  Brachiaria decumbens (Braquiaria)
  Brachiaria humidicola (Kikuyo de la Amazonía)
     
Leguminosas Stylosantbes guianensis 134, 186  
  Desmodium ovalifolium 350  
  Centrosema híbrido 438  
  Pueraria phaseoloides (kudzu)
  Zornia latifolia 728  

Fuente: Ara et al., 1981; Schaus et al., 1983; López et al., 1983.

Se evaluó el potencial productivo de dichos ecotipos en asociación gramínea- leguminosa en un experimento ubicado sobre un Ultisol de Yurimaguas.

Al establecimiento de las asociaciones, el suelo tuvo un pH de 4.1, una saturación de aluminio de 61% y un nivel de P disponible muy bajo (4 ppm), al iniciar el establecimiento. La fertilización inicial consistió en 100 kg/ha de cal; 50 kg P 2 0 5 /ha, 50 kg K 2 O/ha y 10 kg MgO/ha una vez al año. Novillos de raza Nellore fueron utilizados, no recibiendo nutrición adicional salvo agua y sales minerales. La producción animal durante tres años se ilustra en el Cuadro 8. Puede notarse que algunas de las asociaciones produjeron incrementos de peso vivo de 400-700 kg/ha/año, o sea cuatro a siete veces más de lo obtenido con torourco bien manejado. La carga animal promedio también se incrementó de 0.5 a 1 animal/hectárea con el pasto nativo de torourco a más de cuatro animales/ha, con la asociación gramínea-leguminosa.

Asociación de pasturas gramíneas con leguminosas. Foto: Hernán Tello.

El manejo animal es sumamente importante para mantener una buena pastura en asociación. El pastoreo continuo utilizado durante el primer año produjo un desbalance a favor de las leguminosas. El pastoreo rotativo utilizado durante el segundo y tercer año, de 45 días en cada potrero, mejoró las pasturas notablemente. La persistencia de una pastura debe determinarse a través de varios años.

Los datos de Yurimaguas indican una persistencia promisoria para las asociaciones Andropogon gayanus - Stylosanthes guianensis y Brachiaria decumbens - Desmodium ovalifolium.

Cuadro Nº 8
Producción animal en pasturas mejoradas en suelos ácidos de Yurimaguas con insumos mínimos. Primer año: pastoreo continuo; segundo y tercer año: pastoreo alterno.

Pastura
Gananc. diarias
Gananc./ha.
Año 1
Año 2
Año 3
Año 1
Año 2
Año 3
A. gayanus - S. guianensis
219
402
662
390
703
680
B. decumbens - D. ovalifolium
398
419
366
639
846
594
P. maximum - P. phaseoloides
1/406
205
208
724
304
253
A. gayanus - Centrosema híbrido
1/-2/
435
564
-
884
457
B. humidicola - D. ovalifolium
-
2/
421
-
-
553

Para la transferencia de esta tecnología a otras zonas de selva debe considerarse además del análisis de suelo, el sistema de establecimiento de la pastura y el manejo animal.

5. SISTEMAS DE PRODUCCION DE PIJUAYO - FRUTO

El pijuayo (Bactris gasipaes HBK) es una palmera nativa de la cuenca amazónica y parte de América Central. Esta palmera presenta una serie de características deseables, lo cual hace posible su inclusión en sistemas agroforestales, en suelos ácidos e infértiles pero bien drenados. Esta palmera está bien adaptada a estas condiciones y además su copa es relativamente pequeña, lo cual minimiza el sombreamiento causado a las plantas asociadas a ella.

Económicamente, el pijuayo produce una gran variedad de productos de consumo: frutos, palmito, material de construcción y de artesanía. Los frutos tienen un alto contenido nutricional (Cuadro 9) y pueden ser usados tanto para consumo humano como para consumo animal; mientras que el palmito es un importante producto de exportación.

Cuadro Nº 9
Composición nutricional de los frutos de pijuayo recolectados en la zona de Yurimaguas. Datos en base a peso fresco.

Parámetro
 
Promedio
Rango
Carbohidratos
(%)
33 23.4
---
42.6
Agua
(%)
56 52   72
Proteína
(%)
4.7 3   12.8
Grasas
(%)
6.1 0.7   20
Cenizas
(%)
0.9 0.5   1.1
Fibra
(%)
1 0.6   1.8
Energía
(cal/100gr)
194 124   281
Ca
(mg/100gr)
45 27   86
P
(mg/100gr)
102 41   166
Fe
(mg/100gr)
2.8 0.7   8
Tiamina
(mg/100gr)
0.03 0.007   0.042
Riboflavina
(mg/100gr)
0.063 0.006   0.216
Niacina
(mg/100gr)
0.455 0.15   2.08

Fuente: Pérez, 1984.

El crecimiento del pijuayo puede ser afectado por el nivel de nutrientes en el suelo (Pérez et al., 1987; Szott et al., 1989; Arévalo et al., 1990). En un campo previamente desmontado con bulldozer, el crecimiento del pijuayo tanto en altura como en diámetro, mostró una fuerte respuesta curvilínea a la fertilización con N y K y una menor respuesta al R Las dosis óptimas de N para el primero, segundo y quinto año fueron de 135 a 155 kg/ha. Respuestas significativas a K fueron observadas en todos los años a excepción del cuarto, siendo la dosis óptima de 100 kg/ha/año. A pesar del bajo nivel inicial de P (3.5 ppm) en el suelo, recién se estableció una respuesta al cuarto año de la aplicación de 50 kg de P/ha. La falta de respuesta a la cal y al Mg, a pesar de tener en la parte superficial del suelo (045 cm) 90 % de saturación de aluminio y 0. 1 cmoIL-1 de Ca más Mg, indican la tolerancia de esta palmera a niveles tóxicos de aluminio en el suelo.

En cuanto a rendimiento, se encontró una respuesta al efecto residual de la fertilización nitrogenada, ya que al inicio de la producción comercial de frutos (siete años de edad) hubo un incremento en los rendimientos, con las dosis de N aplicadas anteriormente (hasta 200 kg de N/ha/año), pero la relación no fue estadísticamente significativa. Sin embargo, una respuesta significativa de tipo curvilínea, fue observada a las aplicaciones previas de K; la producción óptima de frutos frescos (6 t/ha) fue asociada a una dosis de 130 kg K/ha/año. En una plantación diferente, la respuesta a K en la producción de frutos fue del tipo curvilínea y el rendimiento óptimo de 11 t/ha estuvo relacionada a la aplicación de 80 kg de K/ha.

Los resultados encontrados en este ensayo sugieren el uso del pijuayo en la recuperación de suelos fuertemente compactados y degradados químicamente por el acarreo de la capa arable superficial del suelo al ser desmontado con el bulldozer; pero con la adición de N y K en cantidades que oscilan entre los 100 a 150 Kg/ha/año en forma fraccionada a través del año y con aplicaciones de mantenimiento de P.

TECNOLOGIAS AGROFORESTALES PARA SUELOS ACIDOS Y DE BAJA FERTILIDAD

La Estación cuenta con 25 años de trabajo, en los últimos 13 ha desarrollado diferentes tecnologías agroforestales con el asesoramiento técnico del Centro Internacional de Investigaciones Agroforestales (ICRAF). Algunas de estas tecnologías han sido ampliamente probadas con agricultores de la zona, aunque una minoría está en la fase de comprobación, la cual no se ha realizado anteriormente por la escasez de recursos y por el retiro de los fondos del Proyecto Suelos Tropicales del INIA en 1994.

A continuación, se describen las principales tecnologías desarrolladas.

1. CULTIVOS EN CALLEJONES

Los cultivos en callejones se organizan sembrando los árboles en hileras paralelas a distanciamientos constantes y los cultivos son sembrados entre las hileras de los árboles (Metzner, 1981; Kang et al., 1981).

Los árboles son podados frecuentemente; la biomasa es depositada en el área de los cultivos con la finalidad de añadir nutrientes al suelo y, en algunos casos, como controladores de malezas. Si los árboles sembrados son especies leguminosas, el N es el principal elemento aportado por las podas (Kang et al., 1984).

Los cultivos en callejones han sido considerados como la técnica más versátil, efectiva y ampliamente adaptable (FAO, 1984) basada en los resultados obtenidos en suelos ricos en nutrientes como algunos alfisoles y entisoles de Nigeria (Kang et al., 1990). Los resultados obtenidos hasta la fecha en suelos ácidos como los Ultisoles de la Amazonía (Szott, 1987; Palm, 1988; Fernández, 1990) no son comparables a los anteriores siendo la aplicabilidad del sistema, en este tipo de suelos, aún dudosa.

Para el establecimiento de este sistema en nuestra región, se seleccionaron especies introducidas y locales, de preferencia leguminosas, que se adaptaran a las condiciones de suelos ácidos e infértiles predominantes en la región, para realizar ensayos. De éstos, se ha establecido dos especies promisorias que son: Cassia reticulata (retama chancho) e Inga sp (guaba).

La Cassia reticulata está ampliamente difundida en los trópicos y, aunque no nodula, tiene alta concentración de N en las hojas y produce cantidades iguales o más altas de podas que Inga (Salazar, 1990). En cuanto a esta última, es ampliamente conocida y manejada por los agricultores de la zona; produce, además, frutos que son bastante apetecibles y comercializados por éstos, siendo una fuente de energía para los pobladores rurales y urbano-marginales de la ciudad.

A fin de conocer las bondades de este sistema, se evaluó la habilidad de cuatro especies leguminosas promisorias para absorber los nutrientes presentes en los horizontes mas profundos del suelo y reciclarlos a través de la biomasa podada (Cuadro 1) así como también su capacidad de mantener altos rendimientos de los cultivos anuales, por este proceso de reciclaje.

Las cantidades promedio de nutrientes contenidas en la biomasa se presentan en el Cuadro 10.

Cuadro Nº 10
Cantidades promedio de nutrientes contenidas en la biomasa proveniente de las podas de cuatro especies arbóreas usadas en cultivos en callejones. Yurimaguas.

..
Contenido de nutrientes por poda
 
N
P
K
Ca
--------------------------------- Kg/ha ---------------------------------.
Cassia reticulata
72
7
37
25
6
Gliricidia sepium
64
5
37
22
8
Erythrina sp.
67
6
36
16
7
Inga edulis
62
5
24
15
4

Todas estas especies pueden aportar cantidades suficientes de N, Ca y Mg, pero cantidades insuficientes de P y K para sostener una producción de 2 t/ha de grano de arroz y 2 t/ha de rastrojo (Cuadro 11).

Cuadro Nº 11
Absorción de nutrientes por un cultivo de arroz con 2 t/ha de rendimiento en grano y 2 t/ha de rastrojo. Yurimaguas.

Parte dela planta
N
P
K
Ca
Mg
-------- Kg/ha/cultivo ---------
Grano
46
9
13
2
0.4
Rastrojo
9
1
24
3
3
TOTAL
55
10
37
5
3.4

Pero estos cálculos asumen una alta eficiencia en la transferencia de los nutrientes de las podas hacia el cultivo; el cual todavía no está determinado. Ellos dependen de la sincronía entre la mineralización de los nutrientes de las podas y la demanda del cultivo durante su crecimiento. Las tasas de mineralización también varían ampliamente con el nutriente en particular y la naturaleza o calidad de las podas (Anderson y Swift, 1979; Swift et al., 1981; Anderson et al., 1983; Palm, 1988).

Se estableció, tanto en trabajos de campo como en trabajos de laboratorio (Palm, 1988) que los residuos de las leguminosas con alto contenido de polifenoles solubles (hojas de Inga edulis) descomponen y mineralizan N menos rápidamente que los materiales con bajo contenido de polifenoles solubles (hojas de Eryth9lna sp) . En general, la mineralización del P, K, Ca y Mg fue más rápida en las hojas de Erythrina - alta calidad que en hojas de Inga o Cajanus - baja calidad.

La pregunta de que si los cultivos en callejones pueden tener cierto éxito en los suelos ácidos, puede ser resuelto si consideramos los principales factores que promueven el abandono de los campos de los agricultores.

En términos de tiempo, el primer factor que influye en el abandono de los campos es el rápido incremento de la población de malezas después de un año de la quema. La continua aplicación de las podas reduce la biomasa de malezas a niveles que no representan un obstáculo a la producción de los cultivos (Salazar, 1991; Fernández, 1990; Palm, 1988).

El control de malezas por las podas, también está relacionado con la calidad del mulch. La baja tasa de descomposición de los mulches de baja calidad tal como Inga controlan malezas más efectivamente que los de alta calidad. El control de malezas por las podas, sin embargo, es también modificado por factores tales como historia del campo, el tiempo durante el período de cultivo y la competitividad del cultivo.

Se espera que con el tiempo el suelo, al recibir las podas, contenga mayor cantidad de nutrientes que los suelos sin adición de podas. Los niveles de P, Ca, K y el C.O. se incrementaron con el tiempo; mientras que el Mg decreció (cuadro 12). Por otro lado, tanto la acidez cambiable como el porcentaje de saturación de aluminio disminuyeron considerablemente. Las posibles razones para esto fueron:

1) La cantidad de biomasa por las podas y de nutrientes, añadida a la parcela a través del tiempo fue alta (22.8 Mg/ha, para el caso de Cassia), pero estas especies aportaron muy poca cantidad de Mg (Cuadro 10).

Cultivo en callejones guaba-caupí. Foto: julio Alegre

2) Para el caso del P disponible, el incremento en su concentración en el suelo, fue relacionado tanto a la aplicación de las podas, como al suministro vía fertilizante (TSP) de 25 Kg/ha/año (Salazar, 1991). Pero, aún en las parcelas sin adición del fertilizante fosfatado, su concentración en el suelo se incrementó, sugiriendo que las raíces de los árboles son capaces de profundizar y bombear el P de los horizontes más profundos del suelo y/o a la creación y agrandamiento de un pool del P orgánico que es extraído con el NaHCO3.

3) La disminución de la acidez cambiable, y por lo tanto del porcentaje de saturación de aluminio, pudo ser debido a la quelatación del aluminio con compuestos orgánicos provenientes de las podas así como también al incremento del Ca cambiable del suelo; estos dos efectos fueron establecidos por Davelouis (1990) con la adición de diferentes tipos de abonos verdes al suelo.

La hipótesis del mantenimiento de la materia orgánica del suelo por los sistemas agroforestales, se ve reforzada por los resultados del análisis del carbono orgánico realizado en este ensayo (Cuadro 12), en el cual se observa un incremento con el tiempo.

Cuadro Nº 12
Cambios en las propiedades químicas del suelo, después de 50 meses de cultivos consecutivos y con un sistema de cultivos en callejones, en un Ultisol de Yurimaguas.

Tiempo
pH
p
Acid
Ca
Mg
K
Sat.Al
CO
meses
  ug/ml -------------- CMOIL-1 -------------
%
%
1
4.5
6
4.86
0.42
0.18
0.13
86.9
1.11
50
4.3
15
2.35
0.99
0.16
0.21
63.3
1.3

Fuente: adaptado de Salazar 1991.

Se midieron los rendimientos en grano obtenidos durante cuatro cosechas consecutivas de arroz en función a la cantidad de biomasa añadida al suelo y en comparación con una parcela de control la cual recibía 100 Kg N/ha como fertilizante químico y un control absoluto. En todos los tratamientos los rastrojos de arroz fueron eliminados de la parcela, con la finalidad de medir el efecto neto de las podas (Cuadro 13).

Los rendimientos de arroz en la parcela de Erythrina fueron siempre superiores al testigo. Después del primer cultivo, una situación similar ocurrió con la parcela de Inga. En ambos casos, hubo una respuesta a las dosis de biomasa añadida.

En general, los rendimientos de las parcelas que recibieron las podas fueron similares a la parcela que recibió N-inorgánico.

Los rendimientos de arroz, con o sin adiciones de N-orgánico e inorgánico, disminuyeron con el tiempo. Esta disminución fue menos pronunciada cuando la biomasa o el fertilizante N fue aplicado. Los rendimientos de arroz secano en monocultivo, frecuentemente, disminuyen debido al incremento de ataques de insectos y hongos tanto como por la remoción de los nutrientes del suelo (Valverde y Bandy, 1982). Estos dos efectos pueden ser minimizados con una rotación de cultivos y el retorno de los residuos de cosechas al suelo.

En otro estudio, se probó el efecto del ancho de callejones y de la aplicación de 25 Kg de P/ha/ año sobre los rendimientos de arroz grano y caupí, los cuales fueron cultivados alternativamente (Salazar, 1991). Después de 50 meses de cultivos, se determinó que los rendimientos no declinaron con el tiempo y que hubo una ligera respuesta en rendimiento a la aplicación de P, tanto para el caupí como para el arroz. La aplicación de P permitió mantener más estables los rendimientos de los cultivos a través del tiempo.

Cuadro Nº 13
Rendimiento en grano de arroz secano, afectado por dos fuentes de mulch, en comparación con fertilización nitrogenada y un testigo durante un período de 20 meses. Yurimaguas.

Especies

Dósis por cultivo
Número de cosechas
Promedio
1
2
3
4
  ----------------------T/ha ------------------------  
Inga edulis.
10
1.27
1.96
0.82
0.91
1.24
20
1.31
2.24
1.1
0.93
1.39
Erythrina sp..
10
2.17
1.38
0.67
0.82
1.26
20
2.75
1.78
1.2
1.3
1.74
Fert (100 Kg N/ha)
 
1.85
2.1
1.16
1.17
1.57
Control
 
1.92
0.69
0.19
0.54
0.84

Fuente: Salazar 1990.

Los mayores rendimientos, tanto de arroz como de caupí (Cuadro 14), se obtuvieron con el callejón de 8m de ancho, en comparación con el callejón de 4m de ancho, probablemente debido a la menor competencia entre los árboles y los cultivos por luz, agua, nutrientes o por efectos aleopáticos, (Salazar, 1991; Fernández, 1990).

Los rendimientos obtenidos con ambas especies bajo este sistema de producción, no difieren en mucho de los promedios establecidos por los agricultores de la zona, con la diferencia de que ellos producen una sola campana por año (Guillén, 1993; Bustamante, 1993; Racchumí, 1992).

Cuadro N° 14
Rendimiento en grano de arroz (promedio de siete cosechas) y de caupí (promedio de cuatro cosechas), afectado por la aplicación de fósforo como fertilizante y por el ancho de los callejones en un sistema de cultivos en callejones. Yurimaguas.

Ancho de callejón
CAUPI
ARROZ
+ p
-p
+p
- p
m
-------------------------T/ha --------------------------
 
4
0.69
0.63
1.41
1.3
8
0.77
0.75
1.56
1.54

Fuente: adaptado de Salazar 1991.

2. CONTROL DE LA EROSION DEL SUELO

Debido a la escasez de tierras alrededor de los centros poblados y debido a la alta tasa de migración, el tiempo de regeneración del bosque se ha reducido considerablemente de 3 a 5 años; pero al mismo tiempo se están cultivando áreas con pendientes de 5 a 25% dejando el suelo descubierto. La consecuencia de esto es la pérdida del suelo superficial, incluyendo la materia orgánica y nutrientes, por efectos de la erosión y escorrentía, tornándose el ecosistema insostenible.

La puesta en práctica de un sistema agroforestal específico puede proveer una solución al problema de alta erosión en pendientes, bajo condiciones tradicionales de agricultura.

La capacidad de minimizar la escorrentía y erosión de los cultivos en callejones en áreas con pendientes de 15% fue comparada con un cultivo continuo de altos insumos, parcelas desnudas y un bosque secundario (Alegre, 1993).

Después de cuatro años de evaluaciones, con una precipitación total de 6453 mm; en el bosque secundario (diez años de edad) hubo muy baja escorrentía y erosión, como era de esperarse, seguido por el cultivo en callejones y luego por cultivos continuos. La parcela desnuda presentó los valores más altos de escorrentía (Cuadro 15).

En el cultivo en callejones, se tuvo 97.3 mm de escorrentía y 2.77 t/ha de erosión; lo cual significa en promedio alrededor de 24.3 mm/ha/año y 0.70 t/ha/año de escorrentía y erosión respectivamente. Los cultivos continuos de altos insumos presentaron 9.2 veces más escorrentía y 67.2 veces más erosión que los cultivos en callejones en pendientes. Como era de esperarse, las parcelas desnudas tuvieron los valores más altos de escorrentía y erosión: 631.5 mm/ ha/año y 105.4 t/ha/año.

Cuadro N° 15
Efecto de diferentes sistemas de producción sobre la escorrentía y erosión, medidos desde Diciembre 1988 a Diciembre 1992* (Pendiente=15 %). Yurimaguas.

Tratamientos
.Escorrentía.
.Erosión.
Total
.
Promedio
Total
.
Promedio
 
mm
mm/año
T/ha
T/ha/año
Bosque secundario
13.7
3.4
0.23
0.06
Cultivos continuos
894.0
223.5
186.1
46.5
Cultivo en callejones
97.3
24.3
2.77
0.69
Parcelas desnudas
2526.0
631.5
422
105.4

* Total de lluvia caída desde Dic. 88 a Dic. 92 = 6453 MM.
Fuente: Alegre 1993.

Los rendimientos de arroz y caupí en el sistema de cultivos en callejones fueron iguales que aquéllos obtenidos con los cultivos continuos de altos insumos a través del tiempo (Cuadro 16). Estos resultados se comparan muy bien con aquéllos alcanzados por los cultivos en callejones en pendientes, pero en suelos más fértiles (Celestino, 1985; Poulsen, 1984; Kang et al., 1984; Siderius, 1986; Young, 1986).

Por otro lado, estos rendimientos obtenidos en forma continua a través de los años, son ligeramente mayores a los logrados por los agricultores tradicionales de la zona que obtienen un solo cultivo en una misma área, mientras que con esta tecnología se obtuvieron 13 cultivos en la misma área en 48 meses.

Cuadro Nº 16
Efecto de dos tratamientos sobre los rendimientos de arroz (promedio de siete cultivos) y caupí (promedio de seis cultivos). Yurimaguas.

Sistemas
Arroz
Caupí
------------T/ha--------------
Cultivos continuos
1.17
0.58
Cultivos en callejones
1.2
0.7

Fuente: Alegre 1993.

La concentración de nutrientes en el suelo sufre cambios positivos con el tiempo, aún cuando el sistema de cultivos en callejones es establecido como controlador de la erosión hídrica.

Por efecto de los tratamientos se puede apreciar varios cambios. El carbono orgánico (C0) se reduce en un 2 1, 11 y 30% para los tratamientos con cultivos continuos, cultivos en callejones y la parcela desnuda, respectivamente. Esta reducción en el CO está relacionada a la pérdida de suelo y a la escorrentía. Los valores más altos de P, K, Ca, y Mg en los cultivos en callejones está asociado al reciclaje de nutrientes por la biomasa vegetal resultante de las podas de los árboles y al mantenimiento de los rastrojos de los cultivos (Cuadro 17).

Cuadro Nº 17
Nutrientes en el suelo después de cuatro años con los diferentes tratamientos. Yurimaguas.

Tratamientos
C.O
P
K
Ca
Mg

Sat.

Al

%
Mg/lt
--------- cmol/L ---------
%
Bosque secundario
1.49
6.3
0.08
0.55
0.19
84
Cultivos continuos
1.18
6
0.07
0.8
0.18
78
Cultivo en callejones
1.32
9.1
0.13
0.96
0.22
73
Parcela desnuda
1.05
6.1
0.07
0.4
0.08
89

Fuente: Alegre, 1993.

Al momento, los resultados indican que los cultivos en callejones en áreas planas, en suelos ácidos y de baja fertilidad, no son sostenibles en el tiempo sin la adición de fertilizantes químicos, debido principalmente a las condiciones de baja fertilidad nativa del suelo y a los insuficientes nutrientes suministrados por las podas. En este sentido, es necesario hacer mucho trabajo en relación al manejo de la fertilidad del suelo, control de la erosión y la competencia cultivo/árbol.

3. MEJORAMIENTO DE PURMAS

Los agricultores que practican la agricultura migratoria abandonan sus tierras de cultivo debido a dos razones principales:

1) por la presión de malezas y su dificultad para controlarlas.
2) por la disminución de la fertilidad nativa del suelo.

La estrategia de las purmas mejoradas es la de sustituir la regeneración del bosque secundario con el manejo de barbechos que tengan la habilidad de controlar las malezas y/o restaurar la fertilidad del suelo más rápidamente que la vegetación secundaria nativa, lo que permitiría reducir el período de barbecho e incrementar la productividad por unidad de área y tiempo.

Esta hipótesis fue examinada durante un período de 4.5 años utilizando diferentes leguminosas (Szott, 1987; Szott et al., 1987; Palm and Szott, 1989). Se utilizaron especies tolerantes a condiciones de suelos ácidos e infértiles como: Centrosema macrocarpum, Sty1osantbes guianensis, Pueraria phaseoloides (especies estoloníferas); Cajanus cajan, desmodium ovalifolium (arbustivas) e Inga edulis (arbórea).

Los resultados indican que algunas de estas especies son más efectivas en el control de malezas y en la supresión de sus semillas viables que otras. Las leguminosas estoloníferas, en particular, son más eficientes que las otras. Esta rápida reducción en la biomasa de malezas está relacionada al establecimiento de una densa, uniforme y extensiva cubierta vegetal de las especies.

La cantidad de nutrientes presentes en diferentes épocas de crecimiento de los barbechos, comparados al barbecho natural, indican el curso de recuperación de los nutrientes. En la mayoría de los barbechos mejorados, los niveles de N, P, Ca y Mg fueron mayores que en el barbecho natural a los 8 y 17 meses de la siembra. Algunos tratamientos fueron significativamente mayores en niveles de N y P; no existiendo diferencias significativa6 para los otros nutrientes.

El P disponible en los mismos tratamientos fue también recuperado rápidamente y las cantidades presentes después de 4.5 años excedió grandemente el campo abandonado. Presumiblemente, mucho de este P fue comprimido y/o inmovilizado en formas orgánicas o inorgánicas que no son fácilmente extractables por la solución de Olsen modificado o fue tomado por las raíces debajo de los 45 cm de profundidad.

Generalmente, las tendencias en la acumulación de nutrientes dentro del sistema suelo-vegetación dependieron de las tendencias en la acumulación de biomasa, es decir, en los tratamientos con más biomasa (Inga, Cajanus, Desmodium), la tendencia fue acumular más nutrientes que en aquéllos con niveles menores de biomasa.

Después de desmontar y quemar los barbechos, se sembró una rotación de arroz-arroz-caupí. Los rendimientos en los tratamientos con Inga y Desmodium fueron mayores que en el testigo en un 34 y 21%, respectivamente, en tanto que en los otros tratamientos los rendimientos fueron iguales o menores que los del testigo. En general, los rendimientos fueron bajos, pero típicos de la región, los cuales son de 1.5 T/ha de arroz grano y de 0.8 T/ha de caupí.

4. USO DE COBERTURAS

El establecimiento de una plantación de pijuayo para la producción de frutos, puede ser realizado usando una rotación de bajos insumos del tipo arroz-caupí (Sánchez y Benites, 1987). Los beneficios económicos en estos sistemas exceden los costos de inversión del establecimiento de la plantación de pijuayo.

Existen serias restricciones para un buen establecimiento de la plantación y ello está relacionado principalmente a la presión de malezas, las que compiten fuertemente con las plantas de pijuayo. A esto se agrega la gran demanda de mano de obra para su control, la cual es escasa y cara en la región.

Por otro lado, el pijuayo responde muy bien al N aplicado vía fertilizante inorgánico u orgánico. El ensayo de barbechos mejorados indicó que existen algunas especies leguminosas arbustivas y rastreras que crecen muy bien bajo sombra y reducen la presión de malezas cubriendo rápidamente el suelo. Al mismo tiempo, estas especies adicionan N al sistema debido a la fijación biológica que realizan.

Las leguminosas Mucuna cochinchinensis (MC), Pueraria phaseoloides (PP), Desmodium ovalifolium (DO) y Centrosema macrocarpum (CM) fueron sembradas al establecimiento de una plantación de pijuayo para la producción de frutos, en dos momentos distintos: junto con la plantación de pijuayo y después de un año de la plantación; además, fueron contrastadas con un tratamiento que recibió 100 kg de N/ha/año como fertilizante químico y un testigo absoluto, es decir sin N y sin cobertura (Arévalo et al, 1990; Pérez et al, 1991).

Cuadro N° 18
Producción de materia seca de tres leguminosas rastreras y una arbustiva comparada con la vegetación natural bajo una plantación de pijuayo para fruto. Yurimaguas.

.ESPECIES
MATERIA
SECA
PORCENTAJE
DE PESO FRESCO
T/ha
%
Desmodium ovalifolium
2.69a
32
Centrosema macrocarpum
1.64a
25
Pueraria phaseoloides
1.59a
26
Mucuna cochinchinensis
1.27a
25
Vegetación natural
0.99 b
25

Fuente: adaptado de Pérez 1993.

La cobertura con mayor producción de materia seca fue DO y la de menor producción fue MC (Cuadro 18). La variabilidad en la producción de biomasa por las diferentes coberturas, es el resultado de la composición de los tejidos de cada una de ellas.

La mayor producción del DO puede ser debido a lo siguiente:

1) Las hojas representan el 40% mientras que los tallos el 60%.
2) Los tejidos vegetales de esta leguminosa son leñosos (Palm, 1988).
3) Las hojas son coreáceas comparadas con las otras leguminosas, mientras que la composición del CM, PP, y MC, es de 60% de hojas y 40% de tallos (Pérez, 1993).

Cuatro años después del establecimiento del CM y del DO se midieron las concentraciones de nutrientes en sus tejidos (Cuadro 19). Tanto la concentración de N como la de los demás nutrientes fueron mayores en el CM que en el DO.

Por otro lado, el CM y DO presentaron diferentes tasas de descomposición (Szott et al., 199 1; Pérez, 1993). El CM perdió peso aceleradamente (65%) después de un período de incubación de 60 días, mientras que el DO, en ese mismo lapso, sólo perdió el 42%.

Estos resultados sugieren que la cobertura de CM aporta mayor cantidad de nutrientes al suelo y de una manera más rápida afectando, probablemente, en forma positiva tanto el crecimiento en altura como en diámetro de las plantas como la producción de frutos de pijuayo.

Cuadro Nº 19
Concentración de nutrientes en los tejidos de dos leguminosas podadas cuatro años después de su establecimiento. Yurimaguas.

ESPECIES.
N
P
K
Ca
Mg
---------------------------------%-------------------------------------
C. macrocarpum
3
0.22
0.22
1.52
0.16
D. ovalifolium
2.2
0.14
0.09
1.05
0.16

Fuente: Pérez, 1993.

Los resultados después de cuatro años sugieren que el crecimiento en altura y en diámetro del pijuayo se ve afectado por la época de establecimiento de las coberturas.

Las plantas de pijuayo tuvieron un crecimiento mayor tanto en altura como en diámetro, cuando las coberturas de leguminosas fueron establecidas un año después y aquéllas que recibieron 100 kg de N/ha/año como fertilizante, crecieron aceleradamente en los tres primeros años, más que con cualquier otro tratamiento, sin importar el tiempo de establecimiento de las coberturas.

Por otro lado, el crecimiento en altura y diámetro de las plantas de pijuayo en el tratamiento con Mucuna establecidas un año después, fue mayor que en otras coberturas de leguminosas y los valores absolutos fueron similares a los establecidos para el tratamiento con fertilización química.

En segundo orden de importancia, se presenta la cobertura de Centrosema. Cuando las leguminosas fueron establecidas junto con las plantas de pijuayo, la mejor cobertura resultó ser Centrosema ya que el crecimiento en altura y diámetro de las plantas de pijuayo fue mayor que en las otras coberturas.

En cuanto a la perfomance de las leguminosas como coberturas, se observó que la Mucuna es fuertemente competitiva con las plantas de pijuayo por su agresividad; en segundo orden está Pueraria y en tercer orden Centrosema y Desmodium.

Se pudo establecer una fuerte competencia por N entre las plantas de pijuayo con la cobertura de Desmodium. Trabajos en laboratorio determinaron que las hojas de esta cobertura inmovilizan al N por más de 16 semanas (Szott et al., 1990) lo cual hace que las plantas de pijuayo presenten síntomas severos de deficiencia de N en los primeros años de su establecimiento (Pérez et al., 1991).

Cuadro Nº 20
Efecto del tiempo de establecimiento de tres coberturas leguminosas sobre la producción de frutos frescos de pijuayo. Yurimaguas.

TRATAMIENTOS
AÑOS
1
2
 
---------- T/ha/año -------
Testigo absoluto
3.4
3.2
Testigo + Nitrógeno
9.3
7.5
     
Primer Grupo*    
Pij + Centrosema macrocarpum
6.2
5
Pij + Desmodium. ovalifolium.
3.9
4
Pij + Pueraria phaseoloides
6.6
5
.
 
 
Segundo Grupo
 
 
Pij + Centrosema macrocarpum
5.3
6.4
Pij + Desmodium ovalifolium
3.1
4.1
Pij + Pueraria phaseoloides
4.9
5

* Primer grupo: Coberturas y plantas de Pijuayo establecidas en el mismo tiempo.
  Segundo grupo: Coberturas establecidas un año después que las plantas de Pijuayo.

Fuente: Pérez et al., 1991.

La cobertura de Centrosema es la primera opción a utilizarse en plantaciones de pijuayo para la producción de frutos, por su buen comportamiento en ambos tiempos de su establecimiento; en segundo orden se presenta la Pueraria.

Las plantas que recibieron 100 Kg de N como urea, tuvieron los valores más altos en rendimiento (9.5 y 7.5 t/ha), entre los años 92 y 93 hubo una disminución del orden del 20% en la producción en esta parcela. El testigo absoluto presentó los rendimientos más bajos en los dos años consecutivos (Cuadro 20).

Sin importar la época de establecimiento del DO, los rendimientos de fruta de pijuayo fueron menores para ambos años comparado contra CM y PP. Parece ser, además, que CM tiene mejor comportamiento en cuanto a producción de frutos, para cualquier época de su establecimiento que PP.

5. SISTEMA DE MULTIESTRATOS

Dentro de los sistemas agroforestales, los multiestratos juegan un rol importante, debido a la gran variedad de productos económicos que pueden producir, obteniéndose una mayor productividad total, dentro de un régimen sostenido, especialmente bajo condiciones de tierras marginales o de bajo niveles de uso de insumos (Nair, 1982; Lundgren y Raintree, 1983).

El multiestrato es un sistema de uso de la tierra que involucra una integración social y ecológica aceptable de árboles con cultivos agrícolas y/o con una producción animal en forma simultánea o secuencial. Diversas especies de árboles de uso específico pueden seleccionarse para ser incluidas; entre éstos tenemos: árboles para producción de frutos, para producción de leña, para producción de materiales de construcción y para madera valiosa.

Este sistema puede presentar ciertas ventajas como:

1) Producción de una gran variedad de productos para la venta y auto-consumo.
2) Un flujo de ingresos estables y sostenido a través del tiempo.
3) Menor riesgo para los agricultores con poco capital.
4) Mantenimiento de la fertilidad natural del suelo debido al mantenimiento o incremento de la materia orgánica del suelo y un mejoramiento de las propiedades físicas del suelo (Nair, 1982; Lundgren y Raintree, 1983).

En un sistema de multiestrato se evaluó la guaba (Inga edulis) como productora de leña y frutos, la shaina (Collubrina sp) como material de construcción, arazá (Eugenia stipitata) como productora de frutos ricos en vitamina C, pijuayo (Bactris gasipaes K) como productor de frutos y a tornillo (Cedrelinga catenaeformis) como fuente de madera valiosa. Todas estas especies fueron sembradas en dos parcelas con diferentes contenidos de arcilla para evaluar su performance. La textura del suelo varió de arena franca (7% de arcilla) a franco arenoso con 17% de arcilla (Arévalo, 1991).

El crecimiento en altura fue más rápido en el suelo de textura franco arenoso que en la arena franca, para cualquiera de las especies. El crecimiento en altura de la guaba, fue casi exponencial durante los dos primeros cinco años, pero decreció después. Tanto el pijuayo como el tornillo mostraron tendencias similares. Después de cinco años del trasplante, las diferencias en altura entre las especies en los dos tipos de suelos desaparecieron, probablemente debido a la competencia por luz, agua y nutrientes, con las demás especies dentro del sistema.

El crecimiento en diámetro de las guabas, excedió grandemente a aquéllas del pijuayo, el cual fue cerca del doble del tornillo. Entre las especies, las diferencias en diámetro debido a la textura del suelo fueron más pequeñas, siendo mayores en el suelo franco arenoso que en la arena franca. El crecimiento en diámetro del tornillo fue bastante lento, sin importar el tipo de textura del suelo. Trabajos similares en la selva baja indican que el incremento anual del diámetro es de un cm/año a partir del quinto año.

El establecimiento de este sistema se inició con una rotación de cultivos de bajos insumos (arroz-caupí) propuesta por Sánchez y Benites (1987), que equivale a 15 meses de cultivo. Esta rotación produjo un total de 4.46 y 5.57 t.grano/ha en la arena franca y en el franco arenoso respectivamente. Los bajos rendimientos en la arena franca se debieron, probablemente, a una fuerte deficiencia de Ca y K cambiables en el suelo y a la menor cantidad de agua disponible. En el franco arenoso los rendimientos fueron más altos pero disminuyeron con el tiempo, probablemente debido a una fuerte deficiencia de Ca cambiable y P disponible (Arévalo, 1991).

En cuanto a la producción de los árboles, la guaba inició su floración entre 1.5 a 1.75 años después del transplante (ADT) y la cosecha de frutos se realizó a dos ADT. La producción fue mayor en el suelo franco arenoso que en el de arena franca a través del 20 y 30 año. En el cuarto año no hubo producción debido a que las plantas fueron podadas al tercero. Al sexto y séptimo año se volvió a medir la producción. Para ambos, la producción fue mayor en el suelo de arena franca que en el franco arenoso, el cual sólo rindió el 50% de frutos en comparación con la arena franca. En el sexto año se midió la producción en toda la plantación (100% de los árboles); después de la cosecha el 50% de los árboles fueron raleados a 10 cm sobre el suelo, por lo tanto en el séptimo año la producción fue evaluada en el 50% de los árboles remanentes (Cuadro 21).

La capacidad de producir leña por parte de la guaba fue medido a 3, 6 y 7 ADT obteniéndose 53.5 y 20 m' de leña en la arena franca, mientras que en el franco arenoso fue de 85 y 32 M3, para los años 3, 6 y 7, respectivamente. La menor producción de leña para los años 6 y 7 estuvo relacionada a la menor cantidad de árboles podados (50%) comparado con el año 3, en donde se podaron el 100% de los árboles de guaba. Por otro lado, la mayor producción de leña en el franco arenoso, pudo ser debido a la mayor capacidad de retención de agua, a la menor pérdida de nutrientes Por lixiviación y a su relativa mayor concentración en el suelo.

La producción de arazá fue baja, comparada a un sistema de monocultivo, con una población mayor (850 a 1,111 plantas/ha), aun así los rendimientos obtenidos se consideran bastante aceptables y acordes con los requerimientos de un pequeño a mediano agricultor.

La producción de frutos de pijuayo del multiestrato fue comparado con la producción de un sistema de pijuayo en monocultivo (Cuadro 21). Para el primer año de producción comercial, los rendimientos del pijuayo en el multiestrato fue el 75 y 80% del monocultivo, para la arena franca y franca arenosa, respectivamente. Para el segundo año, los rendimientos del multiestrato fueron de 54 y 84%; mientras que para el tercer año de producción comercial fue de 59 y 46% con respecto al monocultivo, para la arena franca y franca arenosa, respectivamente.

La mayor producción en el monocultivo está asociada al mayor número de plantas de pijuayo por hectárea. En general, hubo una marcada disminución en los rendimientos para el segundo y tercer año de producción comercial. Esta reducción en la producción fue relacionada con la baja precipitación registrada para esos años; la cual fue de 1,900 y 1,417 mm, respectivamente. Además, sucede que, después de un año de buena producción, las reservas de las plantas están agotadas y esto afecta el desarrollo de las yemas florales en el año siguiente (Camacho, 1972; Pashanasi, 1991).

Semillero de Centrosema macrocarpum. Foto: Hemán Tello

Cuadro N° 21
Rendimientos obtenidos de las diferentes especies utilizadas en los sistemas MS y PM a través M tiempo, en relación al contenido de arcilla de la parte superficial (0 - 15 cm) del suelo. Yurimaguas.

 . ---------------------------------------------AÑOS---------------------------------------------------
SIST. ESPECIE
ARC
%

1

2
3
4
5
6

7

MS GUABA (U)
7
9500
29760
-
6850
-
12504
2673
  GUABA
17
12500
36080
-
6624
-
6464
1387
   
 
 
 
 
 
 
 
 
MS ARAZA (a)
7
-
0.9
1.87
2.64
0.5
-
-
  ARAZA
17
-
1.54
2.32
4.31
0.95
-
-
   
 
 
 
 
 
 
 
 
MS PIJ (T/ha)
7
-
-
-
-
11.2
5.6
7.2
  PIJ
17
-
-
-
-
9.4
7.9
5.2
   
 
 
 
 
 
 
 
 
PM PIJ (T/ha)
7
-
-
-
-
15
10.4
12.3
  PIJ
17
-
-
-
-
11.8
9.4
11.3

Fuente: Arévalo, 1991.

6. SISTEMAS SILVOPASTORILES

Las Plantas de pijuayo también tienen un gran potencial como componentes de un sistema silvopastoril, siempre y cuando estén asociadas con un pasto de buena calidad que soporte el pisoteo bajo sombra y que al mismo tiempo tenga la capacidad de fijar N atmosférico.

La leguminosa Centrosema macrocarpum fue evaluada en diferentes ensayos y se determinó que esta especie crece muy bien bajo sombra, tiene una buena producción de semilla, controla malezas y presenta habilidad para fijar N atmosférico.

En una plantación de pijuayo para la producción de fruto, que fue desmontada previamente con bulldozer, se sembró como pasto la leguminosa Centrosema macrocarpum. Se aplicaron 20 kg de P y K por hectárea para asegurar un buen establecimiento y persistencia del pasto. Dieciocho meses después de la siembra se inició el pastoreo, con una carga inicial de 3.3 cabezas/ha; pero a causa de la disminución de forraje disponible en la época seca, la carga animal se redujo a 2.3 cabezas/ha.

El sistema de pastoreo fue rotacional, con 14 días de pastoreo por 30 días de descanso, complementándose la alimentación con sales minerales, sal común, vitaminas y dosificación de los animales.

La Densidad Aparente (DA) del suelo varió con el tiempo. Los valores iniciales fueron altos, entre 1.4 a 1.7 gr/cc, pero después de 4.5 años de sembrado el pasto (Cuadro 22), estos valores decrecieron considerablemente, debido quizás a la proliferación superficial de las raicillas del pasto y de las plantas de pijuayo así como también al no pastoreo en el potrero control, sin carga animal. Es necesario conocer las variaciones en los valores de la DA a más largo tiempo, lo cual permitiría determinar la sostenibilidad del sistema a través del tiempo.

Cuadro Nº 22
Cambios en la densidad aparente en la capa superficial (010 cm) del suelo, a través del tiempo, en función a la carga animal. Yurimaguas.

Potrero
TIEMPO*
1
2
3
4
 
---------------------------------gr/cm3 --------------------------------------
I
1.65
1.38
1.44
1.44
II
1.41
1.35
1.42
1.33
III
1.4
1.26
1.3
1.3
Control
1.7
1.37
1.29
1.35

Fuente: Arévalo, 1991.

La ganancia de peso de los animales no difiere mucho del establecido en 1991 en los ensayos de pastoreo de asociaciones gramíneas leguminosas puras, el cual fue de 612 gr/animal/día. Por otro lado, la ganancia de peso por animal en este sistema es mucho mayor que en potreros donde el pasto es el Torourco puro. El incremento promedio después de cuatro años de pastoreo rotacional con ocho ciclos por año fue de 426, 513, 440, 464 gr/animal/día (Cuadro 23). Si la tendencia persistiera a través del tiempo, podríamos tener un sistema mucho más atractivo, económico y rentable para el agricultor de la zona.

Cuadro Nº 23
Incremento de peso vivo de toretes pastoreados en una asociación de pijuayo con Centrosema macrocarpum como pasto, durante ocho frecuencias de pastoreo. Yurimaguas.

Ciclo Pastoreo
Ganancia de Peso
año 1
año 2
año 3
año 4
 
------------------------------gr/animal/día--------------------------------
1
320
350
576
603
2
220
726
622
688
3
550
292
332
371
4
600
650
294
642
5
382
500
454
293
6
440
457
371
250
7
447
263
326
330
8
450
868
542
464
Promedio
426
513
440
464

Fuente: Arévalo, 1991.

Sistema Agrosilvopastoril. Foto: Antonio López

El actual Centro de Investigación Yurimaguas -ex Estación Experimental "San Ramón"- durante sus 25 años de trabajo ha generado importantes sistemas de producción agrícola, pecuaria y agroforestal, los cuales se aplican a los diferentes tipos de suelos y posiciones topográficas propias del paisaje geográfico de nuestra región; así como también para los diferentes tipos de agricultores: pequeños, medianos y grandes.

Debido a la falta de infraestructura, insumos, canales de comercialización y precios justos para los productos, los sistemas de producción de altos insumos con cultivos continuos y los de arroz bajo riego, por el momento, no son aplicables en nuestra región; pero sí tienen un gran potencial en la zona del Alto Huallaga, Huallaga Central y Alto Mayo.

Pero existe amplia diversidad de opciones generadas que pueden ser adoptadas por los agricultores. Una de ellas es la de los cultivos continuos con bajos insumos, pasturas asociadas del tipo gramínea-leguminosas y purmas mejoradas, entre otras.

Otras alternativas importantes se presentan con las diferentes tecnologías agroforestales siendo las principales los sistemas mixtos de producción (multiestratos); los sistemas agrosilvopastoriles; el enriquecimiento de purmas para acortar el período de barbecho de las tierras o los cultivos en callejones para controlar la erosión de los suelos en pendientes, debido a la presión por las tierras a que están siendo sometidos en estos últimos años.

La adopción por parte de los agricultores, de una o más de las tecnologías descritas, devendrá en una disminución de la tala indiscriminada del bosque tropical. Por lo tanto, con tecnología se puede dar un uso racional a los suelos de la selva y producir más alimentos; sin tecnología, el desarrollo agropecuario devendrá en grandes fracasos y daños al ecosistema.

- Cerco vivo de Erythrina sp. Foto: Julio Alegre

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